En su instituto, Owen Dallas es un chico amable, respetuoso, estudioso, responsable y muchas otras características que lo hacen, en pocas palabras, un ejemplo a seguir.
Pero fuera de éste lugar, él... es un completo fantasma. Nadie conoce su familia...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
( 1ra PARTE )
Mi cabeza estaba hecha un lío, metafórica y literalmente.
No sabía que hacer. Hace más de una hora estaba dando vueltas en mi cama con unos temas en la cabeza, y esos mismos temas tenían una cosa en común: Owen.
Estaba que me comía la cabeza y todo se resume a "la salida del instituto". Si tan solo no hubiera insistido en que me acompañe a la salida, tal vez esto no habría pasado, pero en realidad no me quejo. No, definitivamente no lo hago.
Mi madre se había percatado de mi rara actitud, intentó preguntarme pero al ver que no hablaría no me insistió más, cosa que le agradecería infinitamente.
La luz de mi celular se hace presente en la oscura habitación, anunciando que ha llegado un nuevo mensaje. Estiro un poco mi brazo para luego chequear quién es el remitente y en la pantalla me aparece el nombre de Susan, la presidenta estudiantil, recordándome que mañana debo entregar un avance sobre la decoración para la fiesta de fin de año.
¡Mierda!
Me sobresalto de mi lugar, percatándome que lo había olvidado por completo otra vez y ni siquiera le pasé la voz a Owen.
Ahora sí que estoy jodida.
Lo primero que pasó por mi cabeza después de lo que ocurrió en la tarde, fue evitar por completo a Owen, por lo menos en la hora de la mañana mientras pensaba en alguna solución o yo que sé.
Bueno bien dicen que tenemos que sacrificarnos por sacar buenas notas. Sin tratar de pensar mucho, cojo el celular y actúo.
Suena una vez.
Suena dos veces.
Suena tr....
—¿Laia?
Suena extrañado por mi llamada repentina.
Tragame tierra.
—Ehh... Hola.
—¿Pasa algo? —pregunta. Su voz suena segura al decir estas palabras, estoy segura que el Owen que conocí semanas anteriores hubiera tartamudeado en su lugar.
Ignoro el pensamiento que tengo y respondo.
—Lo que sucede es que...
—Espera un momento —me interrumpe—. Qué no te oigo bien.
Termina de hablar y es ahí cuando caigo en cuenta de la escandalosa música y que se oye de fondo.
Es ahí cuando mi curiosidad se activan de repente, dejando de lado absolutamente todo.
—¿Dónde estás? Se oye muy f...
—Estoy en casa, mis vecinos están de fiesta y estaba con la ventana abierta. Por eso el ruido.
