Febrero

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Febrero

Jas debe morir

Sábado 6 de febrero

11:00 Sonó el timbre. Mi madre estaba en el baño limpiando a Libby. Esto no es un bello espectáculo. Durante el fin de semana, mi madre lleva esos horribles pantalones que sólo usan las lesbianas o gente que se quedó congelada en los años 60. Libby cantaba "Tres osos en un saco, tres osos en un saco, mira como corren, mira como corren"... ("Tres Ratones Ciegos" para los dem{s).

Estaba feliz como un pollo en la basura, pero mi madre estaba completamente aturdida.

— ¿Quieres contestar, Georgia? Debe ser un constructor llamado Jem a quien llamé para que viniera a mirar la sala de estar. Dile que entre y hazle una taza de café mientras acabo con esto.

Al abrir la puerta, tuve una impresión de cabello rubio y pantalones vaqueros, pero enseguida escuché un griterío espantoso procedente del jardín de la casa de al lado.

La Vecina-de-al-Lado gritaba:

—¡Cógelo, cógelo!. Y corría por el jardín con una escoba. Pensé que Angus finalmente había atrapado al perro, pero cuando miré por encima de la valla vi que tenía una cosita marrón en la boca.

La Vecina-de-al-Lado me gritó:

— ¡Voy a llamar a la policía! Es el hámster de mi sobrina, lo estábamos cuidando. Y ahora esa, esa... COSA lo ha cogido.

Angus se quedó echado no muy lejos de allí. Le dije con mi voz más airada:

— Déjalo, déjalo, Angus.

Está adiestrado para obedecer mi voz, así que soltó al hámster. Caminé hasta allí para cogerlo, pero empezó a correr asustado. Después de haber caminado unos cuantos centímetros, Angus estiró su enorme pata que aterrizó en el trasero del animalito. Él se retorcía, Angus bostezó y retiró su pata. El hámster se escapó de nuevo y Angus se levantó con pereza y fue tras él. Lo volvió panza arriba, se sentó sobre él y cerró los ojos para echarse una siesta.

— Lo siento, a veces es muy molesto, pero sólo está jugando con el bicho — le dije a la Vecina-de-al-Lado, pero ella no fue nada comprensiva. Conseguí apartar a Angus de su coleguita de bromas tirándole de la cola. La vecina dijo que reclamaría ante cualquier autoridad. ¿Cuál será? ¿La comisaría de gatos?

Jem lo estaba mirando todo desde nuestra puerta. Tenía una sonrisa simpática que hacía arrugarse toda su cara.

— Es grande para ser un gato, ¿no? — me dijo.

Suspiré:

— Adelante, mi madre está en el cuarto de baño, saldrá en un minuto. — Jem entró en la sala y le di algo de mi café. Todavía es muy guapo para ser un tipo mayor.

Mamá entró deprisa con su peto de trabajo. Entonces vio a Jem, se puso rara y más roja todavía. Dejó escapar un "¡oh!" y simplemente salió de la habitación.

Miré a Jem y me encogí los hombros.

— ¿Ya estás estudiando para el GCSE? — me preguntó él (increíble, Jem pensó que tengo por lo menos dieciséis años... ja, ja, ja, ja, ja)...Solté un "oh" y en ese momento mi madre regresó con lápiz de labios y con ropa decente. Los dejé solos.

Domingo 7 de febrero

11:00 Me puse la minifalda y fui con Jas a caminar desde mi calle a la avenida principal. Queríamos ver cuántos coches con chicos nos tocaban bocina. ¡Diez!

(Estuvimos yendo y viniendo durante cuatro horas... Pero aún así, ¡diez son diez!)

Martes 22 de febrero

Mi gato Angus, el primer morreo y el plasta de mi padre.  Louise Rennison.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora