Yaten?

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Era un ejecutor, se dijo Serena, enviado por su padre para resolver los problemas que surgían en la comunidad de hombres lobo. Para sobrevivir en aquel trabajo, debía de ser incluso más peligroso que Leo.

Serena podía sentir cuan dominante era, y sabía cómo eran los dominantes. Tenía que estar alerta, preparada para el más mínimo movimiento agresivo, dispuesta a soportar el dolor y el pánico, porque huir sería aún peor.
Entonces, ¿por qué se sentía más segura cuanto más tiempo pasaba con él?

Darien la siguió escaleras arriba sin decir una palabra, y Serena decidió disculparse más por su apartamento. Al fin y al cabo, había sido idea suya pasar allí la noche y acabar durmiendo en un futón doble en lugar de en una agradable cama de hotel. No sabía qué ofrecerle para comer; esperaba que hubiera comido algo durante el vuelo. Al día siguiente iríaba comprar algunas cosas, después de cobrar el cheque de Scorci's que había dejado en la puerta de la nevera.
Tiempo atrás, el ático estaba dividido en dos pisos de dos habitaciones, pero, en los setenta, alguien había hecho reformas y los había convertido en un piso de tres habitaciones y un estudio.

Su apartamento parecía usado y vacío, sin más muebles que un futón, una mesita y un par de sillas plegables. El suelo de parquet era lo único que lo hacía un poco acogedor.

Serena miró a Darien detenidamente cuando entró en el apartamento tras ella, pero comprendió que sabía controlar muy bien sus emociones.
Aunque no pudo adivinar lo que pensaba, no le costó mucho imaginárselo al ver cómo miraba fijamente el futón, que era perfecto para ella pero demasiado pequeño para él.

-El cuarto de baño está ahí -dijo ella innecesariamente porque la puerta estaba abierta y se podía ver con claridad.

Él asintió mientras la observaba con los ojos opacos por la pobre iluminación.

-¿Tienes que trabajar mañana? -preguntó él.
-No. No trabajo hasta el sábado.
-Bien. Entonces podemos hablar por la mañana.

Darien cogió su pequeña maleta y se fue al cuarto de baño.
Mientras Serena buscaba en el armario una manta vieja y volvía a considerar que una alfombra barata sería mucho mejor que el pulido parquet, bonito pero demasiado frío y duro para dormir sobre él, hizo todo lo posible para aislarse de los extraños sonidos que producía otra persona disponiéndose a ir a la cama.

La puerta se abrió mientras seguía de rodillas en el suelo intentando extender la manta a modo de colchón lo más lejos posible de la cama.

-Puedes dormir en la cama -empezó a decir y, al darse la vuelta, se encontró cara a cara con un enorme lobo de pelaje oscuro.
Le meneó la cola y sonrió ante su obvia sorpresa, antes de rozarla al pasar para acostarse en la manta. Se acomodó sobre ella, apoyó la cabeza en sus patas delanteras y cerró los ojos; aparentemente, se quedó dormido al instante. Pese a que Serena sabía que no era así, no se movió, ni le miró cuando fue al cuarto de baño o cuando salió vestida con un chándal más grueso.

No podría dormir con un hombre en su apartamento, pero, de algún modo, el lobo le resultaba menos amenazador. Aquel lobo. Pasó el pestillo de la puerta, cerró la luz y se arrastró hasta la cama sintiéndose más segura de lo que lo había estado desde el día en que descubrió que el mundo estaba lleno de monstruos.

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Al principio, los pasos que oyó en la escalera a la mañana siguiente no le preocuparon. La familia que vivía en el apartamento de enfrente se pasaba el día y la noche entrando y saliendo. Se cubrió la cabeza con la almohada para amortiguar el ruido, pero entonces reconoció la manera de caminar de Ami y recordó que había un hombre lobo en su apartamento. Se incorporó repentinamente y miró a Darien .
El lobo era mucho más hermoso a la luz del día que por la noche; sus
negras patas realzaban el tupido de su pelaje. Irguió la cabeza cuando Serena se incorporó y se levantaron al mismo tiempo.

Mujer Valiente 0.5 (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora