La sensación es extraña. No hay dolor emocional o miedo. Las palabras que lo definen es: Ira, e inseguridad.
El traje azul opaco que obligaron a ponerme se repite entre todos los prisioneros, al igual que la misma expresión facial y corporal de cada uno de ellos; Violenta.
—Deja de mirar a los demás. —Exclamó el guardia detrás de mí, apuntandome con su paralizador táctico.
El pasillo de las celdas de titanio individuales permanece repleto, retiene a todos los que alguna vez han cometido algún delito en Ostema.
—Apresúrate. —Insistió el guardia.
Las esposas sujetas por sobre mis tobillos impiden que pueda caminar más rápido. El chip de alcance y seguridad que implantaron en mi muñeca evita la completa movilidad de mi mano izquierda, y la cinta magnética en mi cabeza me hace no pensar en producir movimientos bruscos en cualquier parte de mi cuerpo.
—Eres un monstruo... ¡Maldito asesino!
—¡Espera a que salga de aquí para ponerte las manos encima!
—No tendrás suerte para salir, Novier. ¡Morirás aquí dentro!
A pesar de las múltiples amenazas de los prisioneros que parecen reconocerme es inevitable no ver sus rostros que demuestran un notable estado de demencia.
Sus palabras tratan intimidar, o herirme o hacerme sentir mal. Quisiera decirles que es un intento completamente inútil por su parte, debido a mi inocencia, pero querer razonar con ellos parece imposible.
Entre cientos de insultos llegamos a una sección de la prisión en donde el pasillo grisáceo que cubría gran parte de los muros de dentro y fuera se tornó de blanco.
Las puertas de la celda destacan con un holograma con el rostro de quien se encuentra retenido en su interior, también poseen un identificador de huella dactilar, y un soporte con forma de placa electrónica que deduzco, sirve para que los mismos guardias de seguridad sean capaces de abrirla.
Nos detuvimos frente a la celda número dieciséis. En el holograma de esta se muestra solamente una pantalla en blanco. La cámara indiscreta sobre las puertas deslizantes se encendió.
Es obvio que me mantendrán vigilado día y noche. Igual que en casa.
El guardia a mi lado desbloqueó una lente junto a la puerta junto a la pantalla holográfica.
—Mire directamente hacia la lente, señor Novier.
Al observar aquella lente, una luz verde emanó al instante iluminando mi rostro.
Entones en la pantalla aparecieron mis datos personales, la representación holográfica de mi propio rostro, y el motivo por el cual me encuentro en este lugar.
—Tarde o temprano sabrán que no asesiné a nadie. —Menciono.
La cinta magnética sobre mi cabeza lanzó una pequeña descarga eléctrica que hizo vibrar cada centímetro de mi cuerpo.
Joder...
—No sé en qué piensas, pero si planeas salir de aqui, creeme que es imposible.
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Ostema
Ciencia FicciónEl caos y la fuerza policial actúa brutalmente contra los ciudadanos de Ostema, un país donde un dictador ha tomado poder en el gobierno. Darren y Wess, deciden tomar iniciativa y comenzar los primeros movimientos rebeldes en la historia de dicho pa...