"EL CABALLERO DE LA ARMADURA OXIDADA"

CAPÍTULO V: Alvin no suena tan mal.

El pasto que rodeaba los escombros era abundante.

- Díganme que no es cierto.
- Hiccup, tendremos que conseguir los caballos en otro lado. - Patapez estaba igual o incluso más sorprendido que yo.

Es raro ver tanta vegetación y en medio de esta encontrar polvo negro, huesos, miseria, terror, miedo...

- En definitiva, esto huele a Alvin. - Brutacio respira profundo.

- ¿Qué vamos a hacer ahora? - Patán iba a colapsar, tengo que implementar otro plan antes de que todo se descontrole

Después de caminar hasta el atardecer, llegamos a una pequeña aldea, donde se percibe un ambiente un tanto... sombrío.

- Hiccup, no creo que aquí encontremos caballos. - Patapez esta temblando.

- El gordito tiene razón, se ve que aquí no hay ni un alma. - Bocón señala el lugar.

- Busquemos alguna taberna. 

- No creo que sea buen momento para beber... - Astrid se ve algo enojada.

- No quiero tomar, las aldeas tienen tabernas, y si hay tabernas hay hombres que pueden orientarnos. - Digo inocente. - lo mejor sera dividirnos, Patan, Astrid, vayan al sur, Brutacio y brutilda al este, Bocón en la taberna, Patapez y yo estaremos en el centro. Pregunten sobre venta de caballos y si pueden, recluten hombres. - Todos asienten y nos separamos.

Patapez y yo nos adentramos a la aldea, nos dirigimos a algún lugar más concurrido, visualizando el tipo de construcciones, casas de madera, algunos edificios de piedra, niños corriendo por el lugar, todo se veía bien, no había señales de los caballeros de Alvin, pero no por eso debíamos de bajar la guardia, conforme más avanzamos más miseria encontramos, llegamos al centro del pueblo, había una fuente y varios vendedores al rededor de ella, antes de hacer algo decidimos revisar el lugar, no queríamos toparnos con los soldados de Alvin. 
Observamos que había uno que entraba a un prostíbulo, así que no nos preocupó, decidimos subir a la fuente y llamar la atención de los presentes.

- ¡Buenas tardes! Sean todos glorificados por las bendiciones de los dioses - Era evidente el desinterés de las personas. - No vengo a hablar en nombre del tirano que se hace llamar "REY", vengo a hablar en nombre de todos aquellos inconformes que quieren un mundo justo, lleno de oportunidades para todos, quiero regresarles su esperanza, sus sueños, su confianza y su valor de defender a su familia. - Pocos prestaron atención - Vengo por soldados que quieran derrocar a Alvin - dije esto último y todos prestaron atención dirigiéndome miradas acusadoras, no me lo decían con palabras, pero lo hacían con sus miradas, miradas llenas de miedo, miradas que me decían que estaba demente, que no era una buena idea, que llevaría conmigo a todo aquel que oyera mis palabras a una muerte segura, me decían que estaba condenado por el sólo hecho de pensar en un mejor futuro. - Se que suena descabellado pero...

- ¿suena? ¡Es una locura! - Grito un hombre desde la multitud que se juntaba.

- he viajado largas distancias en busca de personas que busquen un cambió.

- Las personas quieren un cambió... pero no el de cambiar la vida a muerte.

- Si nos unimos nadie mas tendrá que morir - Veo la duda en sus rostros. - Entre más personas se unan, más probabilidades tendremos.

-Tú, no conoces la guerra, no la has vivido, no has tenido que ver como es que tus compañeros, amigos y familiares muere ante tus ojos... no lo sabes. No vengas a pedirnos que vallamos a la batalla a morir por el capricho de un niño. - Aquel señor mayor tenia algo de razón, yo no conocía la guerra, jamas la había vivido, pero si es tan horrible como dicen ... no los culpo por elegir quedarse en casa, a pesar de las injusticias que se cometen.