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Desde el momento en el que despertó Loki se sentía diferente, era como si conociera a Thor de toda la vida, en realidad tenía recuerdos de sí mismo con un Thor mucho más joven haciendo bromas y entrenando, pero además de aquellos agradables recuerdos también adquirió un tipo de animadversión hacia los Vengadores y no le gustaba sentirse de esa manera, él los quería, no los odiaba.

Cuando sus tutores le hicieron saber que no regresaría a la base con ellos se sintió desilusionado y enojado, pero no esperaba que el Dios fuera tan impulsivo como llevarlo a Asgard a la fuerza. Aunque muy dentro de él se dio cuenta que esa era exactamente la actitud que tenía que esperar del rubio.

Pasar tiempo en Asgard era como vivir en uno de sus sueños, el tiempo parecía ser relativo, las personas eran hermosas, sin embargo, no le agradaba estar en aquel lugar en el cual recibía miradas muy raras de casi todos los habitantes.

Y aquello llevó al pequeño Loki a la conclusión de que todas las personas guardan secretos, en realidad siempre lo supo, su vida misma era un secreto, ya no recordaba a su madre de esa vida, ni a su padre, pero no quería decírselo a los vengadores, porque no quería preocuparlos y su presente era mucho mejor, (hasta que Thor decidió que era mejor vivir en Asgard que en Midgard), así que prefirió guardarse toda esa información para él. No era algo malo, después de todo a él le ocultaron la verdad sobre su origen, era solo la reencarnación de Loki, no obstante, muy dentro de él no quería serlo, solo deseaba ser un niño más, que puede tener una vida propia.

El primer día en Asgard tuvo la oportunidad de despedirse de sus tutores, (aunque era obvio que irían después de la dramática forma en la que fue llevado), y ahora ya no les podría llamar de esa manera debido que estaba al cargo de cierto Dios rubio, una vez más el Dios lograba tener lo que quería. En sus recuerdos, él pasaba mucho tiempo con Thor y Thor siempre estaba con otros jóvenes, sino mal recordaba era Fandral, Volstagg y Sif. Por algún motivo realmente detestaba a la mujer, aunque no la vio en ningún momento desde su llegada, por lo que concluyó que quizá fue asesinada en aquel pasado terrible, junto a sus gallardos amigos, no le alegraba pensar mucho en eso.

Debido a la poca información que le dieron sobre su anterior vida, solo podía suponer cosas, que no creía estar alejadas de la realidad, pero para su desgracia, contaba con una imaginación muy ingeniosa, que junto a sus memorias, sueños y actitudes de los æsir le daba pauta a odiarse.

Quizá lo único bueno que sucedió ante el hecho de ser secuestrado, era que sus sueños no eran terribles ahora, no podía explicarlo, por esa semana experimento una paz que nunca antes se había presentado, pero su humor era horrible, sin contar con cierta Valquiria que le molestaba cada vez que lo veía.

Pudo sobrevivir toda una semana hasta ver de nuevo a los Vengadores, los únicos que lo veían como un ser diferente al tan famoso Loki, aunque aquel malestar de verlos seguía sintiéndolo en su pecho.

Los Vengadores llegaron muy temprano al séptimo día desde la llegada del pequeño Loki a Asgard, sorpresivamente el niño ya los esperaba, ansioso, deseando que aquel sentimiento de desagrado se desvaneciera, y cuando los vislumbró, corrió a ellos siendo recibido por el capitán en sus brazos, Thor prefirió mantenerse alejado, no tenía ganas de charlar con ellos y mucho menos ver a su hermano sonreírle a otros hombres.

—¿Dónde está tía Wanda y tía Natasha?

—Una misión muy importante — respondió Steve.

—Quiero volver — exclamó, provocando que los Vengadores presentes se miraran con cierta empatía.

—Debes quedarte — le dijo Steve con tanta delicadeza que el niño solo pudo suspirar.

—Es difícil estar aquí solo — dijo mirando al Capitán, la mueca en su rostro reflejaba su tristeza, pero Steve solo pudo suspirar.

Una Oportunidad MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora