"EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA"

CAPITULO VIII: La marea del dragón

A lo lejos escucho ruidos extraños y personas hablando,no es razón suficiente para despertar, estamos en medio del mar, en un barco grande y a mi parecer muy seguro, nada de que preocuparse ¿verdad?

Eso pensaba hasta que el calor me despertó.

- ¡Ah!- Grite al sentir como mi brazo se rostizaba. El fuego rodea el lugar, las llamas lo cubren todo, mire a mi alrededor, no hay nadie ahí, un soporte de la habitación se derrumbó. Me puse de pie, estoy en shock, no sé qué hacer.

- ¡Hiccup, tienes que salir de aquí! - Me grita Patapez desde la entrada. Por un momento pienso que solo es un sueño, uno de los malos.

-Vamos Hiccup, piensa en algo para salir de este acalorado aprieto. - Me dije a mi mismo, solo quería esperar a que todo lo malo desapareciera de la nada, así como de niño, cuando mi padre tenía que resolver estragos en la aldea y me decía que me quedara a salvo en casa, yo me escondía bajo las sabanas imaginando que nada podría atravesar esa defensa tan extraordinaria.
Los gritos me trajeron de vuelta a mi situación actual, y se preguntarán ¿Qué plan llevó acabó nuestro héroe? Bueno, en realidad me cubrí con la sábana y fui corriendo en dirección a la salida, una vez fuera me quite la sábana, está se estaba incendiando y yo estaba enteró, bueno apagué una llama de mi pierna, pero salí enteró.

 ¿Cuál fue mi sorpresa al salir? Si... A fuera también se incendiaba el lugar. - Grandioso- Astrid y los gemelos trataban de apagar el fuego con el agua del mar que era acarreada gracias a unas pequeñas cubetas, pero eso no sería suficiente para terminar con el fuego.

- ¿Qué esta pasando?-Pregunte a Astrid.
-¡Hay un Dragón!
-¿Dragón?- Busque, pero al ver el cielo no encontré nada, tal vez solo sea una mala broma que se salio de control, me acerqué a Patán y Patapez. - ¿Y el dragón?

-Si lo supiéramos ya lo hubiéramos derribado de un golpe  - patepez lo dijo tan rápido que apenas logre entenderlo, hasta que una bola de fuego salio de la nada del cielo creando un gran orificio en el barco, apenas logre ver una sombra que se movía en la oscuridad, yo estaba sorprendido, no creía lo que estaba pasando.

-¿Qué no estaban extintos? - alzo los brazos al cielo.

-Pues, díselo tú, haber que te dice al respecto - Patan tan lindo como siempre. Un dragón... esto es asombroso, y si, eso fue sarcasmo.

-¿Y Dondé esta Johann?- Espero que alguien responda

- En el timón! - Me acerco a johann.

-Joven Hiccup, lamento los inconvenientes del viaje, no esperaba esto. 

-Nadie lo esperaba Johann, tienes botes extras para emergencias?

-Lamento decir que los vendí hace unos días por un buen precio, es lamentable que posiblemente ya no disfrutaré de las ganancias. Creo que solo tenemos dos opciones...

-Derribar al dragón, o que el nos derribe a nosotros... - Trato de pensar en una solución, y... nada se me viene a al mente. - ¿Tienes más armas en el barco?

-Bueno, en el sótano hay varias, pero lamento decir que no podrías cargarlas... aunque, tengo una linda ballesta en mi camarote, algunos rumores dicen que fue tallada por las mismas diosas del Valhalla, es muy cara, trata de no arruinarla por que si salimos vivos de aquí no seré muy amable contigo. ¿Lo entiende joven Hiccup?

-Gracias por la información Johann- Trato de salvarle la vida y me dice eso? Bueno... supongo que tiene sus prioridades, entro al camarote de Johann y definitivamente la ballesta es deslumbrante, lamentablemente solo tiene dos flechas. Salgo del lugar y trato de buscar al dragón en el cielo, creo haberlo visto moverse entre las sombras, así que preparo una flecha, colocándola en la ballesta con dificultad, es más complicado de lo que parece, creo que estoy temblando, recargo la ballesta en el suelo para apoyarme de mis dos manos y colocar la flecha entre la cuerda. Llevo el arma a mi delgado hombro, siento que me romperá por el peso, me maldigo por no completar el entrenamiento de guerra a los diez y por escaparme siempre de mi padre, si salgo vivo de esto... no cambiare nada. 

Logro ver una luz incandescente, es el dragón, me relajo un poco y no le quito mis ojos de encima, cuando el dispara, yo también lo hago, el impacto me saca volando, el dragón sale ileso y yo casi soy rostizado. Me pongo de cunclillas, con una pierna enfrente formando un angulo de noventa grados y la otra atrás con la rodilla rozando la madera. Tal vez así la fuerza del arma no me saque disparando y la flecha no se desvíe otra vez, tengo que predecir los movimientos de esa cosa o hundirme en el fondo del mar, y a esta hora el agua debe estar helada. Concéntrate Hiccup, me doy palabras de aliento, respiro profundo, y observo...

Las estrellas invaden el cielo, al igual que nuestro indeseable invitado. Trato de cubrir la mayor cantidad de terreno con mi visión periférica. El dragón vuelve a crear una chispa azul. "TE TENGO" No espero mucho y lanzo la flecha, el dragón lanza una bola de fuego que derriba la vela del barco y a su paso, también a nosotros, nos hundimos en el agua, somos sumergidos por el mar, siento como el agua me invade, busco a los demás, tampoco saben que hacer. Lo siguiente que recuerdo es estar bajo el agua, veo a mis amigos y siento que algo me golpea la cabeza, es mi último recuerdo antes de quedarme inconsciente.

Estoy en mi casa, en mi habitación, pero no siento como si fuera tal. Me siento demasiado ligero, me levanto de la cama para ir al piso de abajo, las escales rechinan con cada paso lento que doy, la hoguera esta encendida pero no hay nadie. Suspiro y agradezco por no encontrarme a mi papá. Sé que es de día, algo de luz pasa por debajo de la puerta. Quiero salir, pero sé que me encontraré a mi papá y no quiero escuchar sus gritos ahora, aunque me preocupa no saber nada de las personas que me acompañaban en mi travesía.
Respiró profundo y cuando menos me doy cuenta estoy afuera, es sol está en su máximo esplendor, espero encontrar gente caminando, no hay nadie.

¿Me he perdido de algo? ¿A caso es el día de esconderse de Hiccup? Camino hacia el gran salón esperando encontrar a alguien, me resulta fácil abrir esa gran puerta, eso es extraño, nunca puedo abrirla solo. ¿A caso regresé con super fuerza otorgada por Odín? No lo creo.

En el fondo del salón hay alguien. Está de espaldas.

- ¿Disculpa, has visto a mi papá?- La persona solo se remueve en su lugar. - y... ¿Sabes dónde está todo el mundo?
- ¿A quien te refieres con todo el mundo?- La voz de aquel hombre era profunda.
- Los aldeanos, las personas que viven en este lugar. -Respondo, tratando de obtener alguna clase de respuesta.
- Te equivocas, ya nadie vive aquí. - No estoy convencido.
- y... ¿Sabes a dónde se fueron?
- Un lugar del que nadie regresa.  - Un escalofrió comienza a recorrer mi espalda.
-  ¿Sabes dónde están mis amigos? - Retrocedo unos pasos.
- Tú no tienes amigos.
- ¿Quién eres tú? -Escucho una sutil risa.
- No quieres saber... Eso no importa.
- Quiero saber que está pasando.
- Las respuestas no las tengo yo, sino tú.
-¿Qué haces aquí?
- Tengo que darte un mensaje...
- ¿Cuál? ¿De quién? - Tengo miedo de la respuesta.
- Del dios del trueno.
- ¿Qué quiere el dios del trueno de mi?
- Más bien, qué quieres tú de el? - No estoy entendiendo nada.
- Espera... Eso que..
- Cuida de su hijo.
- ¿Tengo que ser niñera? -No pude evitar decir eso. 
- No, tienes que cuidar del hijo maldito del dios del trueno.
- ¿Quién es?
- Tú lo sabes. - En realidad no sabia. 

-¿En serio?- La persona todo el tiempo estuvo dándome la espalda pero esta vez se voltio un poco dejándome ver sus ojos, eran grandes y de un azul oscuro con estrellas. Nunca había visto algo así.

-Sí, tu estas tan maldito como el.- Me da una ultima sonrisa y todo se vuelve oscuro de nuevo.