CAPITULO CUATRO

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Camino mientras observo el paisaje a mi alrededor, estoy en la zona norte. Acabo de supervisar un cargamento, una misión bastante fácil y aburrida a su vez. Mentiría si dijera que tan solo tenemos que hacer este tipo de misiones de vez en cuando pero no, estas misiones son más constantes de lo que deberían ya que nosotros como la nueva generación debemos ir tomando cargos en ciertos asuntos. No me molestan las misiones, pero de todos creo que a mí son a la que más le encargan las de supervisión. Miro las pequeñas tiendas y establecimientos ya que no hay nada más que ver, pronto llego a la frontera que da con la zona boscosa de donde dicen que llegan la mayoría de bestias.

Mi vista pasa de las plantas azules a un montón de niños reunidos, sigo mi rumbo dirigiéndome hacia los niños solo para ver lo que hacen, talvez estén acariciando a una pequeña bestia como si fuera mascota o talvez encontraron una muerta y la pican con una rama. Veo como los niños se empiezan a alejar dando risas y haciendo chistes dejando a un niño en el suelo, mi primera reacción es de sorpresa y enojo con los niños, pero después ese enojo pasa a importarme poco al ver un niño de tez blanca y cabello aún más blanco que su piel.

—Ugh —Exclamo al darme cuenta que se trata de esa cosa, sabía que estaba en la zona norte pero jamás espere encontrármelo o verlo.

Se supone que no podemos atacarlo por órdenes de los ancianos ¿Por qué no le retiene en una celda? Podrían dejarlo ahí encadenado hasta que muera de hambre, sería lo más fácil para todos. Pienso en darme la vuelta dejándolo a su suerte, pero me detengo al fijarme en una niña que se le acerca con una piedra en mano, él está frente a la frontera haciendo yo no sé qué mientras la niña se le acerca quedando detrás de él.

—Hola.

Me giro solo para ver a Uno quien camina hacia mí.

—Ah, hola —Digo con sorpresa, nunca imagine encontrarme con Uno fuera de sus días libres mientras ambos hacíamos nuestras "labores."

—¿Supervisión? —Me pregunta con una expresión divertida.

—Si —Digo en un suspiro de auto decepción—¿Qué hay de ti? —Pregunto curiosa.

—Tenía que encargarme de unas cosas. Supe que descubriste un nuevo legado.

—Si —Respondo como si fuera lo más normal del mundo. Hace un par de meses estaría diciéndole lo asombroso que es, pero ahora solo me parece lo más normal del mundo a pesar de lo raro que es mi legado.

—¿Ilusión?

—¿Cómo lo sabes?

—Alcance a leer parte de un reporte, pero no pude leerlo bien, ¿puedo verlo?

Asiento con la cabeza, uno mis manos y pienso en algo pequeño, de mis manos empieza a acumularse la energía desprendiendo un pequeño iris en estas, cuando finalmente termino un ave sale volando de entre mis manos a la cabeza de Uno.

—Wow —Exclama Uno con una cara de asombro.

Uno levanta su mano con cuidado a su cabeza y el ave se para sobre su dedo índice.

—Incluso se sienten sus garras en mi dedo.

Una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro ante los halagos de Uno. El ave salta de la mano de Uno y emprende vuelo, durara un par de horas así que no me preocupo de a donde ira.

Uno y yo caminamos por un rato, creo que esta misión ya no es tan aburrida.

—Por cierto —Me dice Uno. —¿Cuándo descansas?

—Como en once días ¿Por qué?

—Necesito que estés en el puente ese día.

—¿Por qué?

—Es una sorpresa —Dice con voz pretenciosa.

—Tal vez no vaya —Digo solo para molestarlo.

—Oh vamos, tienes que ir, ya quiero ver tu cara cuando lo veas. Además, puede que sean dos sorpresas.

—¿Dos?

—Eh estado trabajando en algo.

—¿Tu, trabajando? —Digo fingiendo asombro total.

Uno rueda los ojos lo que me saca una sonrisa al verlo así.

Uno levanta su mano en son de saludo, intento ver por encima a quien saluda hasta que una niña llega hasta nosotros y abraza a Uno, me toma solo un momento al darme cuenta que es la misma niña que vi hace un rato.

—¿Dónde has estado todo este tiempo?

—Estuve jugando.

—¿Y cómo te fue con eso?

La pequeña niña se queda muda por un momento como si estuviera pensando en una respuesta hasta que solo asiente con la cabeza. Uno esboza una sonrisa ante la respuesta de la pequeña.

¿Cómo le fue con qué?

Acomodo mi garganta llamando la atención de Uno.

—Oh es cierto, Dos te presento a la numero Tres.

Abro mis ojos con sorpresa antes de darle la mano a la pequeña niña, sabía que eran niños aun pero no me imagine toparme con uno de ellos, o al menos no antes de que tuviera que tener una misión junto a alguno de ellos.

—Hola —Digo tomándola de su pequeña mano correspondiendo su saludo.

Me doy cuenta de que sus ojos son totalmente verdes, como los de Nueve.

—Tres —Oímos al unísono.

Una mujer llega hasta nosotros un poco agitada, es un tanto joven pero mayor que Uno y yo.

—Te eh dicho que no te alejes así, podrías perderte. Perdón por eso, ella es muy hiperactiva.

Una sonrisa se me escapa al pensar en Abel persiguiéndome por todos lados cuando era más pequeña.

—No hay problema —Responde Uno con una sonrisa—, solo estábamos hablando.

La mujer después de disculparse una vez más se retira con la numero Tres.

—¿Ya la conocías?

—¿A la numero Tres?

Asiento con la cabeza.

—Sí, a veces me topo con ellas.

El Brazalete de Uno empieza a sonar en medio de nuestra caminata dándole fin a nuestro tiempo juntos. Uno también debe ir al hangar donde están las naves ya que una lo espera allí así que caminamos juntos disfrutando un poco más nuestra caminata.

Al llegar al hangar lo primero que diviso es la nave de cargamento en la que llegue, a unos cuantos metros esta la nave en la que Uno se ira, no es difícil reconocerla por el símbolo de nuestro pueblo pintado a un lado y los dos soldados que le hacen guardia junto a la rampa. Me despido de Uno mientras el me recalca que no debo faltar ese día, al llegar a la nave de cargamento uno de los trabajadores me dice que debo esperar hasta que nos den autorización y no sé qué más. Me fijo en Uno quien está frente a la rampa de la nave solo ya que los otros dos soldados ya no están, los soldados no tardan mucho en llegar con sus lanzas apuntándole al demonio ¿Qué rayos hace esa cosa aquí? Uno mueve su mano y los soldados se retiran entrando en la nave, Uno se arrodilla para estar casi a la misma altura que el demonio y le sonríe mientras le habla, el demonio estira sus manos juntas, espero que a ver como Uno le pone unas esposas, pero no pasa, en vez de eso Uno le sigue hablando hasta que el demonio se abraza a si mismo con su brazo derecho. Veo como Uno aparta la mirada, se levanta para decirle algo y después ambos suben a la nave.

¿Qué paso ahí?

NUEVO CAPITULO.

NO OLVIDEN QUE SUS VOTOS SON DE GRAN AYUDA.   

El Diario De Dos | Saga La Voluntad De UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora