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Ese era el día.

Aquellos doce días habían pasado demasiado rápido, me había sentido observado todo ese tiempo, en la agencia, en casa, saliendo por ahí con SoMin, en todos lados. Sabía que era cosa suya, lo sabía, siempre me había estado observando, cada hora, cada minuto, cada segundo que pasaba me hacía sentir más nervioso, no quería estarlo, quería convencerme que no pasaría nada, quería convencerme que no caería nunca más.

Al salir de la agencia comencé a caminar, me había cambiado en los baños y ahora llevaba una camiseta con un suéter con gremallera y unos pantalones negros, siempre intentaba camuflarme, caminar rápido, llegar a la parada de bus y llegar a mi casa, hacía poco que le propuse a HyunAh ser interna, así la tercera habitación sería para ella, y tendría a alguien que cuidara a SoMin siempre que lo necesitara. Eran las siete y media de la tarde cuando estaba montado en el autobús, suspiré aliviado, llegaría a casa, comería algo, me prepararía y podría irme.

No sabía cómo sentirme ¿emocionado? ¿temeroso? ¿nervioso? Sólo quería verle, en ese momento sabría que hacer, confiaba en mí sabía que después de tantos años podría superarle, ¿cierto?

Besé la frente de mi hermana, eran las diez, mañana ella tenía clase, la posibilidad de que no la volvería a ver pasó por mi cabeza y un escalofrío me recorrió completo y sentí un nudo en mi garganta, no, eso no iba a pasar, él no me podía matar.

Bajé las escaleras, esperando encontrarme a HyunAh, y así fué, estaba ahí, al lado de la puerta con mi abrigo entre sus manos, me sonreía con tristeza, cuando estuve al lado suya, la contenplé y besé su mejilla, me tendió mi abrigo y me lo puse, después encima coloqué mi mochila negra sobre mis hombros, la miré una última vez antes de salir y un "gracias mamá" salió sólo de mis labios, en un susurró, mientras ella me miraba con amor, y entonces salí por la puerta.

Era un camino largo, así que iba despacio, conocía esa ruta de memoria, nunca creo poder olvidarla, aquella cabaña.
Una cabaña que se camuflada entre los árboles de un bosque poco transitado de la ciudad. En aquella casita de madera había sentido, experimentado tantas cosas, que a cualquiera podría extremecer. Después de cincuenta minutos, me encontraba a poco de estar al fin frente a aquella composición de madera oscura.

Se encontraba tal y como la recordaba, aparentaba estar abandonada, pero no, todos los sentimientos, recuerdos y secretos allí guardados, no desaparecerían nunca.
Decidí entrar cuando faltaban cinco minutos para la hora, todo estaba como lo recordaba, tan sólo poseía una cocina, salón, baño y una habitación, pero el estilo rústico antiguo, daba lugar a un ambiente misterioso, cálido y nostálgico. Caminé hasta la habitación, en el suelo habían números pintados en rojo, esperaba que no fuera lo que yo creía, pero seguí los números, y del uno al doce, estaba frente a la puerta de la alcoba. Suspiré, podría encontrarme de todo allí dentro.

La puerta creó un ruido algo chirriante al abrirla, y cuando estuvo completamente abierta, su interior me hizo cortar la respiración, allí seguía la cama, todo seguía como siempre, excepto por una pared, y donde antes sólo había madera, ahora está estaba cubierta de fotos, y flechas que llevaban a unos informes a una foto,de una foto a otra, de esta a un papel y así continuamente, me paré frente a la puerta, y siguiendo las flechas llegué al final, un papel antiguo donde había anotada una fecha: viernes 12 de octubre

Abrí mi boca por el asombro, mi respiración se cortó, todo eso había sido reunido durante unos cinco años, hasta llegar a este día, este día en el que algo importante debía pasar...

Abrí los ojos al notar la puerta cerrarse, estaba de espaldas, y cuando quise girarme, su voz me lo impidió, su ronca y grave voz, aquella que siempre me hacía desfallecer, por la que haría cualquier cosa, apreté la pequeña navaja que escondía en mi mano -Minnie... Nunca pensé que este día llegaría... Suelta la navaja- inmediatamente mi mano se abrió dejando caer el artilugio al suelo, seguido de mi, caí de rodillas en el suelo -¿Sabes cuánto te extrañé? ¿Cuanto esperé por hoy? Mi pequeño... llegué a pensar incluso que me habrías olvidado, pero me demuestras que no- Sentí su mano en mi nuca, acariciando mi cuello, para después colocar una venda en mis ojos, una venda de seda negra, que hizo que mi vista se perdiera -Después de todo tu piel sigue siendo tan suave...- Sentí cómo caía de rodillas detrás de mí, sus manos en mis hombros cubiertos aún por la chaqueta, me quitó mi mochila y la dejó en algún lugar, y bajó sus manos por mi pecho bajando la cremallera de mi chaqueta, mientras, sentía su respiración en mi oído -todas tus cicatrices han sanado... estas marcas blanquecinas, tu piel manchada de dolor, de súplicas, de sangre... eres perfecto- oí cómo sacaba la navaja - ¿la recuerdas? Es la de la primera vez... sería bonito marcar este nuevo comienzo con ella, ¿no crees?- Intenté tragar el nudo de mi garganta -Déjame colarme en tu piel, deslizarme por tus cicatrices, probarte...- sentí un pequeño corte en mi piel, me hizo tensarme ligeramente -déjame recorrerte de nuevo, recordar cada centímetro de tu piel... déjame arreglar lo que causé- mis músculos se destensaron al momento, sus palabras eran como oxígeno, y los cortés en mi piel, el cuchillo danzando sobre mis células, rompiéndolas, me hacía sentir más relajado que nunca. Un jadeo involuntario se escapó de mis labios en cuando mordió ligeramente mi lóbulo alto -Perdóname después de tanto, perdóname por romperte, por convertirte en lo que eres, pero ahora estoy aquí listo...- mientras hablaba mi mano se desplazaba para intentar encontrar mi mochila, al hacerlo abrí la cremallera baja y saqué el pequeño cuchillo que ahí se encontraba, sus palabras se hicieron mudas y sólo podía sentir todas sus mentiras.
Con el cuchillo en mano, me levanté rápidamente y quité la venda de mis ojos, ¿en verdad se había creído que yo era tan fácil?

Con la mano libre que tenía le empujé fuertemente para hacerle caer en la cama, intentó levantarse, pero una patada en el estómago de mi parte se lo impidió, haciéndole soltar un gemido de dolor, rápidamente del cajón que muchas veces recordé haberlas visto y experimentado, saqué dos pares de esposas y me senté encima del moreno, en su mecho, para dejar las esposas en la cama y empezar aforcejear hasta que pude quitarle y tirar su navaja lejos de la cama y esposarle las manos, acto seguido, los pies.
Me miró con burla -Jodida mierda Park de verdad pensaba que me ibas a creer, ¿ahora no es tan fácil eh? Te has vuelto una puta con escrúpulos, interesante.-
Dijo para después reír- Mira hijo de puta, esta noche va a ser mi noche- arranqué su camisa causando la rotura de esta- porque créeme que por muy puta que sea, por muy capullo que lo seas tú y por mucho tiempo y kilómetros que nos tengan separados, tú eres mío y yo soy tuyo, y está noche, te lo voy a demostrar.- Y en ese momento después de años, después de tanto tiempo, Jimin agarró la nuca de Yoongi con algo de fuerza, y juntó sus labios con los del pálido, sus lenguas contraatacaban, era un beso cargado de odio, de amor, de posesión, de deseo, y cuando las manos de Park comenzaron a bajar por el blanquecino pecho de Min, ambos supieron que en ese instante, en el que sus pieles habían contactado al igual que sus labios, después de tanto tiempo, habían caído, estaban cayendo, mientras luchaban, mientras se golpeaban y dañaban, mientras que el amor, la lujuria y el odio, se hacían uno entre ambos cuerpos.

💔 'b r o k e n' 💔《YM》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora