Montana.

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De nuevo en forma humana, Serena reposaba en la cama junto a Darien. Había venido Rashid, quien era médico además de hombre lobo, y había sustituido los vendajes provisionales por otros esterilizados; después se había marchado. Le comunicó a Serena que Darien estaba inconsciente por la pérdida de sangre.
Boyd entró en la habitación poco después y le aconsejó que dejara a Darien solo antes de que despertara. La habitación estaba reforzada para resistir las embestidas de un lobo rabioso; Serena no.
No discutieron cuando Serena se negó.
Cuando salió de la habitación, Boyd la cerró con llave. En cuanto Serena estuvo segura de que se había marchado, se cambió. La mayor parte de la ropa que había en el viejo armario era de talla única. Encontró una camiseta y unos tejanos que no le quedaban demasiado mal.
Darien no se dio cuenta cuando regresó a la cama. Serena colocó la cabeza junto a la de él y escuchó su respiración.

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No se despertó tranquilo. Estaba descansando mansamente y, de repente, se levantó sobresaltado. Serena no lo había visto nunca transformarse y, aunque sabía que lo hacía increíblemente rápido, ignoraba que fuese tan hermoso. Empezó por los pies y, como una manta de pelaje rojizo, la transformación recorrió todo su cuerpo, dejando a un abominable y airado hombre lobo que sangraba a través de los vendajes.
Los brillantes ojos amarillentos observaron la habitación: primero la puerta cerrada, después los barrotes en la ventana y finalmente a Serena.
Ella estaba estirada, muy quieta, permitiéndole que absorbiera el ambiente y comprendiera que no había ninguna amenaza. Cuando la miró por segunda vez, Serena se incorporó y le examinó los vendajes.
Darien gruñó y, entonces, le acarició el hocico.
—Has perdido mucha sangre. Los vendajes no te harán parecer más débil que si estuvieras sangrando por todas partes. Al menos así no arruinarás la alfombra.
Cuando terminó, le acarició el cuello y acercó su cabeza a la de él.
—Pensaba que te había perdido.
Permaneció un instante junto a ella y después se dirigió hacia la puerta.
—Está cerrada con llave —dijo Serena bajando de la cama y dirigiéndose hacia él.
Le dirigió una mirada paciente.
Se oyó un ruido sordo y un hombre delgado de aspecto corriente que parecía tener poco más de veinte años abrió la puerta. Se arrodilló y observó a Darien detenidamente antes de fijarse en ella. La fuerza que transmitían sus ojos la dejó sin respiración, de modo que no se sorprendió cuando reconoció su voz.
—Te han disparado tres veces en un día —murmuró el Marrok—. Creo que Chicago ha sido más duro de lo normal, hijo. Será mejor que te lleve a casa, ¿no crees?
Serena no sabía qué decir, de modo que no dijo nada. Apoyó una mano en la espalda de Darien y tragó saliva.

Darien miró a su padre.

—¿Se lo has preguntado? —dijo el Marrok dirigiéndose a Darien.
Este emitió un suave gruñido. El Marrok se rió y se puso en pie.
—No pasa nada, ya lo haré yo. ¿Eres Serena?
Aquello no era exactamente una pregunta. Su garganta estaba demasiado seca para contestar. Decidió asentir.
—A mi hijo le gustaría que vinieras con nosotros a Montana. Te aseguro que si hay alguna cosa que te incomode, me encargaré personalmente de que puedas instalarte en cualquier otro sitio donde te sientas mejor.
Darien gruñó y Artemis levantó una ceja mientras miraba a su hijo.
-Soy el Marrok, Darien. Si la chica quiere ir a otro sitio, he de dejarla.
Serena se apoyó en la cadera de Darien y dijo:
—Creo que me gustaría conocer Montana.


(Nota Extra)
Aquí termina la introducción a "Mujer Valiente" espero que fuera de su agrado 🙇‍♀️.
¡Esta historia no hace más que empezar! 
Pueden buscar la continuación como:
●Mujer Valiente 1 - Lagrimas no derramadas

Mujer Valiente 0.5 (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora