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No pude detenerlo, su sonrisa se dibujó en mi mente y perdí la fuerza en los pies, caí sobre mis rodillas y mis ojos se inundaron en lágrimas. Había presenciado un suicidio. Saqué mi celular y marqué al 911, me puse en pie y volví a correr hacia el puente, contestó la operadora

- Si conoce el número de interno, márquelo ahora...Si desea realizar una denuncia marque 1 ...Si – peeeeee, marqué el 1, nadie contestaba, en estos días de lluvia habían varios accidentes, estaba desesperada, el rio había crecido por las lluvias, buscaba y buscaba y no podía ver el cuerpo del joven.

- ¿Por qué lloras?! – una voz gritaba a lo lejos, seguí la voz y era él, el joven estaba sentado en la orilla del rio, había sangre en su pierna derecha y un corte en la frente.

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? El 911 no es un juego, estamos... colgué la llamada, mis ojos no podían creer lo que veían, no estaba muerto, pero si herido, un demente herido.

- Eres un idiota! – Grité con rabia e instintivamente le tiré con mi celular. ¿Por qué lo hice?

Esquivó mi lanzamiento y me miró fijamente por unos segundos, me asustó, en verdad me asustó, pero no podía apartar mi vista de él, entonces sonrió, y empezó a lanzar carcajadas tan fuertes que me asusté aún más.

- Hoy tampoco se pudo, nos volveremos a ver pronto – dijo mirando del puente hasta el rio, tomó mi celular y empezó a la caminata hacia el puente, hacia mí.

¿Por qué no podía moverme? Seguí con la vista cada uno de sus pasos hasta tenerlo frente a frente, era más alto que yo, y no podía negarlo, era guapo, pero atemorizante.

- Esto es tuyo – dijo acercando a mí el celular, la pantalla estaba arruinada, y ni qué decir del agua entrando y saliendo, noté sangre en su mano izquierda, tomé mi teléfono y me di la vuelta, lista para emprender mi viaje a casa...pero no pude dar un paso, pasaron segundos que para mí eran horas, mi mente se bloqueó, y ahí estaba él, de nuevo frente a mis ojos. - ¿Estas bien? – preguntó haciendo señas con sus manos...salí del trance en el que me encontraba y ordené mis palabras.

- Idiota – dije silenciosamente, de pronto empecé a levantar la voz - eres un idiota!, ¿Qué te pasa? ¿Sabes el susto que me metiste? ¿Estas borracho o drogado? ¿Es tu hobby lanzarte de cada puente que vez? – lo miré de nuevo y nuestros ojos se encontraron, mis palabras huyeron a Rumania con los dragones de Charlie Weasley.

- Auch, eso dolió más que la caída – dijo él.

¿En qué momento mi puño terminó en su rostro?, lo retiré inmediatamente y no pude evitar sentir lastima de la condición en la que se encontraba.

- Vamos al hospital, deben curarte esas heridas.

- No. No me conoces, ¿por qué te importa? – Noté en su voz que le dolía – Esto no es nada – dijo señalando la herida en su frente.

- No me importa – Lo dije en seco – entonces adiós. -Lo esquivé y empecé a caminar. Algo dentro de mí insistía en dar la vuelta yllevarlo a un hospital, pero negué con la cabeza y continué a paso firme. Lleguéa la esquina, y vi la farmacia de don Pepe, sin pensarlo giré, pero ya noestaba, miré a todos lados y no lo encontré. Solo deseaba que cure sus heridasy que no intente saltar nuevamente.    

Gota   A   GotaWhere stories live. Discover now