|SIN FLORES|

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Camino toda sexy por los corredores, no tenía ni la menor idea de dónde podría estar Snape. El idiota de Peter solo le había dicho que se verían a las ocho pero se olvidó de especificar el lugar.

Sintió que alguien lo miraba y volteo todo aterrado. Su amigo James debajo de su capa invisible le susurró que  Quejicus estaba en la aula de encantamientos.

—¿No vendrás conmigo?—le pregunto—. Necesitaré compañía

—Tendrás suficiente compañía con Snape—le susurró—. No me puedo perder la cena, escuche que los elfos se han lucido, el director esta de muy buen humor y mando a preparar deliciosos platillos.

—¿Y yo? Yo también quiero comer..

—Juro que te guardaré alguna presa de pollo con un pedazo de pan—le dijo y  después se fue con rapidez.

—También quiero algo de tomar, dile a lunático que me guarde zumo de calabaza...¿James? ¿Me escuchaste?—gruño al notar que su amigo ya había corrido hacia el gran comedor, ahora el solo tenia que ir por su cita.

Llegó al aula de encantamientos e ingreso y su mirada se posó rápido en Snape, el estaba totalmente tranquilo mientras acomodaba algunos libros, supuso que la profesora le había pedido ayuda, el nunca se negaba.

—¡Hey!—le grito. Snape volteo rápido—. ¿Que extrañaste, guapo?

—Ca..camila—dejo caer algunos libros—pe..pensé que había sido broma, lo de la cita a las ocho.

—Yo jamás bromeo con algo así...—se quito la túnica de una manera muy provocativa.

Snape enrojeció como un tomate dejando caer más libros.

—No...no hagas eso—le dijo mientras miraba el piso, se sentía realmente avergonzado— al-alguien puede verte..

Sirius camino muy sexy hacia el. No sabia que le impulsaba a hacer todo eso, pero sin duda daba miedo.

—Todos están en el gran comedor, el director mando a los elfos a que hagan un festín... mientras tanto.. tú y yo nos quedaremos solitos, muy juntitos—mientras más se acercaba, Snape más retrocedía.

—debes reaccionar, besarnos es un tema muy distinto a lo que estamos apunto de hacer—le dijo con la voz temblorosa sin darse cuenta que ya había quedado arrinconado a la pared.

—¡Snape!—gimió agarrándolo del cuello

—¡Camila!

—¡Besame! ¡Necesito que me beses!

Snape no lo pensó ni dos segundos y la sujeto de la cintura para besarla con mucho amor.

Nadie los veía...o lastimosamente eso creían.

—¡SEÑOR, SNAPE!

Aquella voz potente resonó por toda la aula, los jóvenes se separaron al instante, sin ninguna duda estarían en grandes problemas.

—Profesora McGonagall yo....

—¡No diga ni una sola palabra, señor Snape, me ha decepcionado de la peor manera!—le dijo con los labios fruncidos del enojo— ¡Nunca lo espere de usted!

Sirius agachó la cabeza, pero no por sentirse mal. Tenía unas ganas enormes de sonreír al ver que Snape estaba siendo regañado.

—¡Los dos solos! ¡¿En que estaban pensando?!—siguió gritando la profesora— ¡Estarán en graves problemas, no piensen que este tema no lo sabrá el director!—Snape estuvo apunto de decir algo pero Minerva lo cayó con la mirada—. ¡No respetan al colegio, ningún alumno había hecho esta escena nunca y menos en mi aula!—dirigió una mirada severa a Sirius— y usted señoría Quill...¡Póngase la túnica ahora mismo!

Sirius corrió hacia su túnica y se la puso en un tiempo récord. Luego volvió a ponerse cerca de Snape.

—¡Ninguno de los dos irá al gran comedor!—grito McGonagall con el ceño fruncido—. ¡Se retiraran en este momento hacia sus salas comunes correspondientes! ¡Y se les restará cincuenta puntos a sus casas!

Snape y Sirius bajaron  la mirada y salieron rápido del aula. Caminaron sin dirigirse la palabra. Uno se encontraba avergonzado y el otro muy feliz al saber que había perjudicado a su peor enemigo.

*Dormitorio de los merodeadores*

—Me voy toda sexy y el ni siquiera me lleva flores—dijo Sirius quitándose la túnica tan apretada de Camila—. Esto se acabó, no pienso seguir tomando esa poción, Camila tiene que volver a su país. Además extraño besar a mi hermosa Marlene.

Espero por horas la llegada de sus amigos, las tripas le rugían del hambre, esperaba que James o Remus le trajeran algo de comida.

La puerta del dormitorio se abrió y sus queridos amigos ingresaron, pero sin ningún alimento.

—¡¿Y mi comida?!

—perdón—murmuró Remus—pero no te preocupes, James está comiendo una pierna de pollo, cuando acabe te puede dar el hueso.

—¿Cómo te fue en la cita?—le pregunto Peter

—Horrible, el maldito ni siquiera me llevo flores...ah..y la profesora McGonagall nos encontró en una situación muy comprometedora.

—se acabo, creo que es el fin de Camila, debemos enviar una carta con urgencia al profesor Dumbledore, hay que decirle que ella a decidido regresar a su país—dijo Remus con preocupación—. Si la profesora McGonagall se entera de la estupidez que habíamos estado haciendo, es capaz de expulsarnos.

—Dudo mucho que solo nos expulse por algo tan insignificante—opino Peter— pero es mejor prevenir antes que lamentar.

James termino de comer la pierna de pollo y  aventó el hueso al suelo, al instante Sirius se convirtió en Canuto y empezó a morderlo.

—De acuerdo, Camila ya hizo mucho, ya es momento de decirle adiós—dijo el azabache mientras se sentaba en su cama—. Esta noche buscaré que mi Lily me consuele. Se que estará buscándome, en el gran comedor mostré expresión de dolor.

—¿Canuto, quieres que vaya en busca de más comida?—le pregunto Remus a su amigo, por respuesta solo recibió una agitación de cola.

El licántropo salió para ir a las cocinas. Tal vez podría buscar más huesos o algún pedazo de pan seco.

La Hermosa Novia De CornamentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora