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Pasé la noche en la estación de autobuses, más bien está disponible toda la noche. No mentiré, pase mucho frío y me duele el cuerpo pues estaba sentada en una banqueta toda la noche.

No tenía ni un centavo en el bolsillo, tampoco el celular y aunque lo tuviera estaba roto. El único lugar al que quiero y puedo ir es al salón de Lau. Necesito hablar con alguien, tal vez la única persona en la que puedo confiar en estos momentos.

-Estas bromeando Nata?

-Te dije que ese no es mi nombre, deja de llamarme así! – el tono que usé no fue el apropiado pues al momento de repetir la historia me enojaba de nuevo y el nombre de Nataniel soló era una daga más en mi pecho, no quería enojarme con Laura pero lo hice.

-Oye tranquila, escucha si ese no es tu nombre como quieres que te llame? Eres Nataniel no importa lo que digan, para mí siempre serás Nata.

-Es que no lo entiendes? Ellos reemplazaron a su hija muerta conmigo, todo este tiempo viví una vida que no es mía, viví su vida – con las lágrimas en los ojos y con los puños apretados descargaba mi ira nuevamente en la persona equivocada.

-No es así, Nataniel es solo un nombre, pero tú...la vida que viviste es tuya, la llames Nataniel, Nata o papa podrida – esto último me robo una sonrisa – Acaso te impusieron lo que debías estudiar, lo que te gusta o lo que odias? NO, esas fueron decisiones tuyas, de la persona que está frente a mi independientemente de su nombre – tomo mis manos entre las suyas, eran cálidas. Ya no tenía control en mí y empecé a llorar nuevamente – Ey...ey... - esta vez tomó mi rostro y limpiaba mis lágrimas – te elegí a ti, te elegí como enemiga de infancia y mejor amiga para toda la vida – cerró sus palabras con un abrazo y le correspondí.

-Gracias Lau, eres lo único que tengo en estos momentos

-Yyyyyyy?– uso su típico tono picaresco apartándome de sus brazos, sabía lo que venía.

-Y?

-Ay no te hagas la mensa sabes de lo que hablo

-No tengo ni la más mínima idea – me puse de pie y me pare frente a uno de sus espejos fingiendo arreglar mi cabello y frotando mis ojos

-Te gusta? – tomó un cepillo y comenzó a peinar mi desastroso cabello

-Por supuesto que no me gusta, mira esta horrible, tengo ojeras, parezco drogada – quería evitar el tema porque no sabía la respuesta. Me jaló el pelo la desgraciada – Oye...duele!

-El chico ese, te gusta o no? Y sé sincera, sabré si mientes – me miró a los ojos a través del espejo

-Obvio no, apenas lo conocí ayer y no fue muy agradable – evite el contacto visual pues sí, Laura es una bruja y no, no estaba segura de lo que sentía

-Mentirosa, puedo verlo claramente, ese chico te gusta – no daba crédito a sus palabras, no me gustaba, no ahora. Espero que esta vez Laura no esté en lo correcto.

-Estuve al borde del suicidio y solo te interesa lo que pasó con él? Gracias mejor amiga – el tono de sarcasmo exagerado que usé solo logró que soltara una carcajada.

-Hablas en serio? Te conozco, eres una gallina. Es más, eres mil gallinas juntas y nunca saltarías, si él no te hubiera detenido te habrías detenido tu misma. Tú y el suicidio no son compatibles cariño.

-Eres mil gallinas juntas...ñi ñi ñi ñi ñi – No tenía un contra argumento más que remedarla, muy maduro de mi parte por cierto.

Acaso eso era cierto? Era una gallina? Es decir, una cobarde? Acaso la acción del suicidio no es de cobardes? Persona cobarde + Acción cobarde...Claro que una gallina es compatible con el suicidio. El suicidio no es para valientes.

Gota   A   GotaWhere stories live. Discover now