Gota A Gota

#8

No pude moverme después de escuchar su voz. El chico suicida me había tomado del brazo y posteriormente de la cintura para bajarme del barandal, para salvarme del suicidio. De cierta forma sentí alivio; no fui valiente al subir allí...mucho menos fuerte...sino cobarde, tome la salida fácil que apenas esta mañana cuestionaba.

Estaba parada frente al barandal y aún sentía sus manos en mi cintura. No reaccione ante su contacto, no moví un músculo. El chico suicida me tomó de los hombros y me hizo girar para estar frente a él, cara a cara, bajé la vista pues me sentía avergonzada de lo que había hecho. Levantó mi rostro con sus frías manos y me instó a enfrentarlo.

-Por qué estás aquí?

No respondí, cerré fuerte los ojos, las lágrimas empezaron a brotar nuevamente. Apreté mis labios rehusándome a decir una palabra.

-Eyyyy reacciona – me sacudió por los hombros – qué haces aquí?

Me solté de su agarre y respiré hondo – No es de tu incumbencia. De todas formas gracias por esto – me atreví a mirarlo a la cara, tenía el ceño fruncido y los ojos negros profundos que recordaba.

-Tienes razón, no me interesa....bueno en realidad si, si me interesa. Solo hace unas horas me llamaste idiota por saltar por este mismo puente incluso recibí un puño, que dolió mucho por cierto, y ahora eres tú la que intentaste hacerlo, disculpa que me meta pero...

-Ya cállate! – estaba enojada, no con él, pero ya que estaba en frente empecé a sacar toda esa rabia que me estaba consumiendo – escucha tú como sea que te llames, acabo de tener el peor día de mi vida y es mi cumpleaños por Dios!! ya te di las gracias y no diré nada más ok? Ahora si me lo permites tengo que irme -di vuelta pero sujetó mi brazo con fuerza.

-Bueno también fue un mal día para mí- levantó la voz- uno de tantos diría yo. Esta mañana no pensaste que también estaba pasando por algo tan fuerte que me hizo saltar por este puente nuevamente y terminar de una vez por todas este calvario? Me gritaste...me golpeaste!! Aún así te preocupaste por mí, ahora veo que te pasa algo y solo quieres que lo ignore? Perdón pero no soy esa clase de persona.

-Y qué clase de persona eres entonces, eres un desconocido para mí no lo entiendes? por más que quisiera gritar a los cuatro vientos lo que me pasa no puedo, no contigo.

-Entonces no lo hagas, existen otras formas de sacarlo – estiro mi mano hacia su pecho – golpéame...desahógate.

-Estás loco – quise apartarme pero no lo permitió. – escucha agradezco tu intención pero estas herido. No puedo y no quiero.

-Quiero devolverte el favor –su mirada insistía que estaba bien

Golpee su pecho, primero con una mano...luego con la otra...estaba gritando y reclamando a través de mis golpes, mis lágrimas salieron con más fuerza, empecé a gritar <<¿Por qué!!?>>

¿Por qué me pasaba esto a mí?

El chico suicida me atrajo a su cuerpo y me encerró en un fuerte abrazo, con una mano sujetaba mi espalda y con la otra apretaba mi cabeza contra su pecho, me tenía atrapada pero no me rehusé, me reconfortaba de alguna manera.

No sé cuánto tiempo permanecimos así, la brisa después de la tormenta me helaba los huesos a pesar de tan cálido abrazo, me separé de él y no me lo impidió, aún con la cabeza baja sequé lo que quedaba de mis lágrimas, respiré hondo y levanté la cabeza.

-Supongo que te debo un gracias de nuevo.....gracias – le tendí mi mano en señal de agradecimiento

-De nada

Su rostro se iluminó con una sonrisa y provocó que también suelte una, no muy animada pero si muy sincera

-Bueno es hora de que me vaya – lo dije mirando nuestras manos pues aún no soltaba su agarre – creo que no lo dije bien, es hora de que me sueltes.

-Bueno es hora de que quedes – esta vez su sonrisa se hizo más brillante, convirtió un simple agarre de manos en un abrazo sobre el hombro.

-Qué haces? – mi voz temblaba y no por el frío, mis mejillas comenzaron a calentarse pues la cercanía de su rostro con el mío lograba que mi corazón se acelerará. Estos son los efectos que produce la cercanía con el sexo opuesto cuanto eres una novata en temas del amor... a mi edad... quién lo creería?

-Esta era la mejor forma de que no te congelaras de frío, mira tus cachetes están al rojo vivo – agarró mis mejillas y las apretó como si de una pequeña niña se tratara, eso hizo que sonroje aún más.

-No esperes un gracias por esto - traté de decirlo con toda la seguridad del mundo pero solo provoqué que soltara otra sonrisa, una sonrisa descarada a mi parecer, ¿Pero qué se creía este?

No quería ser la única incomoda aquí así que me puse de puntillas y sin previo aviso lo besé. No en la boca, sino en la mejilla, pero lo besé. Logre que me soltara, estaba tieso como una roca, su rostro pálido se tiñó de color, fijó su mirada en mí y lo que vi no me hizo gracia, su mirada se tornó fría, tal como lo conocí.

-Lo lo lo siento, lo hice en broma no pensarás que yo...que tú... - así o más patética? Mi voz temblaba, me arrepentí de hacerlo, pensé que jugábamos pero ya veo que a él le gusta jugar solo.

Sin decir nada dio media vuelta emprendiendo su marcha, di un paso hacía su dirección pero me detuve a mí misma, ni siquiera giró a darme una última mirada, se fue tan pronto como llegó dejando en mí solo remordimiento.

Las calles estaban vacías, caminaba sin rumbo perdida en mis pensamientos, esta noche no tenía donde ir ni con quien ir. El momento que pasé con él me hizo olvidar por unos minutos mi realidad pero su fría despedida me estrelló contra el suelo.

Esta noche decidí ponerle fin a todo porque a veces el final es solo el comienzo de algo nuevo.

Esconderé mi dolor en lo más profundo de mí, esta herida no está cerrada y curarla me llevará mucho tiempo. Tengo preguntas sin responder...buscaré esas respuestas por mí misma, debo encontrar a la verdadera yo, a la niña que robaron su identidad.