✘Capitulo 40✘

307 27 0
                                    

Kail

Pongo mi mano en la espalda de Dana, sé el miedo que le da Adirael. Ese maldito hijo de puta que la torturó durante días.

-Adirael suele estar con Amón, ¿será él el demonio al que James le juró? - pregunta Eyden.

-Posiblemente. - asiente Amelie. -Podríamos llegar a un acuerdo con ese pequeño demonio.

-No, Amón ama el dolor, es un sádico. No aceptara cualquier trato. La querrá a ella. - Lia señala a Dana y esta se encoje. -Sabe que no solo la protegemos por revelarnos, la queremos. Lo usará en nuestra contra.

-No es él. - habla Daeve.

-¿Qué? - pregunta Lia con el ceño fruncido.

-No le juró lealtad a Amón. - Daeve fija sus ojos en mi. -Sabes que es demasiado fácil, vamos chico, piensa. - me mira intensamente y yo le doy vueltas a todo. -James es demasiado poderoso, está unido a un demonio más poderoso.

Entonces lo entiendo, la realidad cae sobre mi como un cubo de agua fría. Sé a quién le juró lealtad, y sé lo que eso significa.

-Amón es poderoso, pero no lo suficiente para poder pasarle tanto poder a un impuro. - suspiro. -Solo hay alguien tan poderoso para convertir a James en algo tan letal.

-No... - niega Eyden cuando logra entender a donde queremos llegar.

-Mi padre. - digo. Amelie suelta un jadeo y se pone visiblemente nervisa.

-Eso es un problema, James es poderoso y cumple las ordenes de Lucifer. Lucfier quiere matarnos, uno mas uno, estamos jodidos. - gruñe Lia.

-Dijiste que James está bajo el control de un ángel caído. - dice mi chica. -Creemos que es Adirael. Vale... - frunce el ceño de una manera muy mona, siempre que está tramando algo se le forma una preciosa arruga en la frente. -Antes dijisteis que James podría pensar por si mismo aunque hubiera jurado lealtad a un demonio.

-Sé a donde quieres llegar, y creeme no funcionara. - la interrumpe Eyden.

-¿Por qué no? Uno de los problemas es que James no está pensando con claridad.

-Aún así, si lo libráramos del control de Adirael, tiene que cumplir las ordenes de Lucifer. Y el juramento no se puede romper.

Dana baja la cabeza y suspira dándose por vencida. Daeve se levanta con la ayuda de Amelie.

-Voy a casa, Alis estará preocupada. - dice. -Las heridas casi han curado, estaré bien. -asiente con semblante triste.

-Te llevo. - me ofrezco.

-No te preocupes.

-No lo hago, pero te llevo. - cojo las llaves de mi coche de encima de la mesilla, donde las lancé la última vez que lo usé y me giro para darle un casto beso a mi novia.

El camino a casa de Daeve es silencioso, el hombre parece sumido en sus pensamientos.

-Sabes que nada de esto es culpa tuya, ¿verdad chico? - dice tras permanecer en silencio unos minutos más.

Suspiro y pienso en si de verdad me siento culpable aún. Y si.

-Estaba débil en el hospital porque yo casi lo mato a golpes. Adirael llegó hasta él por eso. - digo sin apartar la vista de la carretera. -Dime si es o no mi culpa.

-Tú no mandaste a Adirael a por él, no le dijiste a tu padre que lo obligara a jurarle lealtad.

-Eso da igual, sucedió por lo que hice.

-Nadie cree eso, solo tú. - me da una palmada en el hombro.

Estoy a punto de contestarle cuando mi teléfono empieza a sonar. Está conectado al coche así que pulso un botón en el panel de mandos y la llamada se oye a través de los altavoces del vehículo.

-¡Kail! - grita Eyden desde el otro lado de la linea. -Tienes que...Kail vuelve...ella...no sé que hacer. - no termina ninguna frase, está muy nervioso.

-Hermano necesito que te calmes. - pido. Y joder, me ha puesto muy nervioso. Lo primero en lo que pienso es Dana.

Oigo como respira un par de veces antes de volver a hablar.

-Es Layla. - dice. -No está. Joder Kail, se la ha llevado.

Después que logra decir eso deja de hablar con claridad y vuelve a escupir frases sin acabar.

Me tenso y tengo que desviarme de la carretera. Me aparco a un lado y aprieto las manos en el volante.

-Kail. - oigo la voz de Dana en el teléfono. Debe haberle quitado el móvil a Eyden.

-Si cielo, sigo aquí.

-¿Puedes volver a casa? Eyden está histérico y no nos hace caso a ninguno.

Y tiene razón, puedo oír los gritos del chico de fondo mientras ella habla.

-Estoy llegando a casa de Daeve, lo dejo y me vuelvo.

-No. - dice el hombre a mi lado. - Voy contigo, si es mi hijo quien se ha llevado a la chica debo estar ahí.

Asiento y le digo a Dana que en veinte minutos estaré ahí.

Conduzco lo más rápido que puedo esquivando coches y en menos de los veinte minutos que prometí estamos frente a la casa.

Incluso antes de entrar oigo la desesperación de Eyden. Me apresuro a llegar hasta la sala, donde están todos.
Hay cosas rotas por todos lados, la mesa del medio está tumbada.

Eyden está agarrándose la cabeza con las dos manos, de vez en cuando las baja y le da algún puñetazo a la pared. Y todo eso mientras suelta maldiciones.

Voy hasta él, que cuando me ve deja de maldecir y se queda fijamente mirándome. Tiene los ojos rojos y está pálido.

-Se la ha llevado. - murmura.

-La recuperáremos. - aseguro.

-Puede que ya esté muerta.

-No lo está, la traeremos de vuelta.

-¿Por qué? Lo advertiste y aún así no te hice caso, ¿por qué me ibas a ayudar a traerla?

Camino hasta él y pongo una mano en su hombro.

-Porque eres como mi hermano y la quieres. Además, cuando se llevaron a Dana me ayudaste a traerla de vuelta a casa. ¿Por qué no te iba a ayudar?

Eyden suelta un jadeo y se abraza a mi con todas sus fuerzas. Lo siento llorar en mi hombro, pero no digo nada. Dejo que se desahogue.

La traeré de vuelta. Es importante para él, la quiere. Además, esa chica no se merece que le pase nada, lo único que ha hecho ha sido enamorarse de un demonio.

Abismo (Inferno II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora