CAPÍTULO 20

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En cuanto deslizaron la tarjeta por la ranura y la puerta se abrió, Kyuhyun
atrajo a Sungmin por su cuello y le devoró la boca con ferocidad. En un santiamén, las ropas volaron por los aires y, como si continuaran danzando, se aproximaron a la gran cama que reinaba en la habitación.
Kyuhyun no podía apartar los ojos de Sungmin, ni siquiera hizo un paneo por el cuarto que debía haberle costado al castaño una fortuna por una sola noche.
Empujó a Min y cayó sobre el colchón. Kyuhyun se relamió los labios y dejó
que sus ojos vagaran por ese cuerpo que no tenía ni una curva suave, sino que estaba esculpido en líneas duras. Se le antojó lo más deseable que pudiera existir sobre la faz de la Tierra. La boca se le hizo agua como ninguna fémina había logrado antes y el corazón le retumbaba alocadamente.
Centró la mirada en la erección de Sungmin y se le atascó la respiración. Su mente divagó a acciones que jamás se hubiera ni siquiera permitido pensar, pero que ansiaba iniciarse en ellas con Sungmin y solo con él.

—Quiero probarte —anunció con una voz que no parecía la suya, tan ronca
y baja, cargada de una excitación indescriptible.

Min no ocultó la sorpresa en sus facciones, y Kyuhyun percibió el deseo y anhelo que inundaron esos dos ojos que llameaban como lava dorada.

—Sí —gruñó Min y apartó aún más las rodillas para darle mejor acceso a
su entrepierna.

Kyuhyun se dejó caer sobre sus rodillas en el suelo y posó las manos en los muslos de Sungmin.
Debajo de sus palmas sentía el vello erizado del hombre, alzó la vista al torso que se agitaba por la respiración entrecortada y siguió hasta posarla en su rostro. Min tenía la mirada fija en él, expectante de lo que fuera a hacer. Él mismo tenía la sangre corriendo por sus venas y el corazón batallándole dentro del pecho ante la incertidumbre y la adrenalina.

Cuando se centró en la erección que descansaba sobre el bajo abdomen de
Min, su mente se aclaró y un deseo sin igual lo envolvió. Se inclinó y deslizó
la lengua desde la base del pene hasta su punta. Sungmin dejó escapar un profundo jadeo y sus manos se cerraron sobre el edredón blanco. Kyuhyun volvió a repetir la acción y cuando su boca se cerró sobre la punta del miembro, Sungmin formó
un semicírculo y gruñó con tal intensidad que la erección de Kyuhyun se agitó.
Nunca hubiera pensado que tener un pene en su boca podría ser tan
excitante. Se corrigió al instante. Tener el pene de Sungmin en su boca era un evento memorable y sin precedente. Tomó a Min por las caderas, estabilizándolo contra el lecho, y se metió su virilidad todo lo que pudo dentro de la boca. Comenzó una ligera succión, dejando que su lengua lo acariciara en su longitud, para volverlo a cubrir por entero.
Una mano se posó en su cabeza y acompañó sus movimientos de succión, Min enredó los dedos en su
cabello y no hacía más que corcovear la espalda y gemir ante cada lengüetada.
Kyuhyun contempló el estado de pleno goce de Sungmin y una sensación de poder lo atravesó al saberse la causa.

—Basta, Kyu. Ven aquí conmigo.

Kyuhyun  gateó hasta posicionarse encima de Sungmin y enlazó su lengua con la del castaño.

—Me encanta sentir mi sabor en tu boca —murmuró Min.

—Me encanta tu sabor en mí —afirmó Kyuhyun y lengüeteó el cuello de Sungminmientras este enterraba las manos en su cabello y lo atraía más cerca de su cuerpo—. Quiero hacerte el amor —Ambos se quedaron estupefactos por unos segundos. La frase fue dicha tan bajo que Kyuhyun en un principio había dudado que lo hubiera verbalizado en voz alta, pero definitivamente lo había hecho.
Min lo aferró de la barbilla y dirigió su rostro hasta que quedara a escasos
centímetros del suyo.

—No hay nada que deseara más —declaró en un tono ronco y ahogado.

—Bien, sobre tus rodillas y agárrate del cabecero.

A TU LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora