¿Y ahora qué?

3.2K 210 43
                                    

Temo estaba más que en un sueño, el beso con Aris era maravilloso, jamás podría olvidarlo, cómo sus labios lo acariciaban, cómo su brazo detrás de su cintura lo apartaba de la realidad, sus ojos se enfocaban en mantenerse cerrados y no llorar.

Su emoción era inmensa, estaba enamorado, enamorado cómo nunca antes, Aristóteles estaba confundido, se separó de Temo mientras sus ojos estaban aún cerrados, ambos dejaron que sus respiraciones chocaran mientras juntaban sus frentes, en un intento de que este sueño no terminara.

- Temo...
- ¿Aristóteles?

Abrieron sus ojos, Teno tenía una expresión nerviosa, aún conservaba un gran brillo en sus ojos, y Aris tenía miedo, miedo de que Temo estuviera enojado.

- Lo lamento yo, no se que pasó, perdóname...

Soltó su agarre y se hizo hacia atrás en un intento de alejarse del peligro.

- No Aris espera... ¿ Por que me besaste?

Aristóteles tenía muy en claro lo que podría pensar Temo, y tenía muy en claro que tal vez no era gay, tenía muy en claro que esto era una locura, iba a perder a su mejor amigo por un impulso tonto, por no controlar algo que nisiquiera sabe si existe, algo que sólo sospecha en si mismo, sus terapias eran claras, en cuanto lo que sentía y podría llegar a sentir, su psicólogo le había dicho que no era más que una confusión, pero rayos, se sentía tan bien, los labios de Temo le habían dado valentía, le habían dado cierto aire para poder respirar, sabía que no podía ser una confusión.

- Temo, yo, eh estado confundido, lo lamento, sé que debes estar enojado.

Temo abrió sus ojos mientras intentaba recobrar el aire, podría terminar dando la vuelta a México completo de la emoción. Se percató de que Aristóteles estaba dando la vuelta para seguro irse, estaban mojados, estaban muy empapados y los rizos de Aris goteaban mientras Temo temblaba de frío, lo tomó del brazo suavemente.

- ¡Aris! Entonces estamos confundidos los dos entonces, por que ese beso fue todo menos desagradable.

Temo no podía creer lo que estaba diciendo, pero lo dijo, Aristóteles  lo besó, y no habría vuelta atrás.

- Temo, ¿enserio?
- Sí Aris, me gustas muchísimo desde el primer día en que te vi, y no podrías ser una confusión para mí.

Temo se dio cuenta de que tal vez no estaba diciendo las palabras correctas, tal vez podría terminar arruinandolo.

- ¿Desde el primer día?
- S..sí...

Temo sabía que esto no era bueno.

- ¿Cómo pudiste Temo? Estuviste a mi lado tanto y nunca me lo dijiste, ¿por qué? ¿Por que no confiaste en mí? ¿Tan malo y cerrado te parezco?
- Aris yo...
- No Temo, ni siquiera se lo que siento y ahora me entero de que me ocultaste algo así, siendo amigos.
- Aristóteles...
- Cuauhtémoc...
- Lo lamento, tenía miedo Aris, yo no sabía cómo lo ibas a tomar, nisiquiera sabía si eras gay.
- Sabías que soy tu amigo y que podías confiar en mí...
- Perdón.
- No es necesario Temo...
- ¿Y ahora que?
- Ahora debemos irnos, nos están esperando en casa, está oscureciendo y nos van a regañar.

El agua seguía cayendo y ambos empezaban a temblar de frío, Temo lucía adorable con sus cabellos destilando gotas cristalinas, pero tenía una duda, una duda que no iba a dejar ahí.

- Aris, me refiero al beso, ¿ahora que?
- Ahora ya se que sientes por mí... creo que ya está claro...
- Pero, ¿que sientes tú por mí?
- Temo yo, eres mi mejor amigo y te quiero mucho, eres muy especial, pero no se si estoy enamorado de ti.
- Aris...

Sólo Dilo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora