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Las personas están acostumbradas a caminar en la luz, a todo el mundo le encanta, es por ese sentimiento de seguridad que te da el poder ver, pero Lucas aprendió a vivir con esa ausencia de luz desde muy pequeño, por lo que no les tenía miedo a las tinieblas, sino a lo que había en ella. Su personalidad se forjó de tal manera que su única preocupación era su bienestar, porque era lo que le habían enseñado, fue lo que su madre le había dicho justo antes de morir, nadie importaba más que él.

Quizá por esa razón era por lo que con sus sueños iniciaban con completa oscuridad, rodeado de sombras, pero era solo por el tiempo suficiente para darle a su cuerpo la oportunidad de reaccionar, hacer consciente a su celebro de que se encontraba aun dormido y todo era parte un sueño.

Si no podía despertar entonces cedería ante el sueño que lo estaba invadiendo, quizá solo fueron segundos en los que se perdió completamente cuando un tipo de descarga eléctrica lo hizo reaccionar, se sentía mucho más adolorido ahora, no obstante, volvió a suceder, aquella descargar eléctrica volvió a producirse por todo su cuerpo cuando se disponía a descansar completamente, por lo que intuyó que lo mejor sería estar «despierto».

Sin embargo, esta vez, a pesar de encontrarse completamente consciente, seguía estando en medio de las tinieblas, y un miedo de no poder salir de ahí lo inundó hasta el punto de sentirse intranquilo, no quería permanecer más tiempo en ese lugar, así que se obligó a recordar que pasó antes de encontrarse en ese estado, pero no había nada, era como si todos sus recuerdos hubieran sido borrados, así que empezó por enumerar las cosas que recordaba, para así asegurar un poco su estabilidad emocional:

1. Se llamaba Serrure Liesmith

2. Vive en Francia

3. Es huérfano

4. Tiene 10 años

5. ....

No tenía un número cinco en realidad, trato de ir más atrás, pero tampoco había algo que pudiera recordar, no tenía rostros, nombres o algún recuerdo pasado, tal vez por ese motivo se sentía tan ligero, pero no quería sentirse de esa manera, así que volvió a pensar en el presente, en algo o alguien.

«Azul», la palabra llegó a su mente como si de algo importante se tratara, así que pensó en todo lo que pudiera ser azul: el cielo, el mar, ropa, mariposas, aves, ojos... ¡eso era!, ¡los ojos!, alguien con ojos azules y antes de que pudiera hilar otro pensamiento una segunda palabra se presentó en sus pensamientos, «rubio», una persona de ojos azules y cabello rubio. No tenía nada fácil la respuesta, después de todo había miles de personas con aquella descripción en el mundo.

Tenía que pensar más aún para saber a quién estaba recordando, al parecer era alguien muy importante, pero de nuevo se estaba perdiendo en la inconsciencia, el dormir era tan atractivo. De pronto un fuerte trueno se escuchó, sacudiéndolo y la luz iluminó por completo el pequeño espacio de la inconsciencia del niño, como si de un despertar se tratara, como si el sol de la mañana entrara de lleno a su habitación.

Lucas se sentía mareado, era como encontrarse a la deriva, en un bote que va y viene en medio del gran océano azul, sin rumbo fijo, sin nada a lo que se pudiera aferrar y tener un poco de estabilidad.

«Loki»

Ese timbre de voz tan dulce como la miel, pero grave que delataba que era un hombre fuerte, era una voz tan familiar que lo envolvía en calidez provocando que su corazón latiera a un mayor ritmo, por lo que abrió los ojos con desesperación para verlo. Frente a él se encontraba un hombre alto, rubio y de ojos azules, rodeado de una intensa luz que no dejaba observar su rostro, «Steve», fue su primer pensamiento, su mente lo dedujo con tanta familiaridad que no le era raro aquel nombre, a pesar de que no sabía de quien se trataba, pero mientras más se acercaba aquella persona, se dio cuenta que estaba equivocado, todo ese tiempo estuvo equivocado, no era Steve, nunca había sido Steve.

Una Oportunidad MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora