01| Curiosidades

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Me duelen las piernas de tanto correr, tanto así que siento mi corazón a punto de salirse de mi pecho

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Me duelen las piernas de tanto correr, tanto así que siento mi corazón a punto de salirse de mi pecho.

¡Es que no puedes apresurarte! Vamos Laia tú puedes...

Trato de darme ánimos interiormente y con un poco más de esfuerzo logro llegar a la sala de profesores, donde se encuentra el queridísimo –notese mi sarcasmo– profesor Robert, encargado del periódico escolar.

Pero no me puedo detener, esta es mi última oportunidad para entrar al mundo de la escritura.

Ni bien desperté esta mañana decidí ponerme en marcha, pero al parecer se me pasó la hora. Tuve que salir corriendo y del mismo modo llegar a la secundaria. Pasé casi media hora corriendo que termine agotada, pues mi papá se había quedado trabajando hasta muy tarde y no pudo traerme al instituto.

Me hace falta ejercitarme.

Me acerco con unos cuantos pasos más y me coloco frente al hombre de contextura gruesa, estirando mis brazos ofreciéndole el folder con mi genial trabajo.

O eso creo yo.

La verdad es que me considero una persona justa y peerfecionista, cualquier cosa que suceda siempre busco lo correcto. Y eso mismo hice ayer, revisé tantas veces el texto y viéndolo desde un punto exclusivo, y el trabajo me pareció genial. Solo espero que el profesor piense lo mismo.

—Aquí lo tiene, profesor —digo sonriente, aunque en realidad estoy que muero de nervios.

Me da una mirada seria y por un momento temo que rechace el objeto que tengo en mis manos, sin embargo luego de examinarlo por unos segundos me recibe la carpeta llena de papeles. Veo como analiza las primeras páginas del texto que están ahí para luego cerrarlo de golpe y cerrar los ojos dando un largo y sonoro suspiro, lo cual me hace temer por mi futuro.

—No me sirve —dice de manera cruda y directa.

—Pero ni siquiera lo...

Me intento excusar para que lo lea nuevamente. O mejor dicho lo comience a leer porque dudo que lo haya hecho en pocos segundos.

—Me es suficiente saber de qué va con leer tan solo las primeras oraciones de los párrafos —se levanta de su asiento y avanza camino hacia la salida—. Quiero algo innovador; que capte la atención inmediata de todos.

¡¿Qué acaso no sabe este viejo que me pasé toda la maldita noche terminando de editar este texto, para que me diga que no sirve?!

Lo odio. Maldito pelón.

—Con todo respeto profesor, yo creo que al menos debe terminar de leer la redacción para que pueda opinar al respecto —me trago mis insultos—. Ya sabe eso de no juzgar al libro por su portada.

—Lo siento, señorita Smith. Ya dí mi opinión, ahora por favor retirese que tengo otras cosas que hacer —me hace a un lado del camino y se va por los pasillos hasta desaparecer, no sin antes devolverme el dicho folder.

SUSPICACIA (PTCE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora