Capítulo13.- Apuñalada por la espalda

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-Federico…-Apenas y podía hablar.

-Sabes… no me expliquen nada, al fin de cuentas ya no pienso abogar. Es su problema.-Nos dijo Federico un poco disgustado, enseguida empezó a caminar en dirección a la puerta.

-Toma mi mano si tienes valor.-Las palabras de Israel me congelaron por unos minutos, enseguida tome su mano.

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Después de una semana, caminaba al aula sin embargo pude sentir las miradas de todas maneras no paraba esto no se trata de las apariencias. Se trata de cómo te sientes y las preguntas que debes hacerte… ¿soy feliz? ¿Lo hago por mi o por los demás? ¿Debe importarme el qué dirán? Preguntas que deben ser analizadas correctamente.

-Isabela, la novia  de nuestro querido Jhon… o de Israel? Vaya que no se te escapa uno.-La voz chillona de la capitana de animadoras hizo que estallará en iras.

-¿y tú? Tanto tiempo lanzándote a los chicos y a nadie le agradas.

-Pues, admito ser una zorra pero no ando de mojigata.-me dijo con superioridad.- Es más, me pregunto si John ya sabe de esto... ¿Lo sabe? Sabe que el amor de su vida como él te llama está saliendo con uno de sus mejores amigos.- Tratando de contener mis lágrimas, estaba dispuesta abofetearla pero fui interrumpida por Israel. Tomo mi mano levantada y me llevo al patio.

- Trato… pero me es difícil.-Le exprese en medio del llanto.

-Espérame un poco más, yo me encargaré de solucionar todo con John y los chicos.-Me respondió secando mis lágrimas.  

-Israel, lo estoy dando todo por ti… mejor dicho por nosotros en poco tiempo me enamoré de ti, pero ya no puedo más todos están en contra. Extraño a mis amigos, Alexandria, Federico, Adriana, Bruno… extraño hablar con J...-Le dije mientras observaba el horizonte.

-Trato de cuidarte… trato de que estemos bien, yo también me quede sin nadie solo me quedas tú… y no voy a perdonarme el perderte.

-Pues es hora de que el juego acabe.- mi voz se tornó segura y sin lágrimas.

Él sin responder simplemente se dio la vuelta y empezó a caminar en dirección a clases, lo seguí lentamente ya que teníamos clase de lenguas extranjeras. Entre al aula después de Israel.

Mientras me sentaba Rachel la ex novia de John, me miro con satisfacción ya que mi rostro no tenía ni una pisca de felicidad.- Profesor como digo estoy alado de una zorra.-Pregunto Rachel todos se reían, Israel como solía defenderme simplemente se colocó sus auriculares.

La puerta fue abierta bruscamente todos hicieron silencio, entonces levante mi mirada era John.

-Ven.-Me dijo John mientras tomaba mi mano y me sacaba del salón.

Caminábamos juntos por el pasillo, nadie decía nada.

-¿Por qué? – Porque qué.-Su voz de decepción me partió una vez más el corazón.

-Porque me sacaste, es verdad soy una zorra y t…-Antes de terminar él me abrazo fuertemente, mis lágrimas empezaban a caer como lluvia sobre su pecho.

-Ni siquiera yo entiendo… como puedo seguir enamorado después de todo, aun no me explico porque.-Me dijo con su voz bastante suave.-Es simple necesito protegerte… necesito hablar contigo… necesito respirar si estás tú…. Es simple te necesito Isabella y no me importa los errores que hayas cometido, al fin de cuentas sé que es mi culpa por haberme ido… lo sé.-Mis lágrimas se volvieron más fuertes, me rompía el corazón escuchar todo eso y la conciencia atacándome por la espalda.

-Perdón….

-Tanto tú como yo tenemos mucha culpa, ¿sabes porque?  Alexandria y yo….-Entonces me separe de él delicadamente.

-Ella y yo nos besamos el día que me enteré lo de Israel y tu… ese día que mentí acerca de embriagarme con los chicos estaba tomando con ella.-Su voz se volvió nerviosa y yo empecé a secar mis lágrimas rápidamente.

-¿El día anterior que comimos sushi? –Le pregunté tratando de asimilar lo que pasaba.

-Si…-Ya se me hacía raro tanto perdón, tanto entender John. Esta vez la que pide un tiempo soy yo.-Le dije mientras seguía secando mis lágrimas.-Necesito aclarar mis ideas, Adiós.- entonces me di la vuelta y empecé a caminar a la dirección para poder ir a casa.

Quién lo diría mi mejor amiga, mi casi hermana, la que tanto me juzgo por mis errores. La que ahora se convertía en la espada que clavaba con fuerza mi espalda traspasando mi corazón.

Dos o TresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora