¿Culpa de quién?

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Las luces brillaron fuertemente, el sonido de la bocina del coche fue intenso, mientras que el golpe fue demasiado, el auto impactó a Temo contra el suelo, lanzándolo varios metros lejos mientras Aristóteles daba un grito desgarrador, podría saber cuándo una parte de si ha muerto, podía saber cuándo una parte de si se había ido, que haría ahora, Temo era lo más hermoso que le había pasado.

- ¡NO!

Aris corrió hacia Temo mientras se lanzaba en el suelo y lo tomaba entre sus brazos, su nariz sangraba, no sabía cómo tocarlo sin hacerle daño, pero no podía dejarlo ahí en el frío suelo, el charco de sangre pronto se intensificó, no sabía de donde era tanta sangre, de su nariz, de su cabeza, o de donde, las lágrimas empezaron a brotar rápidamente, no podía dejar de sentir cómo su corazón se destrozaba, mientras la familia Córcega llegaba corriendo.

- No, no por favor Temo no, no tu por favor, Temo respóndeme, Temo, Temo, amor respóndeme, vas a estar bien, juro que vas a estar bien, respira, ¿Temo?... ¡No!
- ¡Aristóteles mira lo que provocaste!

Diego lucía impactado por lo que acababa de pasar más sin embargo no dejaba de lanzar la acusación en su contra, mientras Pancho llegaba apresurado a recoger a Temo, Audifaz estaba detrás con los puños cerrados mientras todos estaban llenos de lágrimas, la familia Córcega sentía su dolor, Pancho estaba más que alterado, rápidamente llegaron las ambulancias, los paramédicos empezaron a subir a Temo al vehículo mientras preguntaban sobre el auto que lo impactó, a lo que Diego contestó que tenía el número de matrícula.

Una vez que Temo estaba en la ambulancia salieron corriendo hacia el hospital, mientras Pancho se fue cuidándolo, Aris se quedó, estaba destrozado, Audifaz sólo caminaba por todo el lugar mirándole con desprecio, mismo que Aris ignoró por completo, estaba dolido por Temo, no iba a darle oportunidad de molestarlo, y menos frente a toda la familia, todos estaban preocupados por Temo.

Diego se acercó sin miramientos, estaba más que molesto, ver a Temo tirado en el suelo le oprimía el corazón, estaba encolerizado contra Aris, y le daba toda la culpa de lo que había pasado.

- ¿Ves lo que hiciste? Por tu culpa temo está en el hospital.
- ¿Puedes callarte?
- Si tan sólo lo hubieses querido sin vergüenza de los demás...

Aris ya no pudo más con lo que sentía, eran muchas cosas al mismo tiempo, Temo hospitalizado, Audifaz mirándolo como si fuera un criminal, no soportaría también a Diego, se levantó de la silla sin decir más y se acercó furioso hasta propinarle un tremendo golpe directo a la cara, lanzándolo al suelo, luego Robert interfirió tomándolo de los brazos para que se calmara mientras Diego se levantaba del suelo.

- ¡Y eso es para que vuelvas a hablar sobre Temo!
- Salvaje...

Diego se levantó quitando la sangre que salía de su nariz, mientras se iba directo al departamento, dentro de unas horas salía de nuevo a Toluca, lástima que no pudiere quedarse, pero supuso que Temo no querría siquiera verlo después de esto.

- Aris hijo tienes que controlarte, el no necesita que estés peleando.
- Lo sé mamá, ahora debo ir, tengo que ver que esté bien.
- No vas a ningún lugar Aristóteles.
- ¿Que?
- ¡No vas a ir a ver al desviado!
- ¿Es broma verdad?
- No bromeo con tus valores Aristóteles.
- Papá Temo está mal herido en el hospital, cómo supones que me quedaré aquí sin hacer nada.
- Es cosa de la familia de Francisco López.
- Suficiente, no vas a impedir ir a ver a mí...
- ¿Novio? ¿Eso ibas a decir?

Audifaz levantaba cada vez más la voz, Aris estaba lastimado, su padre era tan cerrado, tan diferente de una persona normal, no iba a soportar que lo alejara de quién amaba, no esta vez.

- Sí, Temo es mi novio, hace ya algún tiempo, y estoy orgulloso de eso, ¿algún problema padre?

Aris había levantado la voz, mientras Audifaz empezaba a tener un sonrojo agresivo sobre su cara, estaba más que enojado, levantó su mano directo a dar una bofetada al rostro de Aristóteles, mientras Amapola lo empujaba hacia atrás respondiendo con una más fuerte.

- ¡No vas a lastimar a mi Aris!
- Amapola...
- Ya fue suficiente Audifaz, ¡no más!

Aris salió de casa apresurado para poder llegar al hospital, donde Temo seguro estaría ya estable, o al menos eso esperaba.

En el hospital Pancho esperaba sentado en la sala de urgencias mientras Temo salía de problemas, los médicos se movían rápido, había varios huesos rotos y sangre por todas partes, Pancho se levantó a buscar un café cuando de repente se vio frente al espejo.

Lleno de sangre encima, sangre de su hijo, sangre de la persona por que daría todo, no podía soportar tener tanto dolor, el saber que Temo podría terminar mal, Susana llegó al hospital mientras el esperaba el café, lo vio de lejos ensangrentado y no dudo en correr hacia el a abrazarlo.

- Susana...
- ¡Pancho! Está bien, está bien, tu hijo es muy fuerte, el saldrá de ésta.
- No lo sé, Temo está muy lastimado...
- El podrá Pancho...
- Gracias.

Pancho se abrazó a ella aferrándose para no caer rendido, las lágrimas no faltaban, su niño estaba mal herido, y ahora no podía pensar en otra cosa, cuando Aristóteles llegó desde atrás algo agitado, buscando perdidamente a Temo.

- Señor López.
- Aristóteles...
- Señor se lo juro, no fue mi intención, jamás lastimaría a Temo, yo lo amo, le pido perdón, sólo quiero saber si está bien...
- Entiendo entiendo, y te creo, está bien, aún no nos dicen nada, debemos esperar aquí.
- Gracias señor...

Pancho intentaba calmarlo, pero Aris se lanzó abrazándolo, estaba destruido, la preocupación de que Temo pudiera estar lastimado lo llenaba de angustia.

El doctor salió con un expediente llamando a los familiares de Cuauhtémoc López, mientras Pancho y Aris se levantaban velozmente al llamado.

- ¿Como está? ¿Tiene algo roto?
- Señor López su hijo es muy fuerte, sólo un brazo y una pierna rotas, el resto es sólo golpes y algo de confusión, pero estará bien.

La noticia fue cómo si el oxígeno volviera a entrar en su cuerpo, ambos dieron un largo respiro mientras el doctor explicaba.

- ¿Podemos verlo?
- Ahora no, por el momento está inconsciente, producto de los sedantes ye l mismo golpe, ahora lo están enyesando, no tiene de que preocuparse, eso sí, necesito una referencia familiar más por si despierta y usted no está presente.
- Yo puedo... digo si usted lo acepta señor...
- Claro que sí, doc. él es Aristóteles Córcega, doy la autorización para que lo vea.
- Entiendo, ¿es su primo?
- No, yo, soy su novio...
- Oh...entiendo, en cuanto despierte lo podrán ver.

Aris se dirigió a la banca mientras Pancho seguía temblando de nervios por Temo.

- Señor gracias por eso...
- No hay de que, Temo te quiere mucho, estoy seguro de que esto es lo que el desearía.

Pasaron las horas, incluso haciendo que ambos entraran en desesperación, hasta que una enfermera llamó a familiares, Pancho sintió que debía dar su lugar a Aris, ya tendría una larga conversación con Temo, así que dejó que fuera.

Aris entró a la habitación, mientras el lindo castaño descansaba con tubos de oxígeno conectados a su nariz y yesos en el brazo y pierna.

- ... ¿Temo?

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