Parte 9

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Su cuerpo dolia horrores, abrio los ojos lentamente para toparse con su hermana dormina aun lado de su cama, el vacio que sintio en su interior lo hizo darse cuenta de la perdida, y lloro, asi como estaba se levanto de la cama, sentia su mundo vacio, ese pequeña parte de el se habia ido, se la arrebataron.

El dolor en su cuerpo era nada comparado con el dolor de su corazon, en tan solo unas cuantas semanas se habia sentido dichoso, pero ahora lo habia perdido todo, con dificultad se levanto, las piernas le temblaron, y callo al suelo de rodillas, pero eso no impidio que saliera de ahi, eso era ultimo que le perdonaria a ese hombre.

Bajo las escaleras con cuidado, cada paso era una tortura para el, y en cada paso se sentia mas vacio, llego al descanzo y miro la mancha de sangre que estaba en la alfombra, un nudo se formo en su garganta y no pudo mirar, paso la mancha con ese sentimiento de perdida, ese que te dice que estas callendo en un agujero negro y no puedes tocar fondo, pero el lo toco, y solo le quedaba volver a escalar.

El frio viento golpeo en la cara del rubio, y no supo a donde ir, sus pies descalzos lo guiaron a la casa de la unica persona que le entenderia.




El timbre de la puerta sonó un par de veces, alertando al enorme perro quien comenzó a ladrar, un furioso pelirrojo camino a la puerta jurando golpear al que estuviera detrás de ella mira que despertarlo a las 2 de la mañana.

-Que demonios- iba a comenzar a insultar pero sus palabras murieron cuando vio al rubio delegado ahí parado en su puerta, con una camisa blanca, y pantalones grises de pana, el cabello alborotado los ojos rojos de tanto llorar, el labio partido y un ojo morado.

Nathaniel alzo la mirada para observar los grises de Castiel, y se aventó a sus brazos con todo el dolor que su cuerpo y corazón sentía. 

-Yo, lo perdí- decía repetidamente entre sollozos -Castiel, lo perdí- seguía repitiendo Nathaniel en los brazos del pelirrojo, quien lo cargo, y lo llevo al sillón -El me lo arrebato- y unido su cara en el cuello del guitarrista quien lo abrazo con fuerza, no dijo nada, pues no habia palabras para decir, el llanto de Nathaniel se convirtió en hipidos, y Castiel sin saber como sintió las lagrimas resbalar por sus mejillas, ahí se quedaron los dos en ese sillón abrazados, y llorando la pena de aquel que no pudo nacer.

Castiel beso los cabellos rubios del chico, quien alzo su mirada, dorado y gris se encontraron, las manos de Nathaniel pasaron al rostro del pelirrojo y unio  sus labios, en un beso hambiento y necesitado, las manos de Nathaniel fueron al cuello, de Castiel sus dedos se enterraron en el rojizo cabello, Castiel acaricio la cintura de Nathaniel, pasando por su espalda, un gemido salio de los labios de Nathaniel.

-Nathaniel- dijo entre besos el pelirrojo, pero el rubio no le escucho y se sento a horcadas sobre el -Nathaniel- hablo Castiel tomandolo por los hombros -Esto no esta bien- 

Nathaniel agacho su rostro, -Es que no me deseas- pregunto en un susurro, Castiel acaricio su rostro -Por supuesto, pero no asi- dijo mientras sus manos acariciaban su rostro limpiando sus lagrimas -No hoy- y lo abrazo, haciendo que las lagrimas volvieran a caer.


La mañana siguiente Sucrette llego con el mejor animo a la escuela, pero algo andaba mal, en el dia no miro a Nathaniel ni a Castiel, y Amber tenia un humor de perros pero en su mirada reflejaba tristeza y preocupacion.

Con lo cotilla que ella era, pregunto a todos por sus amigos, cosa que nadie supo darle razon, y pregunto por la chica misteriosa del dia anterior, lo cual tubo el mismo resultado, entre tanta gente nadie le presto atencion.

Se habia rendido cuando de la puerta del salon de maestros salio la misma chica, quien la miraba con con resentimiento.

-Hola, tu fuiste quien me ayudo a buscar a Castiel ayer- le dijo con un tono de molestia

-Hola- respondió su con nerviosismo

-Pareces sorprendia, es cierto tu no estabas cuando yo estudie aqui- respondio la castaña

-Tu estudiaste aqui- pregunto Sucrette con asombro

-!Bingo¡ Me llamo Debran, encantada de conocerte !-dijo con una sonrisa falsa, Sucrette la miro -El gusto es mio, me llamo Sucrette- 

-Perdona que no me quede a platicar, pero voy a conocer a mis viejos amigos- y marcho de ahi dejando a la albina consternada, algo no andaba bien, esa chica no le daba confianza y se puso a preguntar sobre ella, a todos los que les pregunto le dijeron cosas buenas de la chica, la unica que faltaba era Amber.

-Hola Amber- saludo Sucrette al mirar a la rubia sentada en el jardin del instituto, la rubia estaba tan ausente que saludo -Hola- 

-Sabes que una chica acaba de ingresar al insti- pregunto Sucrette, Amber la miro -Quien - pregunto y fruncio el seño al ver a la albina, -Se llama Debran- al escuchar el nombre Amber se tenso -Esa maldita bruja regreso- exclamo con enojo, y dejo a Sucrette ahi.


el secreto de NathanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora