CAPÍTULO 13

944 94 5
                                    

No había tenido noticias de Kyuhyun en días. Se había marchado de su
apartamento con la promesa de que lo que hubieran compartido se mantendría en secreto. Sin embargo, el que el abogado no aceptara continuar con lo que fuera que se abría para ellos lo aterraba. Un nudo se le formaba en las entrañas ante la posibilidad de que no volviera a él. No tendría que haberlo dejado marchar. No era como si fuera a secuestrarlo, tan solo… Tan solo, ¿qué? ¿Atarlo a la cama y enseñarle lo que podría hacerle sentir dentro de su pecho?
Con aquellos atribulados pensamientos que no le habían dado tregua desde la última vez que lo viera, Min se encaminó hacia el estacionamiento donde se hallaba su vehículo.
En cuanto lo vio, presionó el botón de seguridad en su llavero y escuchó el bip que anunciaba que la alarma se había desactivado y las trabas se hallaban abiertas.
Apoyó la palma sobre la puerta y, antes de que pudiera abrirla, alguien lo aferró del brazo y lo giró.
Sungmin ya estaba listo para defenderse de su presunto agresor, pero el rostro que se encontró frente al suyo hizo que cada razonamiento desapareciera y que su corazón se detuviera para luego comenzar a latir con frenesí. Tuvo que recordarse respirar y contenerse de tomar a Kyuhyun entre sus brazos. Más aún
cuando distinguió la expresión angustiada en el hombre.

—No pude.

—No pudiste, ¿qué, Kyu? —Min acarició una de las mejillas de Kyuhyun y su mano se demoró allí.

—Lo intenté y no pude mantenerme alejado. Es más fuerte que yo —
murmuró—. No quiero esto.

—Lo sé. Ven, ya estoy aquí, Kyu.

Kyuhyun se zambulló en sus brazos como si fuera un lugar de reaseguro, la contención que precisaba para todas aquellas emociones que no podía verbalizar y mucho menos manejar. ¿Cómo es que había caído tan profundo por este hombre? Min no lograba comprenderlo. Kyuhyun vivía en constante tensión, no dejaba salir los sentimientos a la luz y odiaba el hecho de sentirse atraído por él. Ah, pero el tener a Kyuhyun aferrado a su torso era la sensación más divina que había alguna vez experimentado. Parecía amoldarse a la perfección, como si fuera el lugar al que el abogado pertenecía.

—Me haré cargo de todo, Kyuhyun. No temas —lo consoló y lo contuvo
mientras le pasaba la palma por el cabello corto.

—Cuento con eso, porque yo estoy a la deriva.

Las palabras murmuradas contra su cuello lo enternecieron. Sabía cuánto le habría costado a Kyuhyun el venir a buscarlo y más aún verbalizar la
incertidumbre que lo abrumaba. Se separó un tanto de él y conectó sus
miradas. ¡Mierda que era precioso con aquellos ojos profundos y sus rasgos marcados! No podía pedir hombre más perfecto. Lo tomó del brazo y le abrió la puerta de su automóvil. Una vez que Kyuhyun se acomodó en el asiento del acompañante, Min rodeó el vehículo y se sentó detrás del volante para
salir de allí en a los pocos segundos. No le daría ni tiempo a razonar la acción que había realizado, no quería que Kyuhyun diera marcha atrás.
Lo tenía allí, a su lado y sacaría todo el provecho que pudiera del limitado periodo que le restaba junto al abogado.
Porque Sungmin no se engañaba, lo que fuera que comenzaba entre ellos tenía la palabra «fin» bien escrita.

********************

Ryeowook entró decidido al despacho de Yesung antes del horario de cierre. Hacía días que solo intercambiaban el mínimo indispensable de palabras, pero sí sus sospechas eran ciertas, algo deberían hacer y no podía recurrir a nadie más.
Además, Yesung aún era su novio. ¿Aún? ¿Era que su mente pensaba en que ya no lo fuera? El corazón se le oprimió. ¡Claro que no! Su vida no sería tal sin Yesung en ella. «¿Y sin hijos?»,le gritó su cerebro traicionero. No, no concebía el que resignara su deseo de ser padre, y ese deseo solo se despertaba si lo compartía con Yesung. Debía focalizarse, esto era por Heechyl, sus problemas podían esperar. Por ahora.

A TU LADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora