18| Solo yo

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¿Feliz?

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¿Feliz?

No, estoy mucho más que feliz. ¡Joder!

Jamás creí sentir algo así. De hecho jamás creí conocer a alguien como ella. ¡Me siento como un crío!

Con decir que no pude pegar un ojo en toda la noche. Nunca me había colado tanto por alguien como lo he hecho con Laia, es que ella es tan rara, que su extrañeza enamora.

Vale, mejor me calmo.

-Owen... ¿Estás seguro de lo que haces? .-asiento con la cabeza-. Pero, ni siquiera te entiendo. ¡No me explicas nada!

Está frustrado. Lo sé por como me mira.

-Joder, tío. Lo he decidido así. ¿Por qué te haces tantos problemas?

Bien, ahora él me está frustrando.

-Owen, si te lo digo es para que te deseo cuenta. Un día me dices que no quieres saber nada de nadie y al otro dejas meter a un extraña en tu vida poniendo en peligro lo que tanto ocultaste por años, después vienes diciéndome que la dejarás entrar a tu vida como si nada. Para luego mandarme a investigar a su padre -me recuerda-. Es que ni tú mismo te entiendes.

Un suspiro largo sale por mi parte.

Y es que tiene razón, pero juro que jamás había pensado que esto saldría así. Mandé a investigar al padre de Laia porque la había visto con Jaden cosa que me hizo sospechar de ella, pero ya lo descarté ella no es así. Ya me lo demostró.

Simplemente en ese momento había reducido que ella también estaba involucrada con él, además que justo para esos días a Jaden y a Chase se les ocurre meterse en el lío de las carreras, cosa que incrementó mis dudas hacia ellos.

Pero ahora sé que eso no es así, yo lo sé.

-Iré con cuidado, te lo juro. Eres mi hermano, y jamás te defraudaría.

-Pero si ya se lo hiciste a Álex.

Me recuerda.

-Ese es un asunto a parte y eso tú bien lo sabes. No mezcles las cosas, por favor -suelto. Y sin agregar más, salgo del departamento rumbo al instituto. Que aunque es muy temprano, no me apetecía estar más tiempo encerrado.

Doy unas vueltas con el coche y aparco en un café cerca al instituto, pido una bebida fría y un postre y espero unos minutos en el lugar revisando la pantalla de mi celular. Sí, sin nada más interesante que hacer.

Cuando me entregan mi orden pago y sin esperar más salgo de ahí, ya que las miradas de pena o que sé yo hacía mí me incomodaban. Como si fuera algún retrasado mental por vestir así, además no me afecta, al fin y al cabo no soy yo mismo.

Ya en el auto me acomódo para comer mi pedido, pero la vibración en mi bolsillo me impide darle un bocado a mi donut.

-¿Hola?

Contesto rápidamente al ver el nombre del emisor.

-Este... Hoy no voy a poder ir al instituto.

Me informa tímidamente a través de la línea. Cosa que me causa gracia.

-¿Y por qué me lo tienes que informar?

La fastidio. Me la imagino convirtiéndose en un tomate donde sea que esté.

-Pues... Tú ya sabes, además te lo debo ¿No?

Dice medio tartamudeando.

-¿Así? ¿Por qué? -formo una sonrisa ladeada fastidiándola aún más.

-¡Ay! Entonces ya no te informo nada, mejor.

Comienzo a reír a carcajadas al escuchar su pequeño berrinche.

-Está bien, lo siento. ¿Pero no será porque quieres evitarme, cierto?

Fastidio aún más, me agrada esta libertad de fatidiarnos sin estar ocultando nada, como yo solía hacerlo.

-¡Ay! Mejor cuelgo, adiós. -oigo como exclama antes de colgar.

Y yo sonrio mirando al teléfono, como si ella pudiera ver lo feliz que me hizo con esa llamada.

Entro a la bandeja de mensajes y escribo uno nuevo para ella, al ver el texto escrito verifico y como estoy conforme con lo que aparece en pantalla, se lo envío.

"Te quiero<3."















¡Ahhhhh!
Así sin más, él le dijo lo que sentía. Se están volviendo unos tortolitos, aunque no durará mucho *guiño*

Capítulo corto, pero con amor. Comenten y voten. Gracias!

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-A♥

SUSPICACIA (PTCE #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora