XIV

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                        Narra Jace

Tenía un rato siguiendo aquella luz, pero no sabía a donde lo llevaba, era un fastidio.

_Si esto continua así, me voy. Dió media vuelta y miró el cielo, Alce debía de estar en casa enfurecido.

_Tengo que disculparme. Asintió y comenco a caminar rumbo al instituto, necesitaba descansar.

La luz se había quedado estática al sentir que el chico se iba y poco a poco perdiéndose de nuevo entre las calles, casi parecía soltar un suspiro al ir desvaneciéndose, el destino ya había sido escrito, tal vez al principio ligeramente, sin embargo ahora, estaba escrito con tinta, una que no borraría.

Raziel miraba como Jace se iba desde un tejado, estaba en cunclillas sobre el borde, un reflejo fugaz de una sonrisa en sus labios, sabía que aquello era lo correcto, cuando noto como Jace se detenía y miraba de nuevo el cielo.

_¡Se lo que pasa!. Podía ver el respirar pesadamente desde donde estaba.

_¡Y sé que Alec acabará con esta guerra, pero no conmigo, sino con él, pero no me daré por vencido!. Bajo la mirada, a pesar de la distancia y del cabello del muchacho, pudo notar leves lágrimas en sus ojos, cayendo al suelo.

_Lo haré a mi manera. Hablo entre dientes.

El ángel asintió levantándose y desapareciendo. Después de todo Jace no era estúpido y sabía lo que era correcto, pero este juego aún no terminaba, el final podía ser cambiado.

_Todo estará bien. Susurro el ángel sonriendo más abiertamente.

                  Narra Sebastián

Sentia su pecho arder, nisiquiera sabía cuánto había corrido, pero no le importaba, si Alec estaba en peligro a causa de alguien mataría a cualquiera que le pusiera una mano encima... No, no le mataría, lo haría sufrir y rogar, le haría pedirle perdón a su Alce.

_¡Ngh!. Solo la idea de alguien pasando sus asquerosas manos sobre la piel Nivea de su ángel le hacía sentir un males tar en su estómago.

Nisiquiera sabia a donde tenía que  ir, solo corria lo más rápido posible, esperando un milagro que  lo llevará hasta donde estaba Alec,  una luz comenzó a formarse a unos metros  de el lo que hizo que se detuviera en seco, aquella cosa era algo blanca, con destellos dorados, le transmitía una sensación de confianza, sin embargo no bajo la guardia por cualquier ataque que esa cosa pudiera soltar. La luz comenzó a moverse, deteniéndose deteniéndose de vez en cuando para ¿Mirarle?, Tal vez quería que le siguiera, esa cosa le podría guiar.

_Si intentas algo te destruiré. Soltó con rabia, sus ojos aún brillaban peligrosamente.

La luz parecía aver aceptado su término pues se hecho a volar, seguida de cercas por Sebastián, que en ese momento parecía más un demonio que cualquier otra cosa, deseoso de la sangre de cualquier enemigo, anhelando poder escuchar los ruegos de una garganta sangrante.

_Ese niño da algo de miedo. Menciono el ángel estando en una esquina mirándole, había querido aparecer, pero lo que el chico pensaba le daba la sensación de que sería mejor no hacerlo.

Solo esperaba que Alec estuviera bien, o aquellas personas no contarían ni tres cuando sus cabezas salieran volando.

                         Narra Alec

Sentía algo de frío, le habían lanzado agua en el cuerpo, además de estar amorazado y vendado de los ojos, la cabeza ya casi no le dolía, pero aún permanecía el zumbido en sus oídos.

_Acabemos con él, nadie vendrá y solo perdemos nuestro tiempo. Un frío recorrió su columna al escuchar aquello.

_Espera, no seas estúpido. Aunque se sintiera algo aliviado de que estaría vivo por un momento más, no le quitaba el miedo que sentía al verse a sí mismo desprotegido contra quién sabe cuántos tipos.

Sabía que había al menos uno veinte hombres, toda de cierta manera mucho más altos que él y más pesados, escuchaba murmullos que le iniciaban que lo rodeaban, eso significa que había más de una entrada en donde estaba, pues si no fuera así, estaría acorralado contra una pared o algo, todos estaban armados, lograba identificar el sonido del acero afilandose, espadas o dagas, también había escuchado un click y algunas cosas tintinear ¿Un arma de fuego?, Si era así, definitivamente no tardaría mucho en morir, un solo disparo en el lugar correcto y todo estaría perdido.

_Vendra y en cuanto aparezca le acabaremos. Seguía sin entender a quien querían atraer, Jace tenía razón, para este punto ya debía de saberse sobre las marcas, y más d emisión mundo subterráneo debía de saber sobre ellas.

Trago duro al escuchar unos quejidos y el.silencio sepulcral dentro de aquella habitación, nadie parecía querer respirar, se sentía el ambiente tenso y alguno que otro quejido afuera, sabía que aun estaban muchos de ellos dentro de aquel lugar, sus pisadas lo demostraban.

_¿Qué rayos pasa afuera?. Volvían a susurrar casi temiendo que lo que estaba afuera entrara al escucharlos.

Por Raziel que fuera alguien que le viniera a sacar de allí, quería salir con vida de este lugar, hablar con Sebastián. La sola idea del chico demonio llorando por su muerte le achico el corazón, no quería que sufriera, no quería dejarlo solo, sencillamente quería que quien entrara por esa puerta fuera él, para abrazarlo y decirle que todo estaría bien, que nadie lo separarían de él. Unas pisadas afuera hicieron que más murmullos dentro de escucharán, órdenes simples, alguien le tome del brazo y le hizo levantarse, eso logro marear lo, sentía el frio del metal en su garganta, era una daga, entonces el sería el rehén.

_No saldran con vida ustedes dos. La voz de ese hombre en su cuello le causó nauseas.

_Esta por entrar. Un golpe sobre la puerta le hizo sonreír, Sebastián le salvaría.

Otro golpe más detrás de ellos hizo que quien lo tenía sujeto se girará, casi haciendo le caer.

_¡¿Quien mierda es?!

                             •    •    • 

¿Quien será, quien llegué primero a nuestro lindo Alec?

¡Él es MÍO!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora