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"Demencia..."
"Demencia..."
"¡Demencia!..."
"¡DEMENCIA!"

¿Por qué en su estado a la primera persona a la que nombra es a ella?
Flug estaba seguro que palabras buenas y dulces eran para el en cuanto su jefe se ablandara.
Pero fue una sorpresa tanto para su mente y alma oír el nombre de su creación en boca de quién admiraba.

Estaba furioso. Odiaba pensar que toda esa bondad se fuera directo con ella y no con él, haciendo inevitable que pueda manejarlo a su antojo.

—¡¿Por qué demonios pasa esto?!

Golpeó la pared. Estaba seguro que sus cálculos eran correctos. Todo estaba asegurado.

—El sería más cercano a mí. Y luego lo manejaría. ¡¿Qué demonios fue lo que salió mal?!

Maldijo con todas las groserías que su voz le permitía, o lo que su mente recordaba.
Era extraño que estuviese molesto y no triste. Toda esta nueva reacción en su contra era algo que daba el mismo efecto para el.

Escucho su puerta ser tocada.

Toda su ira se fue a la nada. Miro sus manos y están estaban más que desnudas. No recordaba como se las había quitado.

Las miro como si fuesen manuales sin leer. Como cosas nuevas sin a ver sido vistas.
Pero aunque ya no reconocía sus propias manos, recordó el porqué de sus quemaduras y rasguños.

Las quemaduras, por las posiciones. Y los rasguños por 5.0.5.
Era gracioso que aquella criatura al inicio de su surgir halla sido algo peligroso que solo quiso matar a toda costa a Flug y que luego se convierta en uno de sus engreídos más cariñosos.

Se rió al pensar en ese momento. La sonrisa de su jefe al ver como había obtenido lo que quería. Y luego de eso, una simple mueca de odio al ver que esa máquina de matar se había transformado en un oso de amor.

Cogió sus guantes que se hallaban en la mesa y respondió al llamado.

—¿Quién es?

—Raw.

De quién estaba tan pensativo era de quién se hallaba en la puerta.
Sonrió agradecido detrás de la bolsa.

—Oh, eres tú. ¿Qué pasa?

Se escucho un silencio y luego detrás de la puerta surgió respuesta.

—Raw. Raw. ¿Raw?

La cena. La había olvidado. Estuvo tanto tiempo en su laboratorio explotando en ira que se había olvidado comer, lo cual explicaría porque estaba aún más enojado.
El almuerzo ya se le había pasado hace buen rato y no sabía si su jefe le iba a dar un golpe por no haber asistido.

Pensó en abrir la puerta, pero antes dió un ojo para atrás.
Todo estaba hecho añicos. Vaya que era muy destructivo.
Miro sus manos ahora enguantadas, ¿Como pudo haber roto todo eso el solo?.

Voltio hacia a la puerta e abrió la perilla y miró con felicidad al oso que lo esperaba del otro lado.

—Voy contigo. —afirmo intentando cerrar rápidamente la puerta.

No quería que ese pequeño oso viera su alboroto. Así que solo se fue a la cocina junto con el.

Camino con el, mientras su mente se mantenía entretenida pensando en que podía decirle a su jefe, claro, si este estaba de humor y lo recibía con felicidad.

Llegaron a la cocina. El oso fue para ella mientras el científico se iba a la mesa que se hallaba a pasos de la misma.

Al llegar encontró a su jefe sentado con el periódico en mano. Esperando a que le sirvieran mientras leía.
Y al costado de él, estaba demencia, quién parecía admirarlo con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Y bien? ¿Vas a comer ahora?

Su jefe metió palabra con la voz que solo incitaba miedo.
El científico no sabía muy bien responder. Tenía la certeza de que su jefe le iba a gritar por no llegar al almuerzo.

—Pues sí. Lamentó la demora.

Su jefe bajo un poco el periódico y lo miró alzando las cejas.

—Te estábamos esperando en el almuerzo, no llegaste. Fue un poco decepcionante la verdad.

—Lo sé. Estaba ocupado... No pasará otra vez.

—¿Ocupado? No te deje trabajo aún Flug. .—dejo el periódico de lado y salió de la mesa con una sonrisa que traía terror. Acechando a la vez, con su sombra al científico—. Si andas queriendo establecer un lazo amoroso con alguna persona asociada con la compañía te juro que-

El científico había cubierto su rostro embolsado. Sabía que lo que más odiaba su jefe era que sus subordinados se vuelvan débiles solo por un estúpido romance.
Este ya esperaba un golpe en toda la cara, el cual nunca llegó.

Quito sus brazos y vio a su jefe sostener su estómago e boca con disgusto.

—¿Jefe?

No respondió, ni agredió con acción, solo se fue a camino rápido en dirección al baño.

El científico no sabía que decir.

[..]

No esperaba que esa sensación volviera. Se sentía enfermo. Y lo que no dejaba de brotar de sus labios era esa esencia completamente negra. Haciéndole sentir como si todo su cuerpo se pudriera por dentro.
Estaba seguro de que se estaba enfermando por el cambio de alimentos por el oso ese. Lo maldecía internamente por sus ridículas dietas.

—Lo mata- ¡Blugaj!

Su cuerpo se sentía inútil. Desde ahora debía evitar comer. 

Se limpió la boca con el agua del grifo y se largo del baño.
Quería matar a ese oso, pero aunque lo quisiera hacer, no podía, su cuerpo volvía a sentir esas náuseas. Tenía que contenerse hasta recuperarse.

Regreso a la mesa. Intentando disimular su mal con una firme postura y una cara sería.

En cuanto llegó a la mesa, vió a su subordinado parado, esperándolo con cara de confusión.

—¿Jefe se siente bi-

—Estoy bien. Solo come con demencia. Yo solo quiero mi café de siempre.

No quería hacer caso a esas tontas preguntas de ese sujeto que solo le hacía ver más inútil.

Se sentó en su silla en cuanto hizo aún lado al científico.

Cuando el oso, apareció con su bebida, venía con cuidado, evitando tirar aquella sustancia tóxica que su jefe gustaba beber.
Cuando llegó hasta él, le entregó su bebida corriendo con una sonrisa que solo emitía terror.
Estaba seguro que aquella criatura no lo quería, y claro que el otro se lo hacía recordar con esos gruñidos y ese rostro de amargura.

—Blacky...

—¿Qué pasa Demencia?

Rodó los ojos. Sabía que había algo que la chica siempre se proponía a hacer con tal de molestarlo, inventando una que otra estrategia para llamarlo, entre ellas, hacer preguntas con un final extraño.

—¿Seguirás estando en tu escritorio? Es que extraño mucho hacer los proyectos...

—¿A que va todo esto?

—Es que lo extraño Jefe....

[Nota:
Black Hat no está muriendo ni nada, solo que su cuerpo está tirando todo lo malo que hay en él. Ósea, cuando dice que "se siente enfermo" es enrealidad que se está poniendo sano, ya que al fin y al cabo el siempre estuvo mal, ya que se debe a su maldad.

Ojalá lo hayan entendido. Y sino, me preguntan para aclararlo]

Solo es una lagrima. (Paperhat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora