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Limpié mis labios con mi dedo pulgar derecho, después me levanté de aquel suelo de madera viejo cubierto por una moqueta infestada de suciedad.
Extendí mi mano delante de aquel tipo y tendió en mi mano los tres mil dólares, entonces los guardé en mi mochila y salí de la habitación de ese motel de mala muerte. Tenía que dejar ese trabajo, si es que ese era un nombre correcto para semejante oficio. Estaba harto de que me trataran como una puta barata de extrarradio.

Caminé por las oscuras calles, miré mi reloj de metal negro algo oxidado, ya eran las tres y veinte, debía volver a mi casa. Sólo podía pensar en el echo de que al llegar encontraría a mi hermana, ella era lo único que me mantenía en pie, SoMin era un ángel, sus cabellos negros como el carbón, lacios y largos, sus ojos azules, más que el cielo, ella era Park SoMin.
Esta vez tendría que pagarle algo más a la niñera, así que decidí tenderle dos mil dólares nada más entrar por la puerta, ella era la que cuidaba a SoMin mientras yo estaba trabajando, solamente los findes de semana estaba yo solo con la morena un tiempo.

La niñera, HyunAh, me miró con algo indescriptible en su mirada, y con los billetes en la mano, me abrazó y sentí una lágrima suya cayendo sobre mi camisa negra -Eres tan fuerte Park, todo lo haces por ella, mereces el cielo, gracias.- Me dijo para después coger todas sus pertenencias previamente guardadas en su mochila, y salir por la vieja puerta de madera. Me quedé quieto, solamente mirando a SoMin dormida en el sofá, seguro que quiso esperarme despierta.

Fui hasta la cocina y en el armario más alto, detrás de un par de botes de alimentos, había uno en concreto, un bote negro con tapa de plástico blanca. Al tenerlo entre mis manos me senté en una silla frente a la encimera, y abrí dicho bote, esparciendo todo el contenido en la fría encimera de granito. Comencé a contar, había más de setenta millones de dólares. Hacía años que había empezado a trabajar en varios locales además de en la calle para conseguir todo ese dinero, para poder mantenernos y conseguir una casa nueva, estaba emocionado, ya que quedaba poco para irnos de allí, alejarnos de los recuerdos e intentar ser felices, la pequeña y yo.

Desde que mi padre asesinó a mi madre, y acto seguido este se suicidó, todo quedó a mi cargo, ya que ese día cumplía dieciocho años, ya era mayor de edad.

Todo ocurrió demasiado rápido, después de mi fiesta Somin, teniendo tan sólo dos años, y yo nos fuimos a nuestras habitaciones a dormir, sin esperar que al día siguiente no tendríamos a nuestros progenitores. Tuve que decirle a mi hermana que papá y mamá se habían ido de viaje, que al fin eran felices, quizá no volverían pero siempre nos estarían cuidando. Me dolió ver como asintió feliz, diciéndome que les deseará un buen viaje, ella no había sido presente en todos los años en los que mi padre abusaba, física, mental, verbal e incluso sexualmente de mi madre, no había sido presente de todo lo que habíamos pasado los tres antes de que ella naciera (aunque fue fruto de una noche de ira de mi padre, y de una noche de llantos y súplicas de mi madre).

Park KyungChen, sufría de esquizofrenia y trastorno de bipolaridad grave, mi madre juró amarle siempre dando igual cuánto tuviera que sufrir. Aún me pregunto si alguna vez se lamentó de su promesa.

Miré mi abdomen, y levanté mi camisa hasta poder verla, tenía una cicatriz desde el pecho hasta el abdomen, echa con una navaja, la favorita de mi padre, quizá por eso era su favorita, él siempre me odió por proteger a mi madre, y de ahí salieron todas las marcas de mi cuerpo.

Guardé de nuevo el dinero en el tarro y lo dejé en su lugar, prefería dejar atrás el pasado, no quería recordar esos años, así que me quité la ropa quedando en ropa interior, después fuí al baño y me miré al espejo, mi pelo negro se veía sucio y encrespado antes de mi noche de trabajo, había pasado todo el día hasta las ocho de la tarde con Somin, para luego ir a trabajar en las calles, dejándola con HyunAh. Abrí el grifo e hice que el agua empezase a caer por la alcachofa de ducha, me quité los boxers y me introduje entre las gotas de agua caliente.

Después de la ducha me vestí con un pijama siempre formado por pantalón de chándal y una camiseta algo vieja, fui al salón para agarrar a Somin, como está era bastante bajita y de composición delgada no pesaba prácticamente nada, así que no me costó cargarla hasta su cuarto, donde la acosté con cuidado en su cama y la arropé.

Entonces fui a mi cuarto y directamente me acomodé entre las sábanas, el pensamiento de que mañana era lunes llenó mi cuerpo de pereza, mi jornada en el café comenzaba a las ocho de la mañana, y acababa a las tres, después a las tres y media iba a la gasolinera por mi turno de tarde, que terminaba a las ocho, y entonces comenzaba mi turno de noche en las calles. No me enorgullecía de ese trabajo, pero necesitaba el dinero, necesitaba conseguir la casa y ser feliz con SoMin.

Antes de caer dormido por el cansancio la imagen de él cruzó por mis pensamientos haciendo que una lágrima cayera, una de odio y amor conjunto, se deslizara por mi mejilla hasta caer en la almohada y yo, en un profundo sueño.

💔 'b r o k e n' 💔《YM》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora