Una visita.

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—¿Cuántos miembros nuevos se han unido a la manada desde que lo hiciste tú? (Tres, todos machos, pero dos de ellos no podían controlarse y fueron eliminados).
—¿Cuántos miembros hay en la manada? (Veintiséis).
Cuando terminó, se sorprendió de estar sentada en el suelo, al otro lado de la habitación, con la espalda pegada a la pared. Darien apoyó la silla sobre las cuatro patas y se llevó una mano a la frente. Suspiró profundamente y la miró por primera vez desde que empezara el interrogatorio.
Serena se sobresaltó al descubrir el brillo dorado de sus ojos. Darien estaba a punto de transformarse, forzado por una intensa emoción y, aunque lo veía en sus ojos, no lo podía leer ni en su cuerpo ni en su olor; conseguía ocultarlo de algún modo.
—Hay reglas. La primera es que ninguna persona puede ser transformada contra su voluntad. La segunda es que ninguna persona puede ser transformada hasta que ha sido aconsejada y ha pasado una sencilla prueba que demuestre que comprende las consecuencias de la transformación.
Serena no sabía qué decir, pero finalmente recordó que debía apartar sus ojos de su intensa mirada.
—Por lo que me has dicho, Leo está creando nuevos lobos y perdiendo a otros, y no ha informado de esto al Marrok. El año pasado vino a nuestro encuentro anual con su pareja y su cuarto, ese tal Boyd Hamilton. Nos dijo que su segundo y tercero estaban ocupados.
Serena frunció el ceño.
—Boyd ha sido su tercero desde que estoy en la manada, y Yaten es su segundo.
—Has dicho que solo hay otra hembra en la manada aparte de ti.
—Sí.
—Deberían haber cuatro.
—Nadie ha mencionado a otras —dijo ella.
Darien miró el cheque que estaba sujeto en la puerta de la nevera.
—Se quedan tu sueldo. ¿Cuánto te devuelven?
El esfuerzo por controlar a su lobo hacía que su voz sonara muy profunda.
—El sesenta por ciento.
—Ah.
Cerró sus ojos de nuevo y respiró profundamente. Ahora, Serena podía oler su ira, aunque sus hombros continuaban relajados.
Cuando terminó de hablar, Serena dijo en voz baja:
—¿Puedo hacer algo para ayudarte? ¿Quieres que me vaya? ¿O que te cuente algo o ponga música?
No tenía televisión, pero sí un viejo aparato de música.
Aunque Darien continuó con los ojos cerrados, se permitió una leve sonrisa.
—Normalmente, mi control es mejor.
Serena esperó, pero las cosas parecían empeorar cada vez más.
Los ojos de Darien se abrieron de repente, y su mirada fría y amarilla la inmovilizó contra la pared en la que estaba apoyada, mientras se desentumecía y merodeaba por la habitación.
El pulso de Serena se aceleró y bajó la cabeza para encogerse. Notó que Darien se arrodillaba frente a ella. Cuando le acarició el rostro con sus cálidas manos, se sobresaltó, y lamentó haberlo hecho en cuanto le oyó gruñir.
Darien, aún de rodillas, enterró el rostro en su cuello y descansó su tenso cuerpo de hierro sobre el de ella, atrapándola contra la pared.
Apoyó las manos en esta, rodeándola, y Serena dejó de moverse. Sentía su cálida respiración en el cuello.
Serena se sentó con un movimiento cauto, aterrorizada por hacer cualquier cosa que pudiera dificultar su control. Pero había algo en él que le impedía estar completamente aterrorizada, algo que insistía en que no le haría daño. Que nunca le haría daño.
Lo cual era estúpido. Todos los dominantes hacen daño a los que están por debajo de ellos. Lo había aprendido a golpes. Aunque las heridas se curaban rápidamente, no era menos desagradable. Aunque era inútil las veces que se repitiera a sí misma que debía estar asustada de él, un dominante entre dominantes, un extraño al que no había visto nunca hasta el día anterior, o para ser más precisa, desde aquella mañana. No podía tenerle miedo.
Olía a ira, pero también a lluvia de primavera, a lobo y a hombre.
Cerró los ojos y dejó de luchar contra sí misma, permitiendo que su agradable olor se llevara todo el miedo y la rabia que sentía tras explicarle lo peor que le había pasado en la vida.
En cuanto ella se relajó, Darien también lo hizo. Sus rígidos músculos se aflojaron y sus brazos se deslizaron por la pared para descansar suavemente sobre sus hombros.
Poco después, Darien se echó para atrás, pero, como todavía estaba en cuclillas, sus cabezas quedaron casi a la misma altura. Puso delicadamente su mano en la barbilla de Serena y le levantó suavemente la cabeza hasta que su mirada se posó en sus ojos celestes. Serena tuvo la súbita sensación de que si miraba aquellos ojos durante el resto de su vida, podría llegar a ser feliz. Aquella revelación la asustó más que el pánico anterior.
—¿Estás haciendo algo para que me sienta así? —preguntó ella sin pensar.
Darien no le preguntó qué sentía. En lugar de eso, inclinó su cabeza en un gesto lobuno, pero manteniendo el contacto visual. Serena tuvo la impresión de que estaba tan desconcertado como ella.
—No creo. No intencionadamente.
Darien le sujetaba la cara con ambas manos. Eran manos grandes y robustas, y temblaban ligeramente. Se agachó hasta que su barbilla descansó sobre su cabeza.
—Yo tampoco me había sentido nunca así.

●●●

Darien podría haberse quedado así para siempre, a pesar de la incomodidad de estar de rodillas sobre el duro parquet. Nunca había sentido nada igual, y mucho menos con una mujer a la que solo conocía desde hacía menos de veinticuatro horas. No sabía cómo enfrentarse a aquello; de hecho, aunque poco habitual en él, no quería hacerlo. Estaba dispuesto a aplazarlo indefinidamente mientras pudiera estar junto a ella.
Evidentemente, prefería hacer otra cosa, pero, si sus sentidos no le engañaban, alguien estaba subiendo por las escaleras. Cuatro pisos no eran suficientes para mantener alejados a los intrusos. Cerró los ojos y dejó que su lobo analizara el rastro e identificara al nuevo visitante.
Alguien llamó a la puerta.
Serena se sobresaltó. Una parte de él estaba satisfecha por cómo había conseguido distraerla. No había captado nada hasta entonces. A la otra parte le preocupaba su vulnerabilidad.
A regañadientes, se levantó y se separó ligeramente de Serena.
—Adelante, Isabelle.
La puerta se abrió y la pareja de Leo asomó la cabeza. Echó una mirada a Serena y sonrió con picardía.
—¿Interrumpo algo interesante?
A Darien siempre le había gustado Isabelle, aunque intentó no demostrarlo. En tanto ejecutor de su padre, hacía tiempo que había aprendido a no encariñarse de nadie que tal vez tuviera que matar algún día. Por tanto, su círculo de amistades era muy reducido y se limitaba a su padre y a su hermano.
Serena se levantó y le devolvió una tímida sonrisa, aunque Darien percibió que aún estaba asustada. Para su sorpresa, dijo:
—Sí, estaba a punto de pasar algo interesante, pero no importa, adelante.
Isabelle entró de golpe, cerró la puerta y le tendió la mano a Darien.
—Darien, me alegro de verte.
Darien tomó su mano y la besó suavemente. Olía a canela y a clavo.
Había olvidado que usaba perfume para entorpecer los afilados sentidos de los hombres lobo. Suficientemente intenso para ocultarse y protegerse del agudo olfato de estos. A no ser que estuviera muy inquieta, nadie podía percibir lo que sentía.
—Estás muy guapa —dijo él consciente de que aquello es lo que esperaba. Era verdad.
—Debería parecer que tengo los nervios destrozados —dijo ella, atusándose el pelo, el cual, combinado con sus bellos rasgos, la hacía parecer una princesa de cuento.
Era más bajita y menuda que Serena, pero Darien nunca cometería el error de considerarla frágil.
—Yaten llego a casa enfurecido diciendo algo sobre un encuentro esta noche. Era de todo menos coherente y le dije a Leo que me pasaría por aquí a ver qué estabas haciendo. Por cierto, ¿qué hiciste para enfurecerlo de esa forma?
Aquella era una de las razones por las que no tenía amigos.
—¿Leo recibió mi mensaje? -preguntó Darien.
Isabelle asintió.
—Y parecía bastante asustado, algo que no le sienta muy bien.
Se inclinó hacia Darien y posó una mano sobre su brazo con demasiada familiaridad.
—¿Qué te trae por nuestro territorio, Darien?
Darien dio un paso atrás. Aunque parecía haberlo olvidado mientras estaba con Serena, no le gustaba tocar ni que le tocasen.

Su Serena. 

(Algo raro paso.. Y se borro todo completamente 💔😦 así que por la noche terminaré de pasar hasta donde se quedó lo subido hoy 😭)

Mujer Valiente 0.5 (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora