Capitulo 1

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La rutina en realidad era siempre la misma, mecánica, el despertar, por lo contrario, era más fácil, ya que lo hacía desde hace más de cinco años, el viento helado de una madrugada de junio golpeaba su rostro cual ola en el mar, haciéndolo suspirar y calando su piel por la temperatura, el agua estaría helada, pensó pesado, hizo una mueca y en silencio camino hasta la bañera. Otra vez, tenía razón, si, por todos los cielos estaba heladísima, sentía sus huesos congelarse, salió y se acomodó la ropa.

Los demás dormían, así que poco le importó y bajó a hacer el desayuno. A otro niño le hubiese enojado o incluso hubiese reprochado, pero a él no le importaba, es más, disfrutaba el silencio del que hacer, hacía lo suficiente para todos y tampoco le molestaba a la directora que agarrase los ingredientes antes de ella al levantarse, ya se había acostumbrado a su rutina.

Cuando terminó, agarró su porción y salió al patio que conectaba un bosque, nada profundo, pero tenía muchos árboles y un aura oscura, se sentó en un tronco que años atrás se había encontrado, no desayunaba en el comedor, al inicio si, pues era la etiqueta que había leído al haberse robado un libro de la biblioteca prohibida, aunque irónicamente, los libros no eran prohibidos, con censura, sin embargo, estaba solo a esa hora y el abrupto cambio de temperatura a una más adecuada, le hacía disfrutar más el café con leche y pan tostado con huevos revueltos de la mañana. El solo hecho de admirar un amanecer cómo aquellos, le daba la tranquilidad suficiente para tratar con el pesado bullicio del día entero que le quedaba, los rayos del sol y el viento frío, junto a la pequeña calidad en sus manos que con cada sorbo le daba una relajante sensación, además del aroma mañanero de humedad y el canto de los pájaros.

Pero solo había una sola rutina que Draco no podía dejar de pensar, era que nunca había alguien suficiente. Como siempre, pensando en ello.

Cuando era pequeño tenía la ilusión de irse, tener un soporte, vivir la vida que un niño educado y responsable como él se merecía, pero desde que había descubierto sobre la biblioteca prohibida y cada vez más y más sobre cada bella trama y página escrita de autores reconocidos, se disminuyó esa desesperación, por no tener su familia perfecta y, la verdad fue luego de varias entrevistas con algunas familias y fue realista, siempre lo trataban con pena, como si de un niño más tuviesen que tratar, así que, solo esperaba el momento para que pudiese irse como lo dictaba la ley y comenzar de cero.

No es que odiase a las personas que lo visitaban, es más le agradaría si lo tratasen cómo un joven pensante e inteligente, pues no se había desgastado estar horas por leerse varios libros para tener una familia que lo viese cómo un niño que en realidad es un pre-adolescente que tenga quince años.

A los que si miraba y trataba con indiferencia y molestia eran a los ruidosos e ignorantes, estúpidos que se burlaban de cada cosa que el decía y aquellos compañeros imitaban para hacerlo enojar lo más trágico y la cereza del pastel era cuando el terminaba la mayoría de veces castigado por “ser grosero” (claro, las señoras que lo odiaban por hacer mejor el trabajo) no podía creer que un par de miradas de perro de parte de los verdaderos agresores y echándole la culpa a él solucionaran por darle cómo el único agresor. Deseaba darles la cucharada de su propio chocolate.

En fin, lo que seguía, según tenga que hacer y mantener su mente ocupada hasta las cuatro que eran donde las trabajadoras y la directora se reunían para una junta todos los días y dejando así, la biblioteca prohibida a su gusto y antojo, agarraba sólo cuatro libros cada semana, los terminaba y los devolvía.

Draco, era un aficionado a la lectura, se pasaba madrugadas enteras devorando cada libro que lo transportaba a un mundo distinto, con solo el resplandor de la Luna. Casi no tenía mucho que agarrar, pues algunos eran de romance, pero los demás eran buenas historias donde conectaban cada cosa que surgía, eran buenas tramas. Ahí fue donde encontró el libro sobre modales y etiqueta, fue su preferido, lo había hecho el joven que debe de ser.

BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora