08| Escondidas

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—Aún así yo quiero contarte algo mío, para que así también me conozcas ¿Te parece? —asiento con la vista en el suelo—

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—Aún así yo quiero contarte algo mío, para que así también me conozcas ¿Te parece? —asiento con la vista en el suelo—. Bueno... Es algo sobre mi familia, mis padres son casados, de hecho si digo que somos infelices sería mentir...

Mis oídos parecen dejar de escucharla automáticamente y mi cuerpo se tensa.

No sé el porqué y mucho menos el como es posible que Jota este cerca al instituto, porque definitivamente esta no es su zona, no es su lugar.

—Mierda.

Maldigo por lo bajo, y detengo mi caminar.

Está caminando en dirección a nosotros o mejor dicho al instituto.

—Owen —me llama Laia, sin embargo estoy más concentrado en buscar alguna manera de que Jota no me vea y mucho menos como voy vestido—. ¿Owen, qué pasa?

Miro a la castaña por un segundo y luego me percato de la camioneta que se encuentra estacionado tras ella y se me ocurre una descabellada idea.

Ojalá me perdone.

Sin siquiera pensarlo dos veces, la sujeto de la cintura, y la colocó sobre la cajuela del auto. La veo a punto de protestar pero antes de permitírselo la jalo desde la nuca, quedando tan cerca y su cabello cubriéndonos por ambos lados. Dando a entender como si estuviéramos besándonos.

—Parece que... Estuviéramos besándonos —habla sin tratar de mover sus labios, cosa que me logra causar gracia.

Por favor solo aguanta unos segundos.

Suplico para mis adentros.

Luego de cortos segundos siento como empieza a empujar sus brazos que se encuentran en mis hombros con la intención de separarnos, pero no se lo permito y jalo aún más de ella, quedando mucho más cerca que antes.

Jota me puede ver.

Mis labios estaban rozando los suyos, y ahí fué cuando perdí. El control que tenía bajo mis manos había desaparecido y mis ojos no podían apartar la mirada de sus labios.

Definitivamente esto no estaba en mis planes...

No lo pensé más y quise tomar la iniciativa, pero mi maldito celular comenzó a sonar.

Me alejo de Laia, miró a mis alrededores y no veo ni rastro de Jota, mi celular vuelve a vibrar y respondo.

—¿Qué sucede, Matt?

Hay un lío aquí, con el grupo de Jota. Quisieron arruinar las motocicletas, pudimos detenerlos pero aún hay escándalo.

Doble mierda.

—¿Son los novatos?

No, nada que ver. Al parecer están desacuerdo con la pasta en juego y los listados, ven y vemos cómo lo arreglamos.

SUSPICACIA (PTCE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora