Capitulo5.-Ojo por ojo

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Como era de esperarse, la noticia de que sería papá lo conmovió o eso creo… la verdad en esta Mierda!!  Del amor porque no sé cómo más llamarlo soy tan jodida en  estas situaciones por ¡¡¡Dios!!! Que alguien me despierte de esta pesadilla, en seguida llamé a Federico que venga por mí, mientras caminaba a la tienda más cercana a comprar un cigarrillo la verdad no suelo fumar pero esta vez lo necesitaba me encontraba lo bastante estresada no sabía qué hacer si llorar o reír ante tan estúpida situación.

Mientras caminaba con mi cigarrillo, no lo voy a esconder me empezaron a salir lágrimas en los ojos… vaya que me dolió, como era posible?  El chico perfecto que empezaba a imaginar, el chico que cambio mi vida en 6 meses, no  se cuan decepcionada me encontraba  de él.

 

-Pequeña estoy fuera de tu casa como me lo pediste… ¡Sal!

Aquel mensaje de texto me alivio era Federico, pues de todos modos ya llegaba a casa.

Federico logro verme y en seguida salte a sus brazos tratando de darle un abrazo tan fuerte quizá así me calmara un poco.

-¿Estas bien? Dime que te hizo ese carbón o juro que para mañana él estará ¡¡muerto!! – me dijo bastante exaltado ya que el jamás me ha visto llorar, pero bueno mi lloro era tan reprimido solo me salían lágrimas y ya.

­-No déjalo así…- como es posible que me digas eso?  Isabella ya enserio como amigos de años que somos dime.- Al ver que yo no quería hablar de aquel tema el ofreció ir a tomar un par de cervezas para hablar, enseguida nos embarcamos en su auto.

Al llegar a nuestro bar favorito el ordeno una botella de tequila, bueno nos encantaba el tequila. Mientras la botella llegaba el me abrazó fuertemente, la verdad sus abrazos me calmaban.

-bien hermana al tomar esta botella sé que me dirás que paso hasta eso ten tu limón y tu vasito de tequila.- me expreso sonriente.

Mientras tomábamos hablábamos como nos conocimos recuerdo que él y yo nos odiábamos a muerte, pero ironías de la vida ahora somos dos futuros universitarios que nos llevamos como hermanos. Hasta que decidí contarle todo lo que había pasado en aquella cena con los padres de Emilio, él se encontraba con un cigarrillo y escuchando todo lo que le contaba y realizaba gestos de impresión y a la vez podía notar como su mano izquierda se cerraba en un puño.

-Pobre hombre para el lunes estará muerto…- murmulló mientras fumaba, su expresión enserio que no me gustó.

-Fede, yo no quiero que hagas nada… la verdad yo me iré encargando de eso créeme.

-Hermana contéstame una pregunta y quiero que seas totalmente franca… ¿Perdiste tu virginidad con él? - me pregunto con una cara pánico respecto a lo que yo respondería.- ese instante empecé a reír como desquiciada me sorprendió tanto su reacción.

-pues… la verdad.-Mientras yo trata de asustarlo el me abrazo y quería llorar ahora sé porque es tan difícil para ti pequeña.- nunca había escuchado su voz tan baja, era como que quería llorar.

-Deja de ser tonto ni parece que me conocieras, obvio que no ¡tonto! – le exprese con sarcasmo, él tan solo empezó a reír y me quería matar por el susto que le hice.

Después de que esa botella se terminara, él me llevaba a casa era casi media noche y pues en el camino le comentaba cual era mi plan respecto a eso esta vez yo quería vengarme sola, el tan solo me apoyo mientras decía pero yo podría despedazar su cara sin problema… pero claro que no!

Al llegar a casa abrasé fuertemente a Federico pues ya me encontraba bien sin dudar… me desembarque del auto y me dirigí a casa.

Mientras entraba  a casa vi que mi hermana también llegaba le abrí la puerta y ella me dijo que fue tonta, mientras me guiñaba el ojo… subió las escaleras, mi hermana mayor era tan sarcástica pero así la amaba.

Dos o TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora