AFTER

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Aris se acercó lentamente mientras la errática respiración de Temo le hacía provocar un poco de temor, aunque se tranquilizaba de recordar que los médicos dijeron que no habría problema.

Tomó asiento a su lado, siempre estaría junto a él, aún con el mal recuerdo de Diego besándole, Temo movió su cara con un gesto de molestia, al parecer el tubito del respirador le hacía cosquillas, Aris encantado con la tierna escena no pudo hacer más que ayudar a retirar el respirador, sonriendo de lado embobado.

Su cara manchada por el maquillaje de Catrín y la lluvia, mientras que a Temo le habían limpiado todo el maquillaje para poder atenderlo, habían pasado horas horribles, la preocupación de cómo estaría le carcomía la mente, mientras no tuvo tiempo siquiera para cambiarse.

- Temo sólo vuelve...

Esperó un rato mientras Temo volvía a su estado de calma, mientras acariciaba suavemente su rostro, tan suave, tan lindo, tan hermoso cómo siempre, cuidaría de ese rostro para siempre, cuidaría de ese rostro con su vida, mientras Temo empezó a removerse incómodo en la cama, hasta que abrió sus ojos algo desesperado y respirando un poco agitado, rápidamente Aris lo tomó de los brazos.

- ¿Qué pasó?
- Temo tranquilo, estás bien, estoy aquí contigo.
- ¡Quién eres tú! ¡Y porque tienes la cara manchada!

En ese momento Aristóteles sintió el verdadero terror, Temo no lo reconocía, Temo podría haberlo olvidado, claro que con el maquillaje que ahora lucía aterrador era obvio.

- Temo y. Yo, soy Aristóteles, tu novio.
- ¿Novio? De que hablas, ¡soy heterosexual!
- Temo yo...

Aris sentía cómo su voz temblaba, le dolía saber que pudo haberle olvidado.

- Es broma tonto, te estoy viendo la cara.
- ¡Cuauhtémoc López!
- Ay ya Aris...
- ¡Eres tonto o te haces! ¡Me hiciste dar un susto terrible!
- Bueno fue, divertido.
- Recuérdame por qué somos novios...
- Porque me quieres...

Aris llevó su mano a su sien masajeándose instintivamente.

- Y tú a mí...
- Que suerte guapa.
- Cállate.
- Soy un hombre golpeado Aristóteles, es un crimen tratarme mal.
- Habrá que arreglarlo.
- Posiblemente...
- Y cómo hacemos eso...
- No lo sé... un beso...quizás...
- Un beso.

Aris dio una mirada coqueta y juguetona mientras se acercaba a su rostro.

- Sí, uno nada más.
- Bien.

Posó sus manos en su rostro acercándolo sólo un poco, y dejando que sus labios toquen suavemente los contrarios, tan suaves cómo siempre pero muy fríos, el clima del hospital no le hacía muy natural.

- ¿Entonces?
- Entonces necesito hablar contigo Aris...
- No, Temo, el doctor dijo que, sin esfuerzos, y yo...
- Pero no es ningún esfuerzo, tengo que explicarte.
- Temo no hace falta...
- Si hace falta, para mí hace falta... Aris yo pensé que eras tú, jamás lo hubiera besado si no....
- Temo, ya, lo entiendo... tu amigo me lo dijo, fue su plan, él, quiere conquistarte...
- ¿Que? Eso es imposible Aris...
- Él lo dijo, o algo así...
- ¿Algo así??
- El y yo...
- ¿Qué pasó?
- Peleamos cuando la ambulancia te trajo...
- ¿Que?
- Temo tienes que entender, él empezó a provocarme y entonces no me quedó de otra.
- Están dementes, cómo se ponen a golpearse.
- Perdón, Temo lo siento, no sabía cómo reaccionar.
- Tengo que hablar con él.
- ¡No!
- ¿Perdón?
- El causó todo esto.
- El sólo está confundido, es mi amigo Aris, necesito ayudarlo.
- Está bien, pero si te hace algo sólo avísame.
- Está bien... oye...
- ¿Sí?
- ¿Me abrazas?

Luego de una sonrisa algo negadora de Aristóteles y un tierno beso en la frente se quedó en la camilla acurrucando a Temo entre sus brazos, hasta que entró el doctor enojado por que un adolescente mojado estaba encima de su paciente y terminaría matándolo por hipotermia, luego de un fuerte regaño Aris salió del hospital directo a casa donde Audifaz esperaba en la puerta del departamento.

- Papá...
- A esta casa no puedes entrar Aristóteles.
- Papá ya hablamos de esto, es ridículo lo que haces, no dejaré de ser yo.
- Entonces puedes seguir siendo tú, en otra parte, pero no bajo el mismo techo que yo.
- Bien, si eso quieres...
- ¿Que?
- El papá de Temo es millonario, y Temo es mi novio, así que no habrá problema con quedarme con él.
- ¡Ni se te ocurra Aristóteles!
- Tu dijiste que sea yo en otra parte, bien, ellos están en otra parte.
- ¿Acaso no entiendes?
- No, eres tú el que no entiende papá, Temo me enseñó que debo ser yo mismo, sin pensar en los demás, él logra cambiar a cualquiera.
- ¡Debes alejarte de ese muchacho!
- Tu debes alejarte de mí...

Aris dio media vuelta volviendo a salir, mientras bajaba las escaleras hasta el departamento de Temo esperando que el señor Pancho lo acepte, pero grande fue la sorpresa en sus ojos cuando quién abrió la puerta fue Diego.

- ¡Tú!
- ¡Que haces aquí aún!
- Que te importa, no tengo por qué darte explicaciones, no era quién.
- Soy el novio de Temo, y es a él a quién le vas a explicar.
- Estas mintiendo, ahora si no te molesta, tengo que cuidar el departamento.

Diego intentó cerrar la puerta hasta que Aris metió su pie y logró impedirlo.

- Pues suerte, porque voy a vivir aquí.
- Estás mintiendo.
- No, para nada, el señor Pancho me dejará vivir aquí.
- Ya lo veremos.

Y así sería, Diego se encargaría de hacerle la vida imposible, hasta que se fuera.

Sólo Dilo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora