5

342 59 28
                                    

Al abrir los ojos, solo vio un techo gris, alumbrado por una luz blanca, trató de mover sus manos, pero su cuerpo pesaba, de igual manera, intentó ponerse de pie, aunque sólo se mantuvo sentado en la cama.

- al fin despiertas, pensaba que te tendría que llevar al hospital. - comentó un chico a su lado, su vecino.

- eh... sí, estoy bien. - añadió con sencillez, mirando al castaño. - debería volver a casa.

- tu madre llegó hace unos minutos, así que no estarías solo.

- mmh, gracias por recibirme....

- no hay de qué... pero, a la próxima intenta buscar tus llaves. - comentó el chico, algo frío. - y.... - añadió. - curé tu tobillo, para mañana solo serán pequeñas cicatrices y desaparecerán dentro de poco.

JinYoung sonrió algo débil, pero muy agradecido del mayor que lo había ayudado.

- muchas gracias... por cierto, ¿cómo te llamas? - preguntó tímido. - desde que llegaste, jamás he escuchado tu nombre o algún apodo. - el otro solo rió suave, haciendo un ademán de despreocupación.

- me llamo JaeBum, y quienes me conocen de verdad, me dicen Defsoul. Pero... tú solo dime JB.

- oh... está bien, JB...

- anda. Ve a casa y trata de cuidarte.

- mmh, bueno...

- adiós.

- adiós.

Y así, JinYoung se fue de la casa ajena, entrando de prisa a la suya, en la cual su madre lo esperaba con una sonrisa, la cual, claramente, fue una excepción.

- ¿¡por qué estás llegando a estas horas!? Deberías estar en clases, estudiando para algún examen. - le dijo su madre, bastante enojada.

- ehm, no es que haya hecho algo malo, ni tampoco algo bueno... sólo... me escapé en la hora de recreo... ¡pero hice la prueba de química! Aparte... en la tarde habría educación física y el profesor es muy malo en el sentido que nos hace ejercicios que ni él se puede. Y más tarde tendríamos práctica con sicopedagogía...

- mmh... - masculló la mayor poco convencida. - lo dejaré pasar por esta vez, pero no quiero saber que volviste a escaparte de clases. Y si me llaman en la noche preguntando por ti, ¿qué les diré?

- mmh, que tenía un dolor insoportable de estómago y cabeza, eso los convence...

- está bien, pero que no se vuelva a repetir. ¿entendido? - reiteró la señora.

- sí, mami. - le respondió el menor con los labios abultados.

- bien. Ve a tu cuarto, haré la cena para dormir más temprano.

- síp.

El chico subió las escaleras rápidamente, con la mochila colgando en su espalda. Al llegar a su cuarto, miró su tobillo herido, tenía unas vendas pequeñas, y, por lo menos no ardía, no a comparación de su cabeza, que, después del golpe, empezó a dolerle como el infierno.

Miró unos segundos el espejo cubierto por las sábanas, no volvería a dejar que volviera a pasar lo de la otra noche o lo de hace rato. En definitiva, haría lo posible para que esa sábana se quedara por siempre allí.

- oh~, linda alma de dulce esencia, ¿cuál es tu sabor?, ¿salada como las lágrimas o dulce como piel? Ven aquí, aquí adentro no hay pruebas ni escuela, ni profesores que te hagan reventar la espalda, tampoco hay horarios. - la misma vos volvió a atormentarlo, escuchándose justo a su lado.

R̸e̸f̸l̸e̸j̸o̸ D̸e̸l̸ A̸l̸m̸a̸ |̸|̸ B̸N̸I̸O̸R̸ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora