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Me encanta todo lo que haces,
cuando me llamas maldita idiota por la mierda estúpidas que hago

Yuqi..., suspiré una vez más, hartándome, no debía ponerme celoso, pero había visto que el pelicastaño llamado Seokjin -sí, por fin sabía su nombre- la había abrazado y besado frente a mí. Ella se había quedado estática, sin corresponderle, pero sé que la Yuqi del pasado le hubiera soltado palabras crudas o golpeado. Hubo veces en las que Yuqi me tiró más de un golpe por ser tosco o por pensar que me acostaba con alguien más al mismo tiempo que ella, nunca fue así.

Lo siento, solo me sorprendió; dijo, Yuqi lucía muy tímida últimamente. Eso había notado. Era como si fuera otra persona a la que conocí hace unos meses. No era fría ni calculadora, no era tan fría como el día que me dejó en el motel. Era otra persona, definitivamente, pero no sabía por qué.

Lo normal que haría una chica es golpear o gritarle, mucho más si esa chica está saliendo con alguien; le dije. Ella me miró extraño, con las mejillas poniéndose rojas otra vez. ¡Ya ven! Yuqi ni siquiera se sonrojaba ni cuando la tocaba en público. Ahora sólo le decía palabras y ya estaba así.

¿Estamos saliendo?

Su voz sonó tan suavecita como el algodón. Fue inevitable, sonreí. Debía admitir me gustaba ese lado de ella, ese mundo era desconocido para ella. Así que me acerqué atrapandola con mis brazos. Ella me miraba esperanzado.

Pensé que es lo que hacíamos, le susurré besando su frente; pensé que no serías tan estúpida para no darte cuenta. ¿Quieres que te lo proponga una vez más?

Mi cursilería también salía con ella. Es que, todas las Yuqi me encantaba. La sexual, la franca, la tímida, la divertida. Absolutamente todo me gustaba de ella. Ella dió una pequeña risa torpe y me abrazó con fuerza.

Training wheels + myg [book 2] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora