*Anastasia*
Después de un rato todos entran en pánico, sobre todo los amados reyes de Rusia, su hijo ha desaparecido sin dejar rastro en un lugar dónde la entrada es custodiada por guardias, lo que significa que el enemigo se encuentra en el mismo salón que ellos.
A la distancia miro como mi querida hermana es consolada por su amado Dante, su mundo se está desplomando ante sus ojos y el terror en ellos es indescriptiblemente satisfactorio.
Los guardias de todo el reino buscan desesperados el pequeño príncipe que en un abrir y cerrar de ojos había desaparecido al cuidado de su madre.
Los susurros alrededor no favorecen a Astrid, todos la miran con desprecio, criticándola por ser mala madre y no ser capaz de cuidar a su propio hijo.
- ¿Esa clase de madre es la reina de Rusia? –escucho decir a un invitado y no puedo evitar una pequeña sonrisa.
Sarah camina hacia mí con una sonrisa maliciosa.
-Necesitarán ayuda para la búsqueda –susurra para no llamar la atención de los demás invitados.
- ¿Fase dos? –pregunto y ella se limita a asentir.
Camino hacia el escenario dónde los músicos pararon de tocar en cuanto la terrible noticia se dio a conocer. Las miradas curiosas se dirigen a mi dirección y en cuestión de segundos todas las personas me miran expectantes.
-¡Los guardias no serán suficientes para encontrar al príncipe! El castillo es demasiado grande y hay muchos lugares en dónde se puedo haber escondido, quizás tiene miedo o tan solo este jugando, pero debemos encontrarlo. Propongo que salgamos a buscarlo, entre más personas lo estemos buscando, será más rápido encontrarlo –miro a los invitados que asienten conforme hablo.
-Buscaremos en los jardines –escucho la voz de Hans entre la multitud. Perfecto.
-Nosotras en los pasadizos –se ofrece una dama.
-Lo buscaremos entre todos ¡y lo vamos a encontrar! –los animo y en cuestión de segundos, cerca de 200 personas buscan al pequeño Ricardo.
Bajo del escenario y Astrid se acerca lentamente con la mirada baja y lágrimas en los ojos.
-Gracias –se limita a decir con la voz entre cortada.
-No es nada –le digo alejándome de ella.
****
-¡Ricardo! –Astrid corre a su hijo con desesperación y alegría.
Miro satisfecha al ver quién lo trae de la mano, Hans me mira orgulloso de sí mismo al colgarse la medalla de haber sido el que encontró al heredero de Rusia. Le sonrío de vuelta mientras Leda llega por mis espaldas.
-Lo encontró. –dice Leda sin dejar de sonreír al ver a madre e hijo abrazarse con fuerza.
-Te lo dije –digo de misma manera al ver la alegría en los ojos de Dante al saber que su hijo está a salvo.
-¿Dónde están? –le pregunto refiriéndome a Sarah y Anabelle.
-Dónde nadie las va a encontrar. –susurra.
-¡Mi niño! –escucho un grito a nuestras espaldas y al voltear me encuentro con Fernando con lágrimas en los ojos mirando a su querido nieto. Apresura el paso hasta llegar hasta su familia que se abrazan con fuerza.
-Será mejor que los dejemos descansar –anuncia la madre de Daniel- Nos veremos mañana por la mañana.
Todos se dirigen a sus habitaciones caminando por distintos pasillos.
-¿Dónde estabas? –le pregunta Dante a su pequeño.
-Jugando –responde Ricardo como si nada hubiera pasado.
-Estaba en los jardines jugando con un cachorro, tal vez callejero... -interviene Hans sonriendo.
-No tenemos palabras para agradecerle, lo que necesite, no dude en pedirlo. –agradece Dante.
-No fue nada.
-No te vuelvas a separar de tu madre de nuevo –le advierte Fernando.
-Hans, vámonos, necesitan reponerse de tantas emociones. –él asiente mientras siento la mirada de mi padre, lo miro a los ojos y lo sabe. Sabe que fui yo quien planeo todo esto.
Nos alejamos de ellos, sin embargo, no dejo de sentir la mirada de Fernando a mis espaldas. Será mejor que se cuide, pues esto apenas está comenzando.
****
Llegamos a la habitación sin decir una sola palabra. No sé si es por la emoción de Hans por haber encontrado a Ricardo o porque sabe la verdad.
Cierra la puerta detrás de él y me mira a los ojos. Se acerca lentamente a mí hasta que está a unos cuantos centímetros de distancia, siento su respiración agitada y miro sus labios.
Me besa apasionadamente tomándome con fuerza de la cintura, con gran agilidad desata los lazos de mi vestido hasta quedar completamente desnuda ante él. Siento la suavidad de sus labios contra los míos encajando perfectamente.
Se quita la ropa con rapidez y me carga haciendo que mis piernas se enrollen en su cintura, me arroja sobre la cama colocándose encima de mí. Mis manos acarician lentamente su espalda mientras nuestras respiraciones se agitan cada vez más y nuestras miradas apasionadas se encuentran.
****
Nos acostamos uno junto el otro sin nada más que una sábana que cubre nuestros cuerpos desnudos. Me mira sonriendo y me da un suave y tierno beso en los labios.
-Te dije que formarías parte del plan. –digo girando mi cabeza para mirarlo y él hace lo mismo.
-¿Estaba planeado que yo lo iba a encontrar?
-Todo estaba planeado.
-¿Y qué si no iba a los jardines?
-Plan B.
-Te amo. –dice tomándome por sorpresa haciendo que una sonrisa se forme en mis labios de manera inconsciente.
-Más te vale –le respondo sonriendo antes de que nuestros labios se vuelvan a encontrar.
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Mi Legado
Historical FictionSegunda parte de "La Próxima Reina " Dos reinas. Dos naciones. Dos hermanas. Una corona. SI ES IMPORTANTE LEER LA PRIMERA PARTE YA QUE LA HISTORIA CONTINÚA