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-¡Eres un imbécil!

Las garras del hombre de sombrero acorralaron el cuello del chico de gafas. Las sombras que el más grande desprendía daba una aura aún peor a la situación.
El científico había fallado en uno de los pedidos, trayendo con eso enojo por parte de su jefe.
Él era con quien más se desquitaba cuando algo le resultaba fatal o cuando tan solo se aburría.

Sus manos cubiertas por guantes intentaron con desesperación quitar aquellas manos que lo sofocaban. Era evidente que pelear con aquella criatura era imposible en su mayoría.
Su voz se iba apagando al igual que sus intentos de quitarlo.
Las lagrimas solo desprendieron junto con la desesperación que poco a poco se estaba apagando.

-¡Blackyyyy! Nos piden disculpas por el pedido que dijeron que estaba dañado. Acaban de enviar un mensaje diciendo que era para una compañía alterna a la nuestra.

Con lenta caminata y absoluto desinterés a la situación la chica con extraña apariencia comento lo que estaba leyendo de una pantalla electrónica.

Al concluir con lo dicho no hizo más que tirarlo al suelo y empezar a morderlo con desinterés.

El hombre de traje volteo con odio hacia su débil doctor, soltandolo sin una pisca de cuidado en el suelo.

El joven empezó a toser y recoger aire con desesperación en el piso. Estaba agotado, esta vez si lo había ahorcado con más fuerza a las veces anteriores.

-No creas que esto es luz verde para ti. Largate a trabajar o lo que sea, pero no quiero verte.

El científico se levanto temblando del piso cayendo de inmediato. Aún estaba agotado.

-¡AHORA!

El científico se levanto de golpe y giro para irse a su laboratorio. Estaba aterrado.

Camino a prisa como siempre. Incluso mirar hacía atrás lo incomodaba. Ya que sin importar que, su espalda siempre le daba la sensación de escalofríos que uno tenía al ver una pelicula de terror. Pero a diferencia de eso, el vivía día a día una película de terror.

Llego a su destino y miro la puerta, cogió la perilla y se adentro en su lugar de trabajo.

"Acaba de pasar de nuevo"

El científico se acerco a paso lento a su silla.
Temblando nuevamente cada vez que pensaba en su situación.

Lo que el de sombrero no sabia era que él lo idolatraba, lo admiraba, quería ser como él. Pero NO, el solo era un simple CIENTÍFICO. Un simple saco para DESAHOGARSE.

Aún después de las maldades que él de gafas hizo en el pasado. No llegaba ni a los zapatos de su ilustre jefe.

Y por esa misma razón él solo...

-¿Por qué soy un inútil?...

Lloraba.

La habitación de tantas prestigiosas ideas estaba llena de llantos y simples súplicas de perdón a la nada misma.

¿Un poco estúpido no creen?
Pero que podia hacer. Por más fuerte intentaba ser. Por más leal que sea, no lograba llevar esas palabras de su jefe a la basura.

Su jefe era un líder, un hombre frío, un vil dictador. Un hombre sin corazón.
¿El mismo lo había dicho, no? Su jefe era un hombre sin corazón. Una criatura sin alma, un ser de pura maldad.

-Espera... .-musito con la boca un poco desafinada.

Se acercó a su silla y con agilidad se sentó en ella y rápidamente se limpió las lagrimas, alzando su bolsa para dejar de lado sus ojos vidriosos.

-¡¿Cómo pude ser tan ciego?! .-grito en el aire, volviendo a tapar su cara.

La idea llego a su cabeza. Tan rápido como vino trajo con ella una sensación de felicidad e euforia.

-¡Él es el ser más cruel porque obviamente no tiene corazón! Yo si tengo y por eso soy débil. Si el lo tiene él será débil, y estaremos iguales... .-salió de su silla y empezó a balbucear mientras caminaba de un lado a otro-. ¡Esto es brillante!

Antes de seguir cantando y brindando de gloria, un escalofrío lo recorrió.

Él estaba cerca. Y eso le hizo empezar a tiritiar.

Camino en dirección a su escritorio, se sento y empezó a rebuscar entre los cajones un plano para el próximo proyecto.

Una sombra negra empezó poco a poco a salir como humo de la puerta del científico. Se tenso el sujeto de la habitación y con rapidez siguió buscando entre los cajones.

El humo poco a poco se convirtió en una silueta y muy rápidamente se materializó así en aquel ser que admiraba y temía aquel chico.

-Creo que obviamente sabe que tocar la puerta no es una de mis maneras de ingresar a un lugar. Ya que todo el lugar me pertenece ¿No doctor?.

- Pues si jefe... Esta en todo el derecho...

No volteo para verlo. Pero si asintió cuando el otro le hablo.

El de negro no tomaba importancia a su actitud. Lo único que le hacía validar ese seco comportamiento de su científico era el simple hecho de responder a sus preguntas.

-Sobre el proyecto para la próxima semana... .-agrego el de sombrero trayendo miedo en el contrario-. Se que no soy un experto en estas cosas pero se muy bien que el usar a un conejo para traer energía es estúpido, lo que queremos es causar miedo y usar cosas que tengan el mismo toque. Arregle ese error Flug.

Dio un chasquido con los dedos e hizo aparecer un plano. El mismo que el científico buscaba.
Lo cogió en el aire con sus manos y con sutileza lo dejo en la mesa del joven chico, Y en solo un par de minutos se esfumó como humo.

-Es increíble... .-Comento al no sentir más esos escalofríos-. Se tomo el tiempo de verlo.

Esos pequeños detalles "caballerosos" aunque eran un poco secos o fríos al mostrar, eran una de las cosas que más idolatraba el científico.

-Aún así. Trabajaré en mi propio proyecto jefe. No quiero ser el único "débil" es este lugar...

Solo es una lagrima. (Paperhat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora