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Tras la carrera por el aeropuerto, Tom Hiddleston llegó a a la zona de embarque justo a tiempo de ver como se alejaba el vuelo 437. Se detuvo con un patinazo.

-¡ Mierda!- exclamó, dando un puñetazo al aire.

Se dio la vuelta con brusquedad y alzó los brazos para pasarse los diez dedos por el pelo, mirando ceñudo a lo lejo, ajeno a la gente que al pasar daba un amplio rodeo para no acercase a él.

Tenía ganas de golpear algo.¡ Se moría de ganas de liarse a golpes! Se le acababa de presentar una oportunidad de oro......y se le había esfumado sin que el pudiera echarle el guante.

Intentó calmarse, haciendo un esfuerzo por ver el lado positivo. Que demonios había sido pura casualidad haber visto a Kaylee MacPherson. Tom volvía de una reunión con los banqueros de Carolina del Norte que financiaban el refugio de pesca que quería comprar, y la última persona que esperaba ver en el aeropuerto era a una clienta del agente de fianzas. Pero allí estaba, y mientras él se frenaba en seco para quedársela mirándola perplejo, ella había recorrida la explanada con aquel paso suyo tan provocativo, el maletín rebotando en su bien formada pantorrilla.

Incapaz de dar crédito a sus ojos,Tom había tardado en reaccionar. Pero era imposible confundirla : esa misma mañana Tom había estado en la oficina, recogiendo un cheque, mientras el gerente que le empleaba había estado haciendo las gestiones necesarias para acudir a la comparecencia de Kaylee ante el juez para depositar la fianza convenida. Y era mas que seguro que en Miami no había dos mujeres con aquel cabello ni un aquel cuerpo así. Y Tom sabía muy bien que al salir de la zona, Kaylee estaba violando los términos de su libertad bajo fianza.

<< ¡Dios,Dios!>>pensó; estaba claro que Dios existía. La recompensa por detener a Kaylee le propocionaría los fondos que necesitaba para el refugio. Por fin podría decir adiós a la escoria de la sociedad, a la humedad, a las calles polvorientas, para recibir con los brazos abiertos la serenidad de las mañanas frescas y brumosas. Más fácil imposible.

Lo cuál demostraba lo que puede suceder cuando unos subestima la tarea que tiene por delante. Aquello le daba un nuevo significado al término <<bocazas>>. ¿ Por que coño había imaginado que atrapar a MacPherson iba ser pan comido?

Ella había sido tan tonta que nisiquiera había intentado disimular o modificar su apariencia, y mucho menos viajar con un nombre falso.Que demonios, si al mirarla, uno podía oír el ritmo sensual del meneo de aquellas caderas redondeadas embutidas en licra. Por no mencionar esa exuberante melena de pelo que brillaba. Vamos, era como si llevara sobre la cabeza una hilera de flechas de neón señalando el camino.Para no perderla de vista solo hacía falta seguir el camino indicado por las cabezas masculinas que se volvían a su paso.

Claro que a Tom no le había servido de nada.

No había contado con la empleada nueva que lo había retenido en el control de facturación. Y la culpa había sido suya, Ahora no tenía más remedio que comprar un billeta para Seattle e intentar encontrar un rastro que sin duda estaría ya helado para cuando llegara.

Joder, se moría de ganas por fumarse un cigarrillo.Que momento más estúpido para dejar de fumar.

Llamó a la oficina para informarles adonde se dirigía,para que le enviaran el contrato de fianza de la fugitiva y para conseguir toda la información posible sobre MacPherson. Luego fue al mostrador, donde por fin tuvo suerte,aunque se encontró con el tópico de <una buena noticia y otra mala>. La buena era que había un vuelo que le dejaría en Seattle una hora menos que MacPherson. La mala era que aquello le dejaba casi sin presupuesto para nada más. Bueno,que se iba a hacer.

Ya encontraría de economizar el vuelo de vuelta a Miami. A l pensarlo, soltó un resoplido de risa, aunque no le hacia ninguna gracia. Aquello iba a ser un desafío de narices, teniendo en cuenta que la mujer a la que perseguía no era precisamente de gustos baratos.

𝒮ℴ𝓎 𝒯ℴ𝒹𝒶 𝒯𝓊𝓎𝒶 ( 𝒶𝒹𝒶𝓅𝓉𝒶𝒹𝒶 𝒯ℴ𝓂 ℋ𝒾𝒹𝒹𝓁ℯ𝓈𝓉ℴ𝓃)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora