Si Jimmy Cadenas hubiera podido echar el guante al imbécil que le había dicho que Kaylee estaba en un motel a una hora y cuarto al oeste de Laramie, le habría partido por la mitad, le habría roto los dos brazos y le habría hecho tragarse los dientes a patadas. Había buscado villorrio tras villorrio sin encontrar nada, y en el proceso había llegado a entender la causa del mal genio de su padre hacía ya tantos años. Tal vez al viejo no le faltaba razón, al fin y al cabo. Tal vez un adolescente que iba de listillo solo entendiera el lenguaje de los puños.
El chico le había tomado el pelo, y el Cadenas odiaba que la gente le tomara por tonto. Muy pocos hombres repetían aquel error, por lo menos en su cara, porque él siempre respondía al instante: con los puños, con los pies, con una botella rota, con un cuchillo o con una pistola. Jamás le había gustado hacer daño a las mujeres, pero accedió a matar a Alice Mayberry cuando Sanchez se lo pidió, pero jamás lo habría hecho solo por dinero.
La muy zorra le había llamado grandullón, idiota y feo demasiadas veces. Así que tampoco podía ser muy lista.
Ahora bien, Kaylee era harina de otro costal y no le gustaba en absoluto la idea de hacerle daño, aun sabiendo que era necesario. A lo mejor si no hubiera hablado con él tantas veces en el club... Pero siempre que se cruzaba con él le dedicaba una sonrisa amistosa, una réplica ingeniosa o un «¿cómo te va?». Jamás le había hecho sentirse torpe o estúpido, como las otras chicas.
Y hoy le había dicho que era inteligente. Eso jamás se lo había dicho nadie.
Lo que sí era cierto es que no era el imbécil que todo el mundo parecía creer. Para empezar, nadie que fuera tan idiota como algunos pensaban podría vestir tan bien como él. Y además, cuando se detuvo para echar una meada en aquel mirador y vio a Kaylee justo en mitad de la carretera, delante de él como respuesta a todas sus oraciones, ¿acaso no había pisado a fondo?
Y se la habría llevado por delante de no ser por aquella vieja. ¿Quién hubiera pensado que una persona tan pequeña y de aspecto tan frágil pudiera tener aquellos reflejos?
El Cadenas se detuvo en el aparcamiento de otro sórdido motel, justo cuando se abrían los cielos y empezaba a caer el diluvio. El caso es que él había sido rápido pensando, como hacía la gente inteligente, y había sabido aprovechar la situación.
Qué demonios, a un estúpido no se le habría ocurrido comer en el restaurante donde el autobús había hecho la parada del almuerzo, de manera que no habría podido oír la conversación sobre la mujer que estaba buscando.
Jimmy abrió el coche y salió corriendo bajo la lluvia hacia la oscura recepción del motel.
Se le subió el calor a la cara y apretó los puños. Vale, probablemente no había sido muy buena idea pensar ahora sobre la conversación del restaurante. Intentó abrir la oficina, y al ver que estaba cerrada llamó a golpes a la puerta. Pensar en eso le había hecho perder los nervios otra vez. Eran casi las dos de la mañana, y todavía no había encontrado el motel que se suponía que estaba a una hora y cuarto de aquel jodido restaurante. Le gustaría echarle el guante al gilipollas del chaval aquel. ¡Y pensar que además le había invitado!
Justo cuando estaba a punto de atravesar de un puñetazo el cristal de la puerta para llegar al mostrador, se encendió una luz. Salió un hombre, parpadeando bajo el resplandor, y abrió la puerta haciendo sonar la campanilla que había encima.
-Vaya nochecita -saludó. Y bostezando retrocedió hacia el mostrador-. ¿Quiere una habitación?
-No, tío. Quiero información.
El hombre alzó la cabeza con gesto receloso.
El Cadenas estaba cansado y harto, y quería volver a su casa, donde había palmeras en lugar de aquel paisaje asqueroso de película del Oeste. Le parecía que ahora sí era un lugar lo bastante privado para sacar a golpes a aquel tipo la información que necesitaba sin cabrear al jefe. Sus ganas de violencia debieron notarse, porque el hombre abrió el libro de registro sin decir una palabra y lo dejó en el mostrador para que el Cadenas lo leyera.
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𝒮ℴ𝓎 𝒯ℴ𝒹𝒶 𝒯𝓊𝓎𝒶 ( 𝒶𝒹𝒶𝓅𝓉𝒶𝒹𝒶 𝒯ℴ𝓂 ℋ𝒾𝒹𝒹𝓁ℯ𝓈𝓉ℴ𝓃)
RomanceUn apuesto y malhumorado cazarrecompensas. La joven equivocada y una persecución al límite pondrán el ingenio y la paciencia de Tom Hiddleston al límite. ⚠️ ESCRITO EN ESPAÑOL DE ESPAÑA, SINO TE GUSTA NO TE MOLESTES EN LEER ⚠️