03 - Confesiones

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Quizá era el ambiente nocturno lo que hacía más pesada la situación. La mirada desaprobatoria de Marco no tenía absolutamente nada que ver con la incomodidad que sentían los chicos por lo que había ocurrido minutos atrás.

- ¿A qué jugaban niños?- preguntó Marco con una enorme sonrisa- ¿Por qué no me invitaron a su juego?

Miguel tragó saliva, sabía que su primo estaba muy molesto, corrección, estaba emputadísimo pero, si pensaba un poco más las cosas el que debería de estar mas enojado era él.

- A las escondidas, como tú toda la tarde- soltó Miguel sin más.

Golpe bajo.

Era cierto que Marco había estado ausente toda la tarde y que además había faltado al primer día de universidad a pesar de ser su mas grande sueño, pero tenía una buena razón ya que alguien debía de suministrar la comida en la casa.

Además cuando volvió a salir se encontró con Tadashi y su flamante novia entonces, decidió que unirse a ellos y pasear un poco por la ciudad era una buena idea. Ojalá las cosas siempre hubieran sido así de fáciles para él.

La realidad es que de su pasado personal antes de llegar a la zapatería Rivera, ni Miguel ni su ahora familia tenían una idea clara, y la verdad era mejor para todos que se mantuviera de esa manera.
Después de todo, haber pasado por diversas situaciones en su niñez le habían hecho jurarse para sí mismo que no se vería involucrado nuevamente con su otra familia, él ahora era un Rivera (aunque no de apellido) y como tal le haría honor a su hogar aunque, debía de admitir que a veces extrañaba a sus papás, y ahora gracias a su primo soñaba por las noches que iba al mundo de los muertos (ese lugar tan maravilloso del que Miguel le hablaba con tanto cariño) y abrazaba fuertemente a sus progenitores que eran los únicos que le habían enseñado lo que era el verdadero amor de familia. Por eso pudo encontrar sin mucha dificultad la gran diferencia que había entre su relación familiar y el palpitar desastroso que causaba su hermoso primo en el corazón que creyó haber perdido.

Aunque los pensamientos que Marco tenía sobre la familia eran muy nobles, eso no le iba a quitar los enormes celos que le empezaban a picar la barriga gracias a cierto asiático de pacotilla que acababa de conocer su primo.

Miguel aún era muy pequeño para andar con cualquier mugroso que se le atravesara y además, ¿Qué hacía con la boca tan cerca del oído del pelos de escoba?, ¿O eran de trapeador?, fuera lo que fuera algo le había quedado claro, mientras él estuviera ahí no permitiría que se le anduviera acercando descaradamente al geniecillo.

- ¿No creen que ya están grandes para jugar a las escondidas?- preguntó Tadashi.

Hiro hizo un ademán como si fuera a responder pero, su mirada de desvió con desesperación hacia la oreja del moreno menor. Marco siguió la mirada del chino igualado porque, ¿Quién se creía para mirar siquiera a Miguel?, quizá si estaba exagerando un poco. Llegó al punto que observaba el semi-americano menor y entonces, se dió cuenta de una situación un tanto abrumadora.
Miguel no traía traductor, entonces, la pregunta era la siguiente, ¿CÓMO CARAJOS SE HABÍA ESTADO COMUNICANDO CON HIRO TODO ÉSTE TIEMPO?

Según lo que estuvo platicando con Tadashi por la tarde, al ser un prototipo, el traductor guardaba las conversaciones que eran ejecutadas con su ayuda para así monitorear adecuadamente el funcionamiento del mismo. Pero ahora sí que estaba jodido, ni siquiera podría saber que fue lo que llevo a su primo a actuar de tan penosa manera frente a él, si tan solo el poseedor del coqueto hoyuelo supiera lo que provocaba en su corazón con tan solo abrir los ojos. A lo mejor ese era su problema, tal vez si Miguel se diera cuenta las cosas serían distintas.

Ahora, ¿Cómo podrían explicarles a él y a Tadashi que todo era una casual salida entre amigos? Por Marco ya no había problema, se había resignado momentáneamente a que el comportamiento de Miguel se debía al cansancio del viaje y al largo primer día de escuela.
Pero Tadashi era punto y aparte, tal vez él si quisiera seguir indagando, después de todo era de una naturaleza sumamente curiosa por lo que pudo notar durante la tarde y, sinceramente no quería escuchar palabras que su primo pronunciara sin pensar e inconscientemente lo hirieran al grado de provocar un drama encabezado por el logo de Televisa.

Serenatas para el chinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora