✿Capítulo 8

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MAX:

Al poco de retirarse Henry de la casa por cortesía de la mala educación de Billy, Max intentó tranquilizarse en el sofá, respaldada por Susan, quien la abrazaba constantemente dándole el calor de madre que merecía. Por ahora, nadie preguntó qué le había pasado ni de dónde venía, ni tampoco qué hacía Henry con ella. Neil llamó a la policía de inmediato, a eso de las doce del medio día y, al cabo de diez minutos, un par de policías se presentaron en la morada de los Hargrove con libretitas en mano y un bolígrafo entre los muelles para apuntar la declaración de la menor. A decir verdad, por una parte, Max quería contarlo todo, delatar la guarida del asesino y relatar con lágrimas en los ojos que era un payaso el responsable, un ente diabólico y maligno capaz de transformarse en lo que le diera la gana. Sin embargo, calló durante las dos primeras preguntas. Estaba nerviosa, tensa, inquieta. Se acariciaba las manos constantemente y se limpiaba un sudor que volvía a nacer cada dos segundos. Era imposible. Por suerte, tenía a Susan, quien la procuraba calmar con caricias en los hombros y en el cabello. Las caricias en el pelo eran de sus favoritas, no obstante, ni siquiera con eso era capaz de relajarla.

━Maxine, ¿qué fue lo que viste exactamente y dónde?━preguntó un agente de policía━.

━En las alcantarillas.━respondió al fin con un hilo de voz━. Era un hombre vestido de payaso, pero no siempre iba así vestido. Se transformó en una joven desaparecida, en una tal Jessica Barnes.

Temía estar quedando como una loca chiflada, aunque en el fondo y por las miradas ajenas, sabía que la estaban tratando como tal. Por eso mismo calló y ahogó la ira y la indignación contra sí misma. Lo cierto es que, por la forma tan convincente de contar su versión, parecía que decía la verdad. Ella estaba más que convencida de ello, pero los agentes no. Y tampoco el resto de su familia. Billy no vaciló en soltar una carcajada y llevarse el dedo índice a la sien, dándole vueltas sin que nadie lo viera como diciendo que estaba trastornada.

━Así que un payaso que roba el aspecto de otras personas...Y en las alcantarillas...━dijo uno de los policías, aguantando las ganas de reír━.

Max asintió con la mirada hundida en el suelo, en sus propias zapatillas. Tampoco iba a seguir hablando, todo lo que tenía que decir ya estaba dicho. Era inútil seguir contando lo mismo una y otra vez si la finalidad iba a ser igual: pensar que tenía un pequeño desequilibrio mental. El silencio se hizo el protagonista en el salón mientras los policías apuntaban sus notas en las libretas. Podrían molestarse en ir a comprobar las alcantarillas, pero ese lugar ya lo habían recorrido de principio a fin y no habían hallado nada fuera de lugar. Ese sitio siempre llevaba al mismo lado, estaba solitario y no tenía compuertas ni pasadizos secretos.

━Señores, esto no tiene sentido. El desorden que sufre vuestra hija es un serio problema de rebeldía. Quizá las ganas de llamar la atención hayan podido con ella. Es normal que muchos adolescentes quieran formar parte de esta historia en la que alguien consigue escapar del asesino. Lamentablemente, las alcantarillas tienen un final, nada fuera de lo normal. Por supuesto, cabe destacar que voy a obviar el detalle del demonio mencionado.

Susan miró a Max esperando que la pelirroja se disculpara por haber molestado a los agentes, pero no dijo nada. Siguió perdida en los sucesos y hasta hubo un instante en el que dudó de lo acontecido, de si se había quedado durmiendo simplemente bajo la copa de un árbol y lo había soñado. Toda hipótesis cesó cuando recordó que Henry Bowers la salvó del peligro y de que hubo un beso más, y eso, era lo más real de todo lo surrealista. Para Billy, la situación estaba siendo gloriosa, además, pensaba en aportar su punto de vista en cuanto los policías se fueran de casa. Susan pidió disculpas por la mala conducta de su hija y los acompañó hasta la salida, despidiéndose con amabilidad y con un tono humillante y avergonzado en la voz. No era típico en Max que quisiera llamar la atención de esa manera tan ruin y estúpida. Neil puso los ojos en blanco y se puso la chaqueta antes de salir a trabajar. Ya llegaba tarde.

IT  Arrástrame Al Infierno (Henry Bowers X Max Mayfield)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora