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Ya era invierno, las lluvias inundaban las calles, incluso era difícil cruzar por ellas, así que debía recurrir a encontrar otros atajos para llegar a sus destinos.

Se demoró poco menos que 10 minutos en llegar, se tomaba su tiempo, salía una o media hora antes para llegar a tiempo sus clases. Se sorprendió al ver la imagen romántica de Mark besando a YoungJae, mismo que usaba el mismo uniforme que él. Había vuelto a su lugar.

Dio unos pasos hasta la pareja que seguía con las bocas juntas y sonrió levemente, no quiso interrumpirlos, solo esperó a que ellos se dieran cuenta de su presencia. Ambos al separarse se pusieron rojos al ver cómo su amigo los observaba. Qué vergüenza.

- ya quiero conocer a mi sobrino. - comentó sonriendo de manera inocente.

- eres muy mente de alcantarilla, ya cállate. - le dijo Mark que, al igual que su pareja, estaba rojo.

- JinYoung-Hyung llegó justo a tiempo. - dijo esta vez YoungJae para cambiar de tema de conversación.

Sería un día muy largo y divertido.

Y así fue.

Las clases pasaban y las risas tórtolas de la pareja se escuchaban en su oído derecho mientras que, a veces, miraba por la ventana o charlaba con el profesor.

No se preocupaba de mucho, entendía todo tan solo con sus apuntes, así que simplemente a veces solo se quedaba jugando con su lápiz. Así hasta la hora de salida. Todo el día estuvo pensando en Soulmate, en su pesadilla, ¿acaso era importante para aquel monstruo que lo asechaba? No quería pensar en eso ahora.

Ya en su casa miró por la ventana de la sala a la casa vecina, a la de JaeBum, era raro, ¿por qué tantos espejos? Le quería preguntar, tenía algo de miedo con respecto a eso, ya que le hubiera pasado eso en todo lo que se pueda reflejar, simplemente le daba miedo.

Soulmate aún no lo atacaba, aún no salía de su claro escondite, de su rincón de confort, ¿acaso solo jugó con el y luego lo abandonó? Era mejor así, no quería salir herido o terminar muerto de los nervios.

Necesitaba un momento para relajarse, así que sacó un libro del estante y se acomodó en el sillón para leerlo en paz. La lluvia había empezado a caer de manera suave, las cortinas estaban cerradas y aún así había la suficiente luz para leer y la suficiente oscuridad para su tranquilidad. Y así pasaron las horas sobre él hasta que terminó el largo libro de más de 500 páginas, sin dudas, la historia era lo suficientemente envolvente para que la terminara en menos de una tarde, Orgullo y Prejuicio era una de las pocas novelas que le quedaron encantando.

Su madre iba a cumplir el turno nocturno de ese día, así que estaría solo, y la verdad es lo que menos quería ahora, no con un monstruo que lo acechara por todas partes. No se atrevía ni siquiera a apagar las luces que había dejado encendidas para iluminar esa sombría tarde de invierno. ¿y si esperaba a su madre? No, ella llegaría a las 3 de la mañana y él tenía clases y debía despertar a las 6, no quería arriesgarse a solo dormir 3 horas o menos y quedarse dormido por la mañana. Simplemente se iba a posicionar en el sofá para pasar la noche, agregando un argumento a esto era que allí no habían espejos de los cuales Soulmate pudiera salir a tomarlo de los pies y arrastrarlo al infierno que le tenía preparado.

Guardó el libro en su lugar y luego acomodó los cojines a su gusto, su improvisada cama se veía muy bien y cómoda, se iba a tirar ya en ella, pero golpearon a la puerta de su casa.

Suspiró levemente y fue a ver quién era antes de abrir la puerta, quizás era alguien desconocido que venía a pedir algo o alguien que solo quería gastarre una buena broma. Miró por la ventana y notó que era su vecino, ese que había encontrado atractivo. Quizás necesitaba algo, no se lo iba a negar, pues aún tenía una deuda con él. Abrió la puerta y lo miró de pies a cabeza.

¿cómo alguien podía tan guapo teniendo un trabajo tan complejo y con un extenso horario? Sería de admirar hacer todo, volver a casa con energías y mantenerse en forma. Él estaba seguro de que con un trabajo como ese solo se dedicaría a comer y nada más. La sonrisa dibujada en los labios del mayor lo hizo salir de su razonamiento y abrió la boca para hablar al fin.

- ¿sucede algo? - preguntó abriendo la puerta por completo, invitándolo a pasar, pero simplemente se quedó allí mirándolo tal y como el menor se dedicó a mirarlo.

- nada, solo... solo vengo a pedirte algo de carne molida, ¿tienes un poco?

- ehmm... no lo sé, iré a ver. Pasa.

Ambos entraron tranquilos a la cocina. El estudiante buscó en el congelador si había alguna bolsa con carne. Aunque la mayoría tuviese pollo.

- no encuentro, ¿podrías darme unos 5 minutos? - le respondió con calma, el mayor asintió, tiempo le sobraba.

- tómate tu tiempo, me gustaría dialogar contigo. - sonrió y miró como JinYoung buscaba entre todo ese hoyo de comida congelada lo que le había pedido. Quizás podría sacar un tema interesante. - ¿crees en los mundos paralelos? - la pregunta descolocó al chico y se detuvo a mirarlo.

¿a qué venía eso?

- ehmm... no lo sé... creo que sí, digo, el universo es tan grande y misterioso, ¿por qué no? Los agujeros de gusanos, los hoyos negros. Aparte de una quinta dimensión. - respondió con lo único que sabía, a veces le gustaba y llamaba la atención todos esos temas. - y... los fenómenos paranormales, los que suceden más allá de nuestro plano astral.

- ¿crees en fantasmas, JinYoung? - rió levemente y el menor cerró el congelador, no había encontrado lo que le habían pedido, pero sabía que iba a tomarse un largo rato para hablar de eso y no quería gastar electricidad innecesaria.

Sería una buena noche.

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