IT Arrástrame Al Infierno (Henry Bowers X Max Mayfield)

✿Capítulo 3

HENRY:

Sentado en el sofá de casa, avistó una cabellera pelirroja pasar a ras de la calle a través de la ventana. Podría estar loco, pero esa chica no era Beverly, y la única pelirroja que había en Derry, era Max Mayfield. Preguntándose qué demonios hacía por ahí como si estuviera ocultando algo, decidió apagar el televisor y salir tras ella, quería seguirla y saber adónde lo llevaban sus pasos. Por extraño que pareciese, Max no llevaba el skate como de costumbre, y si mal no calculaba la dirección desde la distancia, iba de camino a Los Barrens. ¿Ya conocía Los Barrens para ir allí?. El caso es que, sin preguntarse más estupideces, avanzó sin temor, pero con cuidado si quería no ser descubierto ante la chiquilla repelente. 

Cruzando ya gran parte de los matorrales que dificultaban aún más la trayectoria, la perdió de vista y se detuvo, comenzando a estudiar el terreno y buscando huellas en la arena que pudieran indicarle hacia dónde ir con exactitud. Así pasó varios minutos hasta que una carcajada femenina lo orientó en su camino e intentó averiguar de qué lado provenía la risa, encontrándose nada más y nada menos que a dicho sujeto pelirrojo alrededor de un círculo y acompañada por esos a los que Henry y su banda llamaban perdedores. Pero no parecía algo que pudiera apreciarse perfectamente. Ni tocarse. Los perdedores no se habían percatado de la presencia de Bowers pese a estar prácticamente encima de ellos, y si caminaba con intención de acorralarlos, sentía un dolor inmenso en las sienes que retrocedía cada paso avanzado. Escuchó la "conversación", su nombre salía por todas esas bocas, insultándole, riéndose de él y llamándolo blandengue. ¿Acaso Max ya los había conocido? ¿Acaso se iba ya en esa pandilla de memos ridículos?. Quién sabía, lo que no podía llegar a comprender, era el porqué no era capaz de captar la atención de ninguno de ellos.

━¡Eh, hijos de puta! Estoy aquí ━vociferó, sin bajar la guardia━.

Las risas se hicieron estruendosas, insoportables. Henry tuvo que taparse los oídos y procurar no seguir escuchando las humillaciones a las que parecía estar obligado a presenciar. Era como una especie de visión que, próximamente, podría llegar a suceder. Al intentar seguir hacia adelante de nuevo, una fuerza sobrehumana lo lanzó hacia atrás, estampándole la espalda contra la copa del árbol más cercano. Del dolor, cerró los ojos y, al abrirlos, nadie estaba en el lugar. Se estaba volviendo loco, o eso es lo que pensaba. Se levantó furioso, pero entonces, algo pareció accionarse en algún lugar de Los Barrens, cobrando ese sentido perdido. Al fin. Un susurro a lo lejos, a tan sólo unos centímetros. "¿Quién eres?". Se oyó decir. Henry, a zancadas, llegó a la boca de las alcantarillas y vio a Max hablando sola, charla que finalizó nada más percibir la presencia de Bowers al pisar una rama en mal estado que hizo crujir. La pelirroja, con las manos en el pecho, sintió una especie de alivio al reconocer una cara, tornando enseguida la cara a una más seria e imponente para que Henry no la tomara como una débil chiquilla. Henry, por el contrario, comprendió que la chica que había visto pasar por la ventana no era Max. Ni Beverly. No era nadie. Era algo, era Eso.

 ━¿Qué haces aquí, pringada? ¿Te gusta hablar sola? ━preguntó, con una sonrisilla━.

━Que te jodan, Henry. ¿Qué haces siguiéndome?

━¿Seguirte? Si te sigo es para partirte la cabeza, putita. Me has desafiado en clase, y me lo vas a pagar. 

━Tal vez dentro de unos minutos, tengo una pequeña cita, ¿sabes?. Y llego tarde. 

Max, elegantemente y sujetando el skate con ambas manos y alerta por si debía golpear al ajeno con el mismo, chocó un hombro contra el otro, pasando de largo. Henry, enfadado, extendió la diestra y buscó esa cabellera para estirar bien fuerte y llevarse una buena cantidad de mechones en la mano, pero ella había sido mucho más rápida y hábil en alejarse lo suficiente como para que esa acción no la hubiera alcanzado.