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-Por favor -dijo Kaylee con suavidad-. No te muevas. No quiero hacerte daño, Jimmy, pero si me obligas, lo haré.

Con exagerada lentitud el Cadenas abrió las manos a ambos lados de la cabeza.

-No me estoy moviendo, ¿ves? Me quedo aquí tumbado y quietecito.

Mia se agachó a su lado para quitarle las armas que llevaba al cinto. Luego alzó la vista hacia su hermana.

-Maldita sea, Kaylee, no tenías que centrar su atención todo el rato sobre ti. ¡Podía haberte pegado un tiro!

-Saca las esposas para atarle, hermanita. Y coge una cuerda, para los tobillos. Ya te dije que iba a haber una pequeña variación a tu gran plan. Todo esto ha pasado por mi culpa, ¿por qué ibas a ser tú la que corriera peligro? Joder, Mia, te has pasado la vida lloriqueando por...

-Yo no lloriqueo.

-... Porque no me responsabilizo de mis actos. Pues bien, ahora que asumo mi responsabilidad resulta que eso tampoco te gusta. A ver si te aclaras.

Mia cerró las esposas en torno a una muñeca del Cadenas y le dio unos golpecitos en el hombro.

-Pon la otra mano a la espalda y muévete un poco para que pueda esposártela. -Luego miró a su hermana-. Tienes razón, tienes razón. Lo siento. Estoy empezando a hablar como Tom, y no me gusta nada. - Mia sonrió-. Has estado estupenda, Kaylee. Estoy muy orgullosa de ti.

-Eso ya está mejor.

Mia sacó la navaja del bolsillo de Jimmy y luego se fijó en el tacón de aguja de diez centímetros que lo había convertido en un ser tan dócil.

-Es una parte de la anatomía magnífica, ¿eh, Kaylee? -comentó-. Es una de esas deliciosas ironías que hacen que la vida sea tan gratificante, ¿no te parece?

-¿De qué demonios estás hablando? ¿Qué ironía? -replicó Kaylee.

Mia le dio una suave palmadita en el pie.

-Pues de cómo el bien más preciado de un hombre puede convertirse en su mayor lastre en un abrir y cerrar de ojos.

Kaylee sonrió.

-Ah, sí. Toda una ironía. Es genial, ¿verdad?

Mia cortó los cordeles de las cortinas y ató con firmeza los tobillos del Cadenas. Kaylee apartó despacio el tacón de sus genitales y Jimmy respiró aliviado por primera vez.

-¿Qué tal andas, Jimmy? -preguntó-. ¿Quieres sentarte?

-No. Me quedo aquí tumbado, si a ti no te importa.

-Como quieras. Oye, lo de antes no lo hemos dicho para tomarte el pelo. Creo que deberías hacer algún trato con las autoridades a cambio de testificar en contra de Hector. No dejes que te trate como a un idiota, porque eres mucho más inteligente de lo que él se cree.

-Sí, lo pensaré.

-Ya he llamado a la policía -informó Mia desde el otro lado de la cama-. Ahora intentaré llamar al otro hotel. -Al cabo de un momento colgó y se acercó a su hermana-. En la habitación no contestaban, así que he hablado con recepción. Van a informar a seguridad y enviarán a alguien. -Luego, llevándose a Kaylee a un aparte, añadió en voz baja-: Supongo que sabes que tendrás que entregarte también, ¿verdad?

Kaylee suspiró, y agarrando la falda de su vestido de licra meneó pensativa todo el cuerpo para distribuir bien la tela sobre el voluptuoso paisaje de sus curvas.

-Sí, ya lo sé. Supongo que dejaré que me lleve tu cazarrecompensas. -Luego ladeó la cabeza y miró a su hermana con expresión especulativa-. Hablando de eso, Mia...

𝒮ℴ𝓎 𝒯ℴ𝒹𝒶 𝒯𝓊𝓎𝒶 ( 𝒶𝒹𝒶𝓅𝓉𝒶𝒹𝒶 𝒯ℴ𝓂 ℋ𝒾𝒹𝒹𝓁ℯ𝓈𝓉ℴ𝓃)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora