Las Cartas de un hada

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Pov narrador

Un chico de largos cabellos rojizos como el sol y hermosas alas. Estaba frente a una tumba, desgastada y descuidada, sin ninguna cosa de valor en ella. El chico con una carta en mano.

—hana... te sigo extrañando... pero creo que ya acepte tu muerte... los mandamientos nos hemos separado, para poder tener mas territorio... yo estoy con Drole-kun... y haremos un concurso.... Adiós... hana-chan —dicho esto último el chico dejo la carta, junto a otras que ya había llevado antes, Después volo lejos de aquel lugar, algunas lágrimas se escapaban de sus mejillas.

La carta, con nostalgia y algunas mascara de lágrimas decía, con estas mismas palabras:

Hana...
¿recuerdas cuando nos conocimos?...
....
Tu estabas con los demonios, nos atacaste... aunque parecías confundida....

Las hadas te capturamos... ellas querian matarte... hacerte pagar por las muertes de nuestros camaradas...
Yo no los deje...
Cuando dije que no.
Tú estabas confundida...

Yo me hice cargo de ti, evité que te matarán muchas veces...

Después de un tiempo, tu dejaste de ser esa alma oscura que conocía... empezaste a luchar con nosotros...

Las hadas y gigantes ya te habíamos aceptado como una más.

Eras muy graciosa, lograbas hacernos reír, incluso en el campo de batalla..

Aún recuerdo tus alas... hermosas alas de color azul, casi transparentes... eras capaz de controlar la lluvia...

Nos podías sanar con ella o herir a tus enemigos...

Extraño luchar a tu lado, ver tu sonrisa... reír con tus bromas... extraño absolutamente todo de ti... incluso tus errores o lo grosera que podías llegar a ser...

O como lograbas hacerme sonrojar hasta las orejas con unas simples palabras...

Hana... se que jamás nadie podra reemplazarte... y que jamás volveré a enamorarme...

¡he incluso si me vuelvo a enamorar ten por seguro que jamás te olvidaré!

Y jamás dejare de amarte...

Tu fuiste lo mejor que me pudo haber pasado en esta vida...

La carta termino y una chica desde la sombras observaba a alguien, que apenas y se podía ver.

—gracias por venir a verme... Gloxinia-kun... — y dicho eso desapareció de la vista y volvió al lugar donde ella debía descansar eternamente.

Ella podía ir al mundo de los vivos, por no podía separarse de su tumba... si lo hacia desaparecería para siempre.

Gloxinia desde la lejanía volteo, él había sentido la inmensa necesidad de voltear, como si alguien le llamara.

Que mal que nadie la pudiera ver o sentir... por lo menos nadie que estuviera vivo.