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Luego de días de vacaciones, su jefe lo mando a trabajar nuevamente.
Aunque los artefactos que pedía ya no eran los mismos que exigía al principio.

Todos habían "perdido" el toque malvado.

Parecía que ya se había ablandado completamente, pero necesitaba observarlo para asegurarse.
Después de cuatro días realizando trabajos, quiso ir directamente a verlo.

—Nerd... ¿Vas a ver a Blacky? —agrego demencia colgando de su pared.

Apenas la notó quiso empujarla lo más lejos posible. Cada que la veía, la imagen de la escena pasaba de nuevo por su cabeza.
El maldito beso lo estaba atormentando. Y no sabía el motivo.

—Así es, ¿Quieres que le dé un beso de tu parte?

Ella sonrió. Bajo de su pared y se puso de pie frente al científico.
Bajo la cabeza un poco y soltó una carcajada.

—¿Qué te hace gracia? —dijo molesto. No quería seguir perdiendo tiempo. Pero se notaba que había algo que ella quería decir.

—Se nota que no soy la única persona que se muere por Black Hat. —dijo y estalló en risas. El científico por parte, estaba asqueado—. Oye, tómalo con algo de calma, solo fue una broma.

Vió como él solo seguía con la mirada sería.
La chica se limpió las lágrimas que había soltado por reírse y luego empezó a rebuscar entre su pelo.

—Si me das una rata muerta de nuevo te mando a China como pidió el jefe el año pasado.

La chica sonrió para sí misma y siguió buscando.
El de bolsa estaba preparándose para cualquier cosa asquerosa que le llegará.
Pues cuando se trataba de ella, cualquier "regalo" que daba, rara vez era algo vivo, pues la mayoría de veces su obsequio se hallaba muerto.

La chica sacó el objeto y el científico su arma, listo para llevar a rastras a la chica hacía su nuevo hogar.

—Hey nerd, tranquilizate. —comento con una sonrisa apoyando su rostro en el arma de contrario—. Solo quería entregarte esto.

La chica le enseño una llave muy vieja entre manos. Y era la misma que abría el cofre que le dió su jefe.

Él no sabía que decir. Discretamente él buscaba en cada rincón para saber la ubicación de esa llave. Pero que ella lo encontrara es tan raro.

—¿Dónde? ¿Cuándo?

La chica ojeo la llave como si nunca la hubiese visto.
Entrecerró los ojos y prosiguió a hablar.

—El lugar donde lo hallé no importa... —solto algo incómoda—. Lo encontre hace una semanas. Dudaba dártelo, ya que eres el primero a quién Blacky le regala algo, y eso me molesta...  pero luego lo pensé mejor, y mejor te lo doy.
—comento cogiéndole con agilidad la mano y depositando la llave entre sus guantes—. Blacky está diferente... Creo que es bueno que vayas a verlo.

La chica dió medía vuelta y se fue.
El científico por su parte bajo el arma y la guardo, mirando detenidamente la llave.

—Lo tuvo todo este tiempo y no lo dijo por andar de celosa. —susurró para sí mismo—. Es ridículo pensar que un regalo signifique una muestra de amor.

Guardo la llave en su bolsillo y prosiguió su caminata. Sin importar cuán ansioso estaba por ver qué hay dentro, quería saber como estaba su jefe.

La simple idea de que a solo unos pasos "el control absoluto de toda la organización" sería para él, lo ponía con un gran gozo.
No iba a desaprovechar está oportunidad.

Solo es una lagrima. (Paperhat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora