"EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA"

CAPITULO IX: La cría maldita

Desperté con un dolor indecible palpitando en mi cabeza, me sentía cansado y me costaba el estar consciente. Por momentos parecía que me desplomaría mientras caminaba por la costa. Tenía la esperanza de encontrar a alguien, pero solo me topé con un montón de arena sobre los restos del barco de Johann.

No siento mis pies al caminar, así que no me percato de cuando tropiezo con un pedazo de madera hasta que me encuentro con la arena en mi cara, la arena está caliente y me lastima al tacto, pero no quiero levantarme a pesar del dolor, el sufrimiento físico no se compara con el emocional, es como si quisiera reemplazar mi dolor con otro.

Solo observo lo que está frente a mí; las olas están chocando, hay gaviotas sobrevolando el lugar y huele a mar, no huele a pescado podrido ni a viejos roñosos como en los puertos, aquellos que serían bellísimos, sin comerciantes ni cuerpos arrojados al agua al mediodía, cuando todos están atentos a lo que pasa, pero a nadie le importa. Yo creo que es la presencia del hombre la que arruina la belleza, estamos condenados a la entropía.

Maldito sea el hombre, lo quiere todo; oro, tierras, mujeres, poder. ¿Y para que? Para hacer nada. Podría tenerlo todo, pero no sabría que hacer; es mejor no tener nada, para hacerlo todo.

Me es inevitable preguntar; Alvin, ¿Solo quiere el poder por arrogancia?¿Es tan miserable de mente y alma?

Tantas muertes, tanta injusticia, pobreza y sufrimiento para llenar su vacío insaciable. Que mal esta la humanidad para dejarse manipular por un hombre perdido, pero más perdidos están quienes le siguen y creen que esta vida es la adecuada. "Quien piensa de manera tan egoísta no merece la felicidad". Eso es lo que decía Estoico, el jefe de los gamberros peludos. ¡Oh! mi padre, ¿que me diría ahora? - Hiccup, no puedes escapar y perderte en una isla. Sus posibles reprimendas martillean mi cabeza.

Ya esta atardeciendo.

ASTRID

Aún no soy tan fuerte. Nunca lo he sido, y no se si lo seré

Quiero vomitar, pero no hay nada que regresar, solo agua. Lo que es del mar, al mar.

Mi estómago gruñe, aunque no sé si es por hambre o por el inesperado viaje bajo el agua. En cualquier caso, es mejor comer, lo peor que podría pasar es que termine vomitando mis entrañas.

Cuando me levanto me percato del dolor en mi cuerpo, como si cien Jacks hubieran pasado sobre mí la noche anterior. Pero en realidad fue un dragón, su fuego y la destrucción que causó y mucha agua como un bonus. Ya no quiero caminar, podria estar aqui acostada sobre la arena durante días hasta que el dolor desaparezca por sí solo, pero no quiero esperar tanto, no sé cuánto tiempo he estado inconsciente, minutos, horas, días... ¿Cómo saberlo? Podría guiarme por la luna, pero tendré que esperar hasta que anochezca, y para eso faltan muchas horas.

Me levanto con pesadez, y por primera vez observo lo que me rodea, pedazos de madera y creo que hay una caja, me acerco para asegurarme de lo que veo, me ilusiono al confirmar lo que he visto. No dudó en abrirla para saber que hay adentro, con suerte habrá comida o un mapa... Cuando veo confirmo que me he equivocado, pero no me desilusionó, he encontrado algo mucho mejor. Encontré una linda hacha, es perfecta.

Me alejo de la costa, en busca de algo para comer y tal vez encontrar un lugar para pasar la noche.

PATAPEZ

Odio las pesadillas, son horribles y asustan mucho.

Esta vez mi imaginación me ha engañado. Según algunos chamanes los sueños son recreaciones de lo que vemos en el día, pero sinceramente no recuerdo haber visto antes un dragón negro atacando un barco, aunque puede ser que lo haya visto en algún libro antiguo o incluso en un cuento de hadas. Si, seguramente fue eso. Lo que significa: no hubo dragón, ni barco hundiéndose, ni personas ahogadas. Todo está bien, y cuando abra los ojos estaré en la cama, dentro de uno de los cuartos del navío de Johan. Vamos Patapez, abre los ojos, no tengas miedo en comprobar que tienes razón.