- ¿Qué ha sido eso? - Kurama y Rin se pararon un instante para clavar sus miradas molestas en el hermano pequeño. Este no tardó en inflar sus cachetes, como si aún tuviese tres años, antes de alzar los brazos por encima de su cabeza y agitarlos con indignación. - ¡Venga ya!
- A veces me cuesta creer que hayamos salido del mismo sitio... - Soltó Rin antes de echar a andar sin mirar hacia el rostro enrojecido de su hermano.
- ¡No puedo haber sido el único que lo ha notado! - Kurama miró al niño con suspicacia.
- ¡Es viento, Shin! - Gritó su hermana ya enfadada. - ¡Viento!
Sintiéndose un completo idiota, Shin siguió los pasos de su hermana, pero se detuvo al ver que Kurama no les seguía. El demonio tenía la mirada perdida en el horizonte, buscaba algo entre las nubes que habían aparecido de la nada.
- ¿No es sólo viento...? - Murmuró el pequeño sin atreverse a mirar al demonio. La arboleda parecía más...Oscura. -, ¿verdad?
Una nueva ráfaga se levantó, acunando a un grupo de mariposas. Kurama entrecerró los ojos al ver cómo el pequeño observaba una con la mano alzada. Parecía absorto en ese ser, abrió los ojos con sorpresa cuando se posó con tranquilidad sobre su dedo meñique.
¿Lo prometes?
- Shin... - Una risa resonó dentro de su cabeza, vivaz y dulce. Cómo la echaba de menos... De un manotazo apartó a los insectos que revoloteaban a su alrededor, apartándose con una mueca de disgusto. En ese mismo instante, el pequeño buscó los ojos de su mentor con una alegría innata.
- ¡Son azules!
¿No sabes quién soy?
Buscó con la mirada de dónde venía esa voz, ese susurro que tan solo aparecía en sus sueños. El viento le acompañó a medida que daba vueltas frenéticas por el Bosque. ¿Dónde? ¿Dónde estaba?
Escuchó los gritos y resoplos del dúo diabólico des de la distancia, pareció que, por unos instantes, había perdido toda capacidad de pensar racionalmente. Decidió que su mente le había jugado una muy mala pasada. Sacudió la cabeza, volvió a la realidad a medida que las siluetas de los niños se aclarecían.
- ¿Kurama? - Hablaron a la vez, con sus ojos abiertos y bañados en sudor, apestaban. Con un suspiro, el demonio se cuestionó sus acciones... ¿Qué le había llevado a cuidar a ese par de maleantes?
- Vámonos a casa. - Empezó a andar sin fijarse en los hermanos, sin embargo, sabía que le seguían como fieles pupilos. Fieles pupilos con una curiosidad amenazadora, sobre todo para su poca paciencia, a veces no podía evitar soltarles un buen par de gritos o collejas cuando le sacaban de sus cabales.
Los niños no dijeron ni pío hasta llegar a casa, de hecho, extrañó a Kurama el silencio sofocante de ese par. Parece que el umbral de la puerta era el detonador para que el dúo diabólico se sintiese cómodo y empezase a atosigarle a preguntas nada indiscretas.
- ¿Qué ha pasado en el Bosque?
- ¿Por qué has salido corriendo?
- ¿Buscabas a alguien?
- ¿Qué ha sido ese viento?
- ¿Esas mariposas eran reales?
- ¿Por qué eran azules? - Soltó un golpe brusco en la pared más cercana que pilló, ambos se estremecieron y, con la misma coordinación con la que habían hablado, cerraron el pico.
- A dormir.
No se atrevieron a replicar, conscientes de que Kurama odiaba que le interrogasen, habían sido demasiado impulsivos. Deberían haberlo planeado mejor. Con un asentimiento de cabeza le desearon buenas noches a su mentor y se acostaron.
Cuando el demonio se fue dormir, dos sombras levantaron una especie de campamento en la pequeña habitación de madera con dos camas y un solo armario. Pasaron las sabanas por encima del mueble hasta los cabeceros de madera roída y encendieron un par de velas, sentados de frente y serios como anbus.
- ¿Qué crees que ha ocurrido? - Habló en susurros el pequeño.
- No lo sé... - Admitió la mayor mientras se recogía el pelo en una coleta, estar debajo de las sábanas daba mucho calor. Estaban en pleno verano. - A lo mejor solo quería asustarnos...
Shin negó con la cabeza.
- Ya estaba raro cuando ese viento apareció de la nada...
- ¿Otra vez con eso? - A pesar de sus palabras y desconfianza, en la mirada de Rin se cultivaba y crecía la duda.
- Vamos, debe tener algo que ver... Nunca le habíamos visto así.
La mayor le observó y abrió la boca para decir algo, pero fue interrumpida. Ambos se miraron, asustados, al oír esos ruidos. Salieron del refugio improvisado y se armaron con los kunais de debajo de sus cojines. Jamás estaban indefensos, ni durmiendo. Anduvieron con cautela, moviéndose entre las sombras, hasta llegar a la puerta cerrada del dormitorio de su mentor.
Ambos se miraron, posaron sus manos a la vez sobre la rugosa superficie de madera y, con impaciencia, empujaron con fuerza mientras oían el palpitar de su corazón.
- ¿Qué demonios...
-----
N/A: Próximo capítulo, 20 de Setiembre.
Muchas gracias por leer, espero que os esté gustando. ¡Acepto recomendaciones, por si queréis que ocurra algo en especial! :)

ESTÁS LEYENDO
Love Me
FanfictionEl Guardián del Bosque de las Nueve Colas ha muerto. Los humanos, en su eterna lucha contra la lógica y moralidad, consiguen su mayor objetivo: Urbanizar el Bosque Sagrado por el que muchos han dado la vida. Los Dioses están furiosos, Kurama es el...