Hoy se realizaba otra de las tantas competencias de las carreras, no me encontraba del mejor ánimo para esto, pero ya estaba en camino dirigiendome al lugar. De hecho hace días que no venía porque no me apetecía estar rodeado de más mierda como ésta, sin embargo aquí me tienen de nuevo.
Manejaba algo acelerado, e incluso podía afirmar que estaba dando vueltas por un mismo lugar, tenía tantas cosas en mente que lo único que quería era despejar mis pensamientos, pero era casi imposible.
Hoy fue un día lleno de cosas espontáneas, y nuevamente esto incluía a una castaña. Una chica que no me podía sacar de la puta cabeza, esa chica era confusa, sin embargo no puedo negar que paso buenos momentos con ella, tanto así que se me olvida el porqué estoy haciendo esto y sale mi verdadera personalidad. Estaba jodido, hecho un caos por dentro y mucho. Sobretodo porque hoy Laia se me acercó a pedir que saliéramos, osea nunca se me pasó esa descabellada idea por la cabeza, y para colmo o yo que sé, me dió un beso en la comisura de los labios.
No me gustaba que rumbo estaba tomando todo esto.
—L... —canturreó una voz melosa a mis espaldas.
Una imagen fresca de lo que ocurrió hoy vino a mi mente, y sin pensar lo hice. Giré en mi propio lugar, la cogí de la cintura y la besé sin pudor alguno. Un beso tosco pero corto.
Gina estaba ahí de resbalosa y con toda la hipocresía del mundo. Sé que ella quiere más de mí pero no se lo permitiré, y ella es consciente de eso.
—¿A qué me echas de menos?
Coquetea.
—O simplemente se me dió la gana.
Respondí con voz neutra.
Joder, que yo podía ser un capullo en todo el sentido de la palabra pero sabía respetar y diferenciar en lo que era una dama y una mujerzuela, pues ella encajaba en lo segundo y no hacía nada para corregir eso.
—Vamos L, solo hay que divertirnos esta noche —propuso sin descaro.
—No, gracias. Que la competencia me es más tentadora.
Sin querer agregar nada más y con la cara de pocos amigos que me puso, la dejé ahí parada entre la multitud.
Venir a este lugar era traer y devolver nuevamente todos mis problemas a mi mente, sería lógico que diga que me metí en esto porque quise, pero no fue así, todo lo comenzó esa mujer. Aunque me guste lo que hago, no puedo evitar culparla.
—¡L! —gritó Finn apareciendo tras el bullicio de la gente.
—Suena raro que me llames así —expresé.
—Venga. ¿Entonces te llamo Owen?
Mis ojos se abrieron tan pronto escuché mi nombre.
—Cállate.
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SUSPICACIA (PTCE #1)
Teen FictionEn su instituto, Owen Dallas es un chico amable, respetuoso, estudioso, responsable y muchas otras características que lo hacen, en pocas palabras, un ejemplo a seguir. Pero fuera de éste lugar, él... es un completo fantasma. Nadie conoce su familia...