- Brillas -
La mirada más calida que habia sentido en toda mi vida y yo ya podía acertar a que él me traería problemas.
Y no solo por el hecho de que en ese momento sonreía de lado, ni por el hecho de la orquesta de sus grandes carcajadas.
Sino, que acabábamos de asaltar una pequeña tienda perdida en las carreteras de Texas. La cuarta tienda desde que decidimos escapar juntos.
-Una tienda más, amor y nos largamos de este lugar- volteó a verme mientras manejaba lo más rápido posible.
-Por el amor de Dios, Ethan enfocate en conducir o nos mataras a los dos!- empezé a reir y cerré los ojos. Podía sentir el viento golpeando mi cara. Me sentía libre. Y me gustaba.
Así eran las cosas desde que conocí a Ethan en una feria al este de Texas. Con él, no conocía los límites, cada minuto con él era como pasarlo en la montaña más alta del mundo, me sentía rebelde e imparable. Nadie podía ni con nosotros ni con la adrenalina que sentíamos él uno cerca del otro.
-Anna,- Ethan me distrajo de mis pensamientos y yo solo lo miré- Te amo.- bajó la velocidad y se estacionó entre unos árboles- No me dejes nunca, Anna te necesito conmigo- se acercó al asiento del copiloto en donde me encontraba yo y su hermoso rostro se acercó al mío, miró mis labios y recorrió mi mentón con sus largos y suaves dedos. Detalles como estos eran los que más me encantaban de Ethan, me hacia sentir querida y deseada.
-No te dejaré, Ethan no lo haré. Yo también te amo.- Observé sus bellos ojos castaños por un momento y después recorrí cada detalle de su rostro, desde los remolinos de su frente, su nariz afilada,hasta su remarcado mentón.
Me besó. Sus largas pestañas me hacían cosquillas. Me besó. Sus labios eran suaves. Me besó. Tomó mi cintura y trató de acercarme más a él. Me besó. Acarició mi cabello. Y me besó.
Nos separamos para después seguir besándonos. Me encantaban los besos de Ethan. Podría besarlo todo el día y jamas seria aburrido.
Y así sucedió, en algún momento los grillos cantaron su canción de cuna y yo solo recuerdo haber estado entre sus brazos, admirando cada detalle de él. Admirando como la luna hacia brillar la blanca piel de Ethan.
Pero claro, Ethan no necesitaba ninguna luna para brillar. Él tenia su propio resplandor.
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