Así era el antes...
Harry J. Potter Evans era un joven de 25 años, un prodigio en todo sentido era apuesto con sus ojos verde esmeralda, el cabello negro alborotado, con una estatura de casi 1.90 m, la piel morena y ese cuerpo bien trabajado gracias al entrenamiento policial que se vio sometido desde los 15 años, era un detective de renombre no había criminal que se le pudiera escapar, tenia la inteligencia y la intuición, pero sobre todo la valentía a la hora de atrapar a homicidas y criminales.
Todas sus mañanas comenzaban igual. En un pequeño departamento de uno de los tantos recintos de la gran manzana acostado en su pequeña cama individual, con solo lo indispensable desde el closet hasta la diminuta regadera, una pequeña cocina y una sala de estar, sin duda el departamento de un soltero. Despertaba a las 6 de la mañana, se ponía su ropa deportiva y salía a correr por las calles, regresaba exactamente 45 minutos después, se daba una ducha desayunaba un pan y un café y se iba rumbo al trabajo en el carro deportivo negro que había conseguido por ser el mejor detective del año. En el trabajo todo era maravillas, tenia a su fiel amigo Ronald Weasley un pelirrojo, alto y pecoso, y su casi hermana Hermione Granger una castaña de piel blanca y de carácter fuerte, ambos eran detectives, aunque de campos separados, Ron y Harry eran homicidios y Hermione era de servicios sociales. Pasaba la gran parte de la mañana haciendo sus reportes hasta que aparecía algo, ya sea un robo que termino en tragedia o unos de los tantos contrabandistas de drogas que se querían pasar de listos. Cuando eso pasa Harry salía a la aventura, lleno de adrenalina se lanzaba tras los malos, era experto en artes marciales y defensa personal por eso casi nunca nadie se le escapaba.
Así es el ahora...
Un hombre de 25 años que apenas había dormido, estaba recostado en lo que parecía una pequeña alfombra, en su cara debajo de esos hermoso ojos verdes se podían apreciar unas ojeras pronunciadas, en su mentón se veía una barba de varios días, su camisa blanca manchada de sustancias no identificadas, a su pantalón le faltaba un pedazo, estaba agotado, justo cerraba los ojos cuando un llanto fuerte lo hizo brincar, rápidamente se incorporo y fue a la fuente del sonido, en la única mesa que le hacia de comedor en su pequeño departamento estaba un portabebés y en el un pequeño infante que lloraba desesperado. Harry lo tomo en brazos rápidamente y le miro con suplica, pero el pequeño solo lloro aún más fuerte.
— ¿Qué es lo que pasa? – le pregunto con angustia y con la voz quebrada, no hace mas de media hora que había logrado que el niño se calmara y ahora volvía a llorar
El bebe simplemente no dejaba de llorar, y él le quería hacer compañía, decidió mecerlo a ver si eso funcionaba, y no lo hizo, le checo el pañal y nada, estaba desesperado hasta que recordó el bolso que le habían dado, rápidamente dejo al bebe en su silla y fue por la maleta que estaba en la cocina, y paro en seco.
— Y... ¿ahora qué? —se preguntó viendo el bote de leche en polvo, las mamilas y los chupones – no creo que sea difícil
Se animo a sí mismo e hizo lo que pensó era lo ideal, puso a calentar agua en un traste, tomo el bote de leche y lo abrió haciendo que una gran nube se levantara con la tapa, ocasionarle que tosiera y estornudara y eso provoco que dejara caer el bote haciendo que todo el polvo quedara en el suelo de la cocina. La mirada verde vio con horror que el preciado alimento, el cual tal vez hiciera que el pequeño infante dejara de llorar, quedaba inservible para su consumo.
— ¡Noooo!—se llevo las manos a la cabeza—no entres en pánico, no entres en pánico –se repetía una y otra vez—solo tienes que ir a comprar más...
Se apresuro a tomar al bebe con todo y silla, se encamino a la salida tomando las llaves de su casa y auto, no le tomo mucho llegar al garaje y como pudo acomodo al infante en el asiento de atrás, como no tenia una silla especializada puso los cinturones de seguridad alrededor del portabebés, tomo su lugar en el asiento del conductor y piso el acelerador, escuchando como el llanto del bebe se transformaba en una agradable y divertida risa, le miro por el retrovisor y tomo nota, tal vez le ayudaría después. Al termino de unos minutos llego al 24 hras, pues ya pasaba de la media noche, tomo de nuevo al bebe en brazos y entro. Se quedo parado pensando a donde dirigirse hasta que pasando pasillo por pasillo encontró lo que buscaba y de nueva cuenta se quedo pasmado, ahora tenia enfrente una gran variedad de formulas y para acabar con sus nervios él bebe volvió a llorar.
— Ya, ya – se escuchaba desesperado, ¿Cómo no se le ocurrió traerse el bote que tiro? A si al menos sabría de cual comprar. Una de las dependientas se le acerco con una sonrisa al ver al hombre tan indeciso.
— ¿puedo ayudarlo? – la jovencita de no más de 20 sonrió.
Y el estaba sumamente agradecido. Después de que la chica le explicara que formula le podía ayudar al niño de seis meses de edad, le ayudo a preparar el biberón (si termino comprando uno nuevo). Media hora después, llego a su departamento completamente agotado y con un niño dormido. Lo acomodo en su cama y el cayo al suelo, solo pensando en cómo cambiaba su vida.
Pero ¿Cómo había cambiado una vida llena de adrenalina por atrapar criminales a una en donde era padre soltero?
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My Little Baby
FanfictionUna sorpresiva paternidad le da una vuelta de 180° a uno de los mas grandes detectives de su generación. Actualización de portada, gracias a mi hermosa bakki ❤️